Analistas 31/08/2015

Índice de Riesgo Fiscal Anif en América Latina

Sergio Clavijo
Prof. de la Universidad de los Andes

El año 2015 ha sido de marcado deterioro macro-financiero para las economías emergentes. En particular, cabe resaltar: i) los fuertes deterioros en sus cuentas externas y fiscales, dadas la marcada reversa en sus términos de intercambio, debido al desplome del 50% en los precios del petróleo; ii) fuertes devaluaciones de sus monedas frente al dólar, propiciando riesgos de “frenazos súbitos financieros”; y iii) aceleración de inflaciones locales, con elevados efectos de pass-through cambiario. 

Todo ello se está reflejando en crecimientos inferiores a su potencial; mientras que, durante 2010-2013, los emergentes crecieron a tasas del 6% anual, ahora se perfilan hacia expansiones de solo 3.5% durante 2015-2016, con particular afectación de América Latina (creciendo cerca de cero).

Dadas estas circunstancias, resulta apropiado analizar las perspectivas fiscales de América Latina a través de nuestro Índice de Riesgo Fiscal Anif (Irfa), el cual resume en un solo “escalar” los riesgos fiscales resultantes de los problemas de flujo-liquidez (déficit) y/o stocks-solvencia (deuda). Sin lugar a dudas, el mayor nivel de riesgo fiscal esta en cabeza de Brasil, llegando al umbral de “alto riesgo” (mayor a 3) durante 2014-2015. Allí, el postramiento de su sector real (por cuenta del llamado “costo Brasil”) le significó volarse sus metas fiscales en 2014, llegando a déficits fiscales del 6% del PIB (doblando su meta del 3%). Recientemente, su Ministro de Hacienda, Levy aceptó que las contracciones del PIB-real a tasas del anuales del -3% tampoco le permitirían cumplir sus metas fiscales en 2015. Todo esto llevaría su stock de deuda a niveles superiores del 70% del PIB en el próximo quinquenio (vs. 66% actualmente). No sería extraño que esta maraña de afugias fiscales, y dada la baja gobernabilidad de su Presidente, Dilma, llevarán a que Brasil perdiera su grado de inversión hacia mediados del 2016. 

En cambio el problema fiscal de México radica más en sus flujos (déficit del 4.6% del PIB en 2014) que en sus stocks (deuda del 50% del PIB al cierre del mismo año). Si bien su Irfa es el segundo más alto de la región, su sector real estará gozando de buenos impulsos provenientes del rebote de los Estados Unidos (a donde se destina el 71% de sus exportaciones). 

Si bien Chile se mantiene con favorables niveles del Irfa, cercanos al rango más bajo de riesgo fiscal, la reversa en los precios del cobre (-42% vs. sus picos de 2011) le ha significado aumentos en el valor del índice hacia el 1.1 (vs. 0.8 de años anteriores). Ello es consistente con deterioros en su déficit fiscal hacia el -1.5% del PIB en 2015 (vs. superávits del 0.6% hace un par de años) y hacia el 14% del PIB en su stock de deuda pública (vs. 12% un par de años atrás). Aunque estas cifras continúan siendo favorables, preocupan los costos prospectivos de su reforma educativa, lo cual los llevó a incrementar su Imporrenta empresarial del 20% al 25%. 

El fin del auge minero-energético le ha significado a Colombia deterioros en su Irfa hacia niveles del 1.6-1.8 durante 2014-2015 (Vs. el 1.5 del 2012). Ello obedece a déficits fiscales del 2.5% del PIB en cabeza del consolidado (vs. el -1% del PIB de 2011-2013), habiéndose incluso “esfumado” los superávits primarios de años anteriores. Con ello, el stock de nuestra deuda pública se ha deteriorado hacia el 46% del PIB (vs. el 42% de años anteriores). Ello ha agotado el espacio fiscal para el gasto de infraestructura por la vía de obra pública que veníamos defendiendo desde Anif.

El agravante de todo esto es que Colombia viene “perfeccionando el arte de la postergación de las reformas estructurales” en los frentes pensionales, laborales y tributarios, arriesgándose con seguir el expediente de Brasil. No se nos haga raro, entonces, que a la vuelta de un semestre las calificadoras de riesgo nos pongan en “outlook negativo”, dadas las amenazas fiscales derivadas del menor crecimiento potencial prospectivo.