Analistas 01/07/2025

Inflación y desaceleración económica: desafiando a bancos centrales

Sergio Clavijo
Prof. de la Universidad de los Andes

La FED decidió a mediados de junio-2025 mantener inalterada su tasa-repo en 4.5%, en línea con lo esperado por el mercado. Adujo en su decisión unánime que el ritmo de crecimiento económico, bordeando un 2% anual, y que la tasa de desempleo, sosteniendo un saludable 4.2%, eran compatibles con esa postura monetaria.

Sin embargo, el mercado leyó en las señales futuristas del directorio y en las explicaciones de Powell un mayor grado de preocupación con posibles rebrotes inflacionarios hacia el 3% al cierre del 2025, en vez del añorado 2.3% que se había proyectado anteriormente. Ahora se tiene mayor probabilidad de que la tasa repo solo se reduzca en una ocasión y hacia el 4.25%, en vez de finalizar en el rango 3.75%-4% que presagiaban la mayoría de los analistas meses atrás. Si bien la lectura actual de la repo-real de la FED bordea el 2% anual, en línea con su promedio histórico, la actual coyuntura puede requerir niveles mas bajos, dados los riesgos de desaceleración de la actividad económica global.

La preocupación inflacionaria tiene al menos dos potentes justificaciones para el caso de los Estados Unidos: i) los datos de abril y mayo no han permitido medir aun el impacto del alza arancelaria en ciernes (estimada en +0.7% anual sobre el IPC), pues la entrada en vigencia de los “aranceles recíprocos” tan solo ocurriría en julio y a niveles inciertos, moviéndose en rangos tan amplios como +10% a +25% respecto de los que se tenían en 2024; y ii) el escalamiento del conflicto Israel-Irán y la persistencia del referido a Ucrania-Rusia han producido una tendencia alcista en los precios del petróleo llevándolos de US$65 hacia US$75 brent. Esto último entraría a presionar precios de la gasolina al consumidor en los Estados Unidos por encima del “cómodo” US$3.50 galón que ha permitido contener mayores presiones inflacionarias en este primer semestre del 2025.

Gráfico LR

Así, el balance de “relativa tranquilidad” macroeconómica dado por la FED encierra compensaciones al interior de los pronósticos de consenso. De una parte, se reducen las perspectivas de crecimiento, pasando del 2.3% hacia 1.3% en 2025, y, de otra, se eleva el pronóstico de inflación del 2.3% hacia el 3% anual, antes señalado.

En el caso de nuestro Banco de la República (BR), la situación macrofinanciera también se ha complicado, en parte por contagio internacional, pero especialmente por daños fiscales autoinfligidos por el gobierno. En nota reciente explicábamos las incidencias de haber invocado el gobierno “cláusulas de escape” (inexistentes) a una maltrecha credibilidad en la Regla Fiscal (… ahora denominada a nivel internacional como “Colombian-Fiscal-RulEXIT”).

Al repetir en 2024-2025 déficits de gobierno central tan altos como 7% del PIB, implicando balances-primarios (antes del pago de intereses) de -2% del PIB, Colombia está ad-portas de recibir una nueva degradación en su calificación de riesgo país. Cabe recordar que ya estamos a nivel de “bonos-basura” en TES-denominados en dólares y pronto en TES-pesos si una segunda calificadora se une a la degradación que ya había hecho Fitch en ese mercado.

Mas aun, los TES-dólares actualmente están siendo más castigados que los bonos-soberanos de Costa Rica, cuya calificación está dos niveles por debajo de los de Colombia. Esto indica que el mercado, para propósitos prácticos, ya ha descontado otra rebaja más en la calificación de riesgo-Colombia, al tiempo que los spreads-EMBI marcan castigos de +325 pbs (unos 150 pbs por encima de México o Chile).

Y los desafíos inflacionarios para el BR también se han gravado, pues al corte de mayo se mantenía una inflación cercana al 5.1% anual, tanto en la total como en la subyacente (sin alimentos). Este ha sido el resultado de inercia inflacionaria alimentada por excesos de reajuste en el SML y una sobre expansión en gasto operativo-burocrático gubernamental, en antesala a la contienda electoral del 2026.

Luego cabe preguntarse si el BR estará en capacidad de llevar su repo-real-subyacente del actual 4% hacia el deseado 2%, a fin de sostener el pronóstico de crecimiento del 2.5% para el 2025. La respuestas se inclina ahora hacia un NO, pues difícilmente podría continuar bajando su repo-nominal del 9.25% hacia un 6.5% para finales del 2025. Esto solo sería viable si la inflación subyacente cerrara en 4.5%, pero el grueso de los analistas la ve más bien cerca del 5%. Por el momento, el mercado se inclina mas hacia un cierre de la repo-nominal cercana al 8%, implicando que su repo-real estaría en el 3%, con algo de alivio respecto del 2024, pero insuficiente para despejar las amenazas de menor crecimiento y mayor tensión en la cartera con problemas. Esta última continua en 11.2%, respecto del promedio histórico del 8%, al incluirse “los castigos”.

Aunque el parte gremial sigue cantando victoria en su puentes con el Petrismo, las cifras nos dicen que lo que se tiene es un colapso del crédito, donde su relación con el PIB ha caído del 52% al 40% durante 2020-2025 (ver gráfico adjunto). Mas aun, la trayectoria de expansión real del crédito ha sido de -6%, -4% y -1% durante 2023-2025, luego difícilmente podría uno concluir que “el motor de la recuperación del crédito” ha provenido de la expansión crediticia (entre otras razones porque la relación Inversión/PIB continúa postrada en 17% a lo largo del gobierno Petrista).

TEMAS


Inflación - Economía - Colombia