Analistas 28/10/2024

Informalidad laboral y escalamiento en relación SML / SMedio

Sergio Clavijo
Prof. de la Universidad de los Andes

El país viene debatiendo los inconvenientes de una reforma que insiste en encarecer la mano de obra formal en cerca de 20%. Esto ocurriría, principalmente, a través de acortar el horario laboral de carácter nocturno y de elevar los costos dominicales y festivos, además de limitar el uso de los contratos a término fijo.

Cabe recordar que se tenían algunos avances en formalidad laboral resultantes de la Ley 1606 del 2012, la cual había logrado reducir las cargas no-salariales de 63% a 52% de la nómina. Se venía observando que, como resultado de dicha Ley, los cotizantes a seguridad social (de al menos cada seis meses) se habían incrementado de 45% hacia 50% de la PEA.

No obstante, los cotizantes de 12-meses (con lealdad 100% al sistema PILA) bordeaban tan solo 25% de la PEA. Si definimos “formalidad laboral” según lealdad con el PILA, en Colombia la informalidad laboral está actualmente entre 50% y 75% de la PEA. Este debilitamiento institucional que traería dicha reforma laboral ahora viene a combinarse con tendencia alcista en la tasa promedio de desempleo. Durante 2002-2010, el país había logrado reducir el desempleo de 15% hacia 12%, gracias a superar el difícil periodo de “Estado semi-fallido”. En el periodo 2011-2015, esa tendencia descendente del desempleo continuo hacia 9%. Pero con el fin del super-cíclo de commodities, esas ganancias se reversaron y el desempleo volvió a elevarse hacia un promedio del 10.5% en 2019. Y, nuevamente en 2024, estamos proyectando un desempleo de este orden, tras el breve alivio de 10% observado en 2023. Así, el periodo 2025-2026, de cierre del gobierno petrista, estará marcado por alzas en la dupla de informalidad y desempleo-abierto.

Como es sabido, el encarecimiento laboral de la contratación formal acarrea incrementos en la informalidad laboral y debilitamiento fiscal en la seguridad social en salud y pensiones. Esto ocurre especialmente cuando el Estado desborda la Salario Mínimo Legal (SML) respecto de la productividad, ya que este afecta a 60% del mercado laboral formal de Colombia.

En países desarrollados donde la incidencia del SML es tan baja como un 10%, el daño Estatal a través de exagerados reajustes en el SML es mucho menor (S. Link, 2024 “The Price…” JPEconomics, nov.). Pero aun en Europa se tiene un acalorado debate laboral a través del cual se ha establecido que si la relación SML / SMedio supera 60% se entra en la zona de “sacrificio en generación de empleo”. Ahlfeldt et al. (2022, “Optimal Minimum Wages”, CEPR) concluían mediante modelos de equilibrio general que si la relación SML / SMedio tiende a superar 50% se empiezan a obstruir los canales de optimización del empleo frente a los canales de maximización de bienestar de los trabajadores. En aquellos países que, como Alemania, manejan SMLs tanto a nivel nacional como regional se discuten estrategias de acercamiento de los dos objetivos.

Pero en Colombia hemos venido superando esa franja del 60% en las tres últimas décadas y tenemos dos periodos de agravamiento: elevándose del 70% hacia el 90% en 2001-2007 y nuevamente en este periodo 2021-2024 (ver gráfico adjunto). Esto significa que solo durante los años 1995-1998 Colombia parecía estar en los umbrales en los cuales dicha relación no afectaba tan negativamente la generación de empleo formal. En efecto, esa relación estaba cerca del 60%, donde teóricamente los objetivos de beneficios laborales Vs. Empleo no chocan. Sin embargo, es claro que en las dos últimas décadas estos objetivos han estado en constante choque.

Explicábamos, a raíz del reporte de la Misión de Empleo-II (2022), que la promoción de empleo apoyada en impuestos de destinación-específica termina generando efectos cruzados indeseable. En efecto, la historia de Colombia indica que el país optó por erradas cargas contributivas atadas a la nómina salarial (hasta de 63%), ensanchando recursos parafiscales, pero causando informalidad y postración en productividad laboral, todavía a niveles del 25% de la equivalente en los Estados Unidos.

Así, en vez de promover empleo formal, los excesivos costos explican desempleo estructural de dos dígitos y “economía del rebusque” de bajísima productividad que representa un 50% del mercado laboral (medido por aquellos que no aportan al PILA) y hasta del 75% (medido por aquellos que no aportan los 12 meses al PILA).

La Ocde señalaba recientemente que la relación SML / SMedio en Colombia era de las más elevadas y registraba cifra cercana al 90%, pero nuestra cifras indican un valor mas cercano al 80%. Aquí valdría la pena que los estudiosos de los temas laborales revisaran los cálculos del SMedio, donde se tienen fuentes con información disímiles: i) las cifras Dane, vía cuentas-nacionales, deben permitir calcular la remuneración al trabajo y de allí inferir el SMedio (supuestamente incluyendo la del trabajo informal); ii) las encuestas de hogares tienen el problema estructural de no estar afianzadas en pagos, sino en reportes voluntarios y contienen serios sub-reportes en la franja alta de remuneraciones; y iii) las cifras del PILA, que corresponden a pagos a la seguridad social, también presentan problemas sub-reportes de los independientes, porción laboral que se ha venido incrementando (ver gráfico adjunto).

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Desempleo - Seguridad social - Salario mínimo - Dane - mercado laboral