Analistas 17/03/2025

Política monetaria e inflación persistente en 2025

Sergio Clavijo
Prof. de la Universidad de los Andes

Los datos de inflación en estos inicios de 2025 no habían sido favorables al propósito de continuar la desinflación lograda a lo largo de 2024, cuando se había logrado reducirla de casi 10% a 5,2%. Y ahora la guerra arancelaria global desatada por el testarudo Trump amenaza con agravarla.

Por ejemplo, los datos provenientes de EE.UU. indican que la inflación total ha vuelto a elevarse de 2,6% hacia 2,8%, mientras que la inflación subyacente se muestra persistente cerca de 3,2%, todavía muy superior al objetivo fijado por la Fed de 2%. Y frente a la guerra arancelaria se tiene un ambiente de mayores expectativas inflacionarias inmediatas a nivel global; esto como resultado de sobre aranceles de 25% para Canadá y México, de 10% para China y sobretasas de 10% para acero, aluminio y también para el cobre.

En el caso particular de EE.UU., la inflación al por mayor ya muestra anticipaciones en alzas de precios resultantes de esos mayores aranceles. Aun si dichos sobre aranceles lograran desactivarse parcialmente, el daño inflacionario ya está hecho, pues el comercio se viene escudando en ello para anticipar encarecimientos en toda la cadena productiva. El resultado es que los pronósticos de inflación, en vez de perfilarse hacia 2,2% para finales de 2025, se ven en la franja 3%-4% en 2025; y cerca de 5% en 2026, de persistir dicha guerra arancelaria.

Esto había llevado a la Fed a pausar su repo en 4,5% y, más recientemente, se tienen señales de necesidades de elevarla hacia 5% en el segundo semestre del 2025. Esto contrasta con el escenario preguerra arancelaria que pronosticaba reducciones de la repo-Fed hacia 4% para finales de 2025.

Tasa Repo-Real-Core Latam

En el caso de Colombia, las malas noticias inflacionarias se repitieron al corte febrero-2025, al persistir la inflación cerca de 5,3% anual y una inflación subyacente en 5,4% (sin alimentos). Desde noviembre-2024 se pasmó la reducción inflacionaria y, a pesar de la mejoría climática, ahora se tienen los efectos de “heridas autoinfligidas” por la administración Petro al causar marcados incrementos en el costo de energéticos, debido a su torpeza administrativa en Ecopetrol-ISA.

Además, las finanzas de estas entidades se han venido deteriorando al mermar su producción, rescindir excelentes negocios de fracking; esto a pesar de la relativa estabilidad de la cotización US$75-US$80 en el Brent por barril. Las importaciones de gas se han puesto a la orden del día y se tienen serios desafíos en infraestructura para acoplamiento a gas-líquido en mayores volúmenes de los imaginados.

Para agravar la situación, se evidencian daños causados por la elevada “dependencia fiscal” ante persistentes déficits fiscales bordeando 7% del PIB en 2024 y cercanos a 6% en 2025. Las calificadoras (todas) han tomado nota del peligroso incremento de +5 puntos del PIB en la relación Deuda Pública Bruta/PIB, ahora cercana a 67% al cierre de 2024. Luego llama negativamente la atención que Mhcp, Confis y hasta Carf (supuestamente independiente) “atestiguan” que se cumplió la Regla Fiscal.

A pesar de este dictamen (de tiro al blanco-fiscal-móvil) lo factual es que esa marcada elevación en el stock de la deuda pública, en presencia de mayor inflación y de elevadas tasas de interés, conlleva un serio deterioro estructural. Por esta razón, todas las calificadoras han procedido a poner en “perspectiva negativa” la calidad de nuestra deuda pública en estos inicios de 2025.

El propio BR señalaba, en su Junta de diciembre-2024, que “la dependencia fiscal” y las presiones de costos salariales, con un SML ajustándose nuevamente muy por encima de lo razonable (9,5% vs. una “regla universal” que sugería un 5,5%), estarían forzando al BR a ir de manera más lenta en su reducción de tasa-repo. De allí que dicha tasa-repo se ubicara en 9,5% nominal (con solo -25 pbs en diciembre) frente al objetivo de haber logrado una tasa-repo del 8% nominal (compatible con una repo-real neutral de 2%).

En su reunión de enero-2025, el BR ratificó su postura en 9,5%, con lo cual se ha tenido que prolongar el “apretón monetario” que deja a Colombia con una repo-real de 4,3%, inclusive superior a la del cierre de 2023. Y computada contra inflación subyacente cerró en 3,8% real en 2025. Si las nuevas fuerzas al interior de la JD-BR llevaran su tasa repo de 9,5% hacia 7,5% a lo largo de 2025, y la inflación cerrara en 4,5%, entonces cabe esperar que la repo-real se reduzca de 4,3% hacia 3% y calculada contra la inflación-core llegaría al deseado 2% real.

De no lograrse, por cuenta de la alta dependencia fiscal y la inercia derivada de excesivos reajustes en el SML, se tendrían negativas incidencias sobre la recuperación crediticia y el esperado rebote del PIB-real, pasando eventualmente de 1,7% en 2024 hacia un 2,5% en 2025.

Nótese que algo similar han tenido que realizar los bancos centrales de Brasil y México. Inclusive ellos tuvieron que elevar su repo-real hacia 9,75% en Brasil y a 5,6% en México para finales de 2024, para asegurar de esta manera los flujos de capital que les permitieran fondear sus exagerados déficits fiscales (bordeando 7,5% y 6% del PIB, respectivamente). Allí también se tiene serios desafíos para mantener crecimientos del PIB-real superiores a 3% anual, pero las presiones fiscales y la obstinada inflación han forzado a sus bancos centrales a actuar precautelativamente.

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Política Monetaria - Inflación - Estados Unidos - Aranceles