Analistas 01/09/2025

Propósitos nacionales: orden público, finanzas sanas e infraestructura

Sergio Clavijo
Prof. de la Universidad de los Andes

Desde la Constitución de 1991, el país ha tomado conciencia sobre la urgencia de definir propósitos verdaderamente nacionales y, una vez identificados, perseverar en tales objetivos hasta alcanzar metas claramente definidas. Uno de ellos y tal vez el más exitoso ha sido el relacionado con otorgar independencia al Banco de la República, BR, para que este instrumentara políticas conducentes a asegurar un descenso de la inflación. Gracias a tal perseverancia, el proceso de desinflación logró bajarla desde persistentes niveles de 20% anual (1960-1990) hacia el rango 2%-4% anual (2000-2019). Y, además, la flotación cambiaria permitió superar la penosa crisis financieras (1995-2002).

Y, sin embargo, aun en este frente antiinflacionario el periodo de pospandemia (2021-2025) ha resultado desafiante, pues el BR estará cumpliendo su quinto año consecutivo de pérdida de la meta inflacionaria. Esto ha conllevado un “apretón monetario” con indeseables consecuencias en materia de freno crediticio, el cual ha caído de representar 52% del PIB a solo un 40% en 2024. Este nivel de profundización crediticia es actualmente la mitad del observado en Chile, lo cual nos indica que algo anda mal en nuestro desarrollo financiero. Y también se tiene un mercado de capitales estrecho, donde la bursatilidad del Msci-Colcap es solo de 20% del PIB, mientras que el correspondiente a Chile llega a 80% de su PIB.

Gráfico LR

Cabe reflexionar también sobre cómo la turbulencia política en pospandemia nos ha impedido avanzar en los propósitos nacionales más apremiantes para 2026-2030: el orden público, el saneamiento fiscal y la consolidación de la infraestructura, especialmente la de transporte. Frente al tema de paz, ya se tiene bien identificado el gran daño que ha hecho la permisividad con el narcotráfico, desde el mismo momento en que se negoció la supuesta paz en 2016. El área cultivada en coca y los ingresos de los narcotraficantes se han mas que duplicado desde entonces, generando los conocidos problemas de orden público, especialmente en Nariño, Cauca, Valle del Cauca y el Catatumbo hacia Venezuela. Restablecer el imperio de la ley será tarea primordial del nuevo gobierno.

Un segundo propósito nacional debería ser el saneamiento fiscal a través de contener el desbordado gasto público improductivo y mejorar el recaudo tributario. La reducción del gasto-operativo debe aportar cerca de 1% del PIB, bajando el gasto primario (antes de intereses) nuevamente a 18% del PIB, mientras que el recaudo debe incrementarse en otro +1% del PIB; pero esto último requiere reducir las exageradas exenciones al IVA, de tal manera que la tasa efectiva se eleve del actual 10% hacia cerca de 17%, y sin necesidad de alterar la tasa nominal general de 19%, tal como lo he explicado en diversos documentos (ver SSRN Clavijo, 2025).

Y, además, deberá el nuevo Gobierno contener la bomba-fiscal que se ha montado con la pretensión de elevar las transferencias territoriales (SGP) de 4% del PIB hacia 7% del PIB, tal como lo ha advertido el Carf. Esta falta de visión fiscal le ha costado a Colombia (2022-2026) el escalamiento de la relación deuda pública bruta desde niveles de 60% hacia el actual 67% y un disparo en el pago de intereses a niveles de 4,7% del PIB anual, ver gráfico adjunto. Todo este deterioro fiscal nos ha hecho perder el acceso a la línea contingente del FMI y está generando castigos de +350 pbs en los spreads de riesgo país.

Por último, se tiene el gran desafío de retomar la senda de avances en dotación de infraestructura que se tuvo durante 2002-2018, lo cual implicaba asignar cuantiosas “vigencias futuras” y ampliar la participación concesional del sector privado a través de reglas del juego claras y con aseguramiento jurídico adecuado. Particularmente dañinas resultaron las políticas Petristas anti reajuste de gasolina-Acpm, alteración de los cronogramas de los peajes y el cuestionamiento fiscal de las vigencias futuras; todo ello deberá recomponerse y ratificarse durante el próximo cuatrienio, pues es evidente que no habrá mayor espacio fiscal para pensar en el expediente de obras públicas.

Relatan Edmonds y Eidinow (2004 “Bobby Fischer Goes to War”) que la fracasada economía de la Unión Soviética bajo Stalin (1935-1953) no tenía nada para ofrecer, generándose hambrunas y gran descontento social, situación que fue enfrentada con el establecimiento de un régimen de terror. Este ha prevalecido y ensanchado Putin en las dos últimas décadas.

Se ideó entonces el stalinismo tres propósitos nacionales: el ballet bolshoi, el mejor circo acrobático mundial y la dominancia global del ajedrez soviético (para demostrar que ellos eran los más inteligentes del planeta). Este último propósito nacional edificaba sobre la idea del Zar Pedro I que en 1907 promovía el ajedrez como disciplina nacional. En dicho libro se explica cómo “el aparato-Estatal” logró dominancia ajedrecística hasta que, en 1972, un muchachito de Brooklyn destronó la zaga soviética, evidenciando que la competencia se imponía al aparato-Estatal. Ojalá que el nuevo Gobierno de Colombia haga algo similar y superemos las “ideologías” con hechos que se tornen en propósitos nacionales para continuar mejorando nuestro bienestar, como veníamos haciéndolo durante 1991-2022.

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