Turismo en Colombia y su medición
Recientemente, el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo informó que la cifra de turistas en el país durante 2018 bordeó los 4,3 millones de visitantes (equivalente a un cre- cimiento del 10,4% frente a 2017). Esto vino acompañado de un anuncio de revisión de las estadísticas de turismo en Colombia, la cual “sinceraba” las cifras y adoptaba las metodologías sugeridas por la Organización Mundial del Turismo. Las nuevas cifras dan cuenta entonces de cerca de 4 millones de turistas, cuando anteriormente se llegaron a contabilizar hasta casi 8 millones.
Con la nueva metodología empleada por el MinCIT se pretende excluir a las masas migratorias venezolanas (calculadas ya en 1,3 millones) de las cuentas de turismo nacionales. Si bien el MinCIT no entregó mayor detalle sobre los cambios metodológicos de medición, sí informó que se dejaron de contabilizar a los extranjeros que ingresan por las zonas fronterizas. Anif también está a la expectativa sobre el tratamiento que se les dará a los llamados “turistas colombianos”, que por su naturaleza deben tener un manejo especial para no caer en conclusiones ingenuas sobre el “descubrimiento de Colombia” en el posconflicto por este grupo de visitantes. Claramente esto tendría otra connotación si se trata de “nuevos turistas” provenientes del mundo de- sarrollado, por sus implicaciones en materia de “multiplicador económico”.
En particular, Anif ha venido sugiriendo esclarecer el monto de colombianos residentes en el exterior que visitan el país, estimados en unos 800.000 por año, de un total cercano a los 5 millones. De hacerse este tipo de ajustes, entonces encontraríamos que los “verdaderos turistas” con impacto macroeconómico son actualmente unos 3,5 millones/año. Esperamos que este tipo de elementales reflexiones sirvan al menos para que el alto gobierno coordine la producción de cifras consistentes, pues el MinCIT, Procolombia, Migración Colombia y el Dane manejan cifras dispares en materia de “turistas en Colombia”.
La buena noticia proviene de estarse ahora conociendo el crecimiento del número de turistas por país de origen. Por ejemplo, los turistas provenientes de EE.UU. han venido creciendo a tasas del 14,5% anual (TACC du- rante 2014-2018); los de España al 7,7% anual; los de Francia al 16,3% anual; pero nuevamente el problema es no saber la cifra neta de los que tienen origen colombiano, pues dichos países experimentaron una gran llegada de colombianos en décadas anteriores. El número de turistas “bruto” en el país ha venido creciendo a ritmos de 11,4% TACC en la última década.
Pero sorprende entonces que la participación del sector turismo tan solo represente 2% del PIB colombiano. A este respecto, los datos de gasto por visitante extranjero refuerzan la hipótesis de que se trata de un “turismo mochilero”, que pocas divisas le deja al país. De hecho, la revisión estadística a la baja en el número de turistas (arriba comentada) implica que el gasto per cápita (resultante de cruzar los datos de la Balanza de Pagos del Banco de la República y el MinCIT) se eleva a los US$1.450 por turista. Esta cifra es elevada, pues supera el gasto de turismo observado, por ejem- plo, en Francia (US$600) o España (US$800). ¿Resulta entonces que Colombia es más cara que Europa o sus visitantes más adinerados?
Lo anterior también sugiere como hipótesis que el sector turismo de Colombia se usa como excusa para el lavado de dineros del narcotráfico. Ante la triplicación del área cultivada con coca y la duplicación de las exportaciones de droga, también hemos venido anotando que el rubro de remesas de la balanza de pagos muestra incrementos en sus valores que van a contrapelo de la reducción del número de colombianos en el exterior relativo al que se tenía antes de la crisis global de 2008-2009. Anif ha calculado que se requeriría haber incremen tado los salarios de colombianos en el exterior a ritmos del 10% anual para poder explicar las entradas de remesas y lo que hemos visto es que se han incrementado tan solo a ritmos del 5% (ver Comentario Económico del Día 12 de marzo).
La Ley de Turismo que se viene impulsando en el Congreso apunta a profundizar el ecoturismo en el país, aprovechando que el posconflicto estaría habilitando zonas biodiversamente ricas (antes inexploradas). Sin embargo, esto requiere inver- sión en infraestructura que anda rezagada y la mejor forma de dimensionar su potencial es em pezando por hacer bien la aritmética de los que nos visitan, sus orígenes y los dineros que actualmente aquí gastan (lo cual no puede conocerse con simplemente preguntarlo en los inoficiosos registros de los visitantes ante la aeronáutica).