El pesimismo y el ambiente negativo del país no se compadece con la situación macroeconómica.
Veamos, la presión fiscal por el aumento del IVA viene teniendo impacto mesurado, con resultados en la disminución del déficit fiscal, inflación controlada y crecimiento económico; las tasas de interés están a la baja; las exportaciones vienen mejorando; y las obras de infraestructura y vivienda están impactando la competitividad regional. Las inversiones en educación avizoran un mejor futuro para la sociedad toda.
La mala imagen entre los colombianos del Presidente Santos apuntala ese negativismo, con preocupación mayúscula entre los empresarios nacionales. La corrupción y los escándalos mediáticos enquistan ese negativismo, que además golpea el proceso de paz, proceso que, dentro de las dificultades y la incomprensión de las consecuencias del NO democrático, avanza; tanto que existe disminución de la violencia y de las afectaciones por actos terroristas. La seguridad viene mejorando en la mayoría del territorio patrio; con la posesión del nuevo vicepresidente, el General (r) Naranjo, se afianza esta senda.
Hay que proteger la paz dentro de los parámetros de la Constitución y la institucionalidad. La violencia política armada está en camino de desaparecer, tenemos que lograrlo. El trabajo coherente por la reconciliación y el perdón, que realizan líderes como Mockus, es el camino. Desde el Gobierno, la transparencia y los resultados pensando en el largo plazo, como las ejecuciones de Vargas Lleras en todo el territorio nacional, el buen gobierno de Char en Barranquilla, y la planeación de Peñalosa en Bogotá, son un buen ejemplo. Además, los resultados de la pujanza paisa, el renacer del Valle, el desarrollo de la Costa Caribe y el fenómeno de Santander, son aliento para lo regional.
Ahora bien, la estabilidad de nuestra economía, el esfuerzo por la paz y los buenos ejemplos públicos anteriores, lo mismo que los positivos resultados empresariales, impactan en los inversionistas extranjeros, quienes ven a Colombia como una región de oportunidades y un país adecuado para su crecimiento. Fondos internacionales, empresas multinacionales, la banca multilateral y en general, inversionistas extranjeros, ven a Colombia como país con futuro.
La mayor prueba de crecimiento económico es la disminución de los hogares en pobreza y el aumento de la clase media.
Ciertamente tenemos que, mejorar la institucionalidad, con ajuste a la administración de justicia para que sea oportuna y eficaz; disminuir la carga y aligerar los trámites para que la actividad empresarial formal pueda aumentar con entusiasmo y con estabilidad jurídica. El crecimiento regional es fundamental, siendo los logros locales el gran desafío. Además, tenemos que combatir los males de la intolerancia, la violencia y por supuesto la corrupción, que son talanqueras para avanzar como sociedad.
Creámonosla, estamos mejorando. Aprovechemos la buena imagen internacional y su apetito por apoyar el desarrollo de Colombia. Propendamos por aumentar las inversiones empresariales y de infraestructura, así como el gasto del gobierno con impacto social, sin corrupción. Protejamos el empleo y la capacidad de consumo de los hogares. Paralelamente, trabajemos por mejorar nuestros males endémicos, así como los coyunturales del pesimismo, para consolidar un crecimiento sostenido de desarrollo y de bienestar para la mayoría de los colombianos.