Sectores empresariales, que por décadas han construido país con grandes aportes económicos y sociales, en tan solo seis meses con la pandemia y la consecuente emergencia, entraron en crisis, con peligro de cierre.
Cada día desde abril, tres empresas piden entrar en insolvencia según la Superintendencia de Sociedades, siendo los más afectados los sectores comercio y servicios. Hay que rescatar el tejido empresarial. Pero, ¿es pertinente crédito estatal a empresas privadas, como el caso de Avianca?
Las múltiples postergaciones del confinamiento que obstaculizaron la planeación e imposibilitaron la obtención de ingresos, han dificultado la actividad de la gran mayoría de las empresas privadas. Los alivios en materia crediticia y la liquidez para la reapertura son fundamentales. La receta del salvamento, por lo impredecible, no existe. Se requieren medidas audaces y mucha solidaridad.
El Gobierno ha hecho grandes esfuerzos y paquetes de ayudas, que en algunos casos no han llegado conforme su propósito. Ha ofrecido avales para respaldar los préstamos que tramiten al sector financiero las micro, pequeñas y medianas empresas para pagar nóminas y así tratar de frenar la destrucción de empleo. El Banco de La República ha bajado sus tasas de referencia y ha apoyado la liquidez de los bancos para que estos irradien créditos al tejido empresarial.
De forma complementaria, a través de entidades estatales especializadas, el Gobierno puso a disposición de las empresas de todos los tamaños y sectores económicos, recursos por $2 billones. Múltiples líneas de crédito como “Colombia Responde” de Bancoldex en la que se ofrecen recursos al sector turístico, aviación y su encadenamiento. No obstante, la mayoría de las empresas en las condiciones de análisis de riesgo tradicionales no pueden acceder a esas líneas crediticias.
Avianca hizo su respectivo trámite, habiendo obtenido en principio aprobación de US$370 millones, lo que ha generado polémica y debate político, académico y consecuente resonancia en medios de comunicación. Era inevitable, por la agitada disputa por su propiedad, por el proceso de insolvencia que adelanta en EE. UU. y por ser una empresa que registra su sede fuera de Colombia.
En el mundo entero, las aerolíneas que al parar le harían un retroceso al país donde su operación es de alto impacto, los gobiernos las han ayudado con subsidios e inversión de capital, hasta el punto de que algunas pasan a propiedad estatal.
Avianca impacta el mercado nacional de manera relevante tanto en transporte de pasajeros, como de carga; aporta en la competitividad colombiana. Su participación de mercado en pasajeros supera la mitad, habiendo rutas sin competencia, evidenciando concentración, pero si se apaga sería nefasto.
Según el Ministro de Hacienda, Avianca contribuye con más de 500.000 empleos en su operación y aporta $14,6 billones al año a la economía colombiana. Sería muy costoso para el país restablecer las conexiones que se perderían con su cierre.
Por todo ello y su gran impacto en la vida económica y social del país, es pertinente el apoyo crediticio estatal, hecho de manera cuidadosa, diligente y con garantías, que aseguren el beneficio directo a nuestro país.