El estallido social de los últimos días ha puesto en alerta nuestra democracia y ha hecho evidente que tenemos instituciones débiles. Pero, de tal dificultad y de la necesidad de salir de la pandemia y reconstruir la economía y el empleo, debemos salir fortalecidos, siendo nuestra Constitución el principal instrumento.
De igual manera, se ha puesto en evidencia que el auto llamado Comité Nacional del Paro, no representa a todos los jóvenes quienes han sido carne de cañón en los enfrentamientos vandálicos en estas protestas. Los bloqueos viales, están generando desastres económicos y sociales y, destruyen el empleo que ya venía afectado por los confinamientos. La pandemia nos tiene en jaque, con alerta roja hospitalaria por saturación del sistema.
La presencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que tiene sesgo político, evidentemente es echarle leña al fuego en la tarea malévola comunicacional de informar al mundo excesos de la fuerza pública, sin el equilibrio necesario de destacar la democracia colombiana y el trabajo del gobierno en materia de defender la Constitución y los derechos humanos.
La Policía ha tenido que actuar para detener el terrorismo, los desmanes y los bloqueos viales.
No obstante, el gobierno ya anunció propuesta de ajuste institucional, clamor de las manifestaciones. Las marchas con vandalismo y los bloqueos que conllevan desabastecimientos, son desafío a la vida. Basta ya!.
Ahora bien, los jóvenes tienen suficientes razones para protestar. Pero, el odio de algunos muchachos reflejado en su actuar violento en las marchas, nos obliga a pensar que algo hemos hecho mal como sociedad o, que quienes tienen interés en desestabilizar el país con fines políticos o en ciertas regiones con fines mafiosos, han logrado influenciarlos en ese despropósito.
De igual forma no se ha logrado comunicarles a los jóvenes que protestan y a otros muchos que no ven claro su futuro en la sociedad, que el gobierno ha fortalecido programas y presentado nuevas medidas que son un gran paso para resolver sus demandas y para un mejor futuro.
Es un hecho que la mayoría de los 22 millones de pobres son jóvenes. Sin embargo, pareciera que los manifestantes no conocen que para mejorar esa situación el gobierno ha implementado programas como la gratuidad en matrícula para jóvenes de estratos 1, 2 y 3 en universidades y formaciones técnicas de demanda laboral, línea de crédito con incentivos para emprendedores del agro, subsidio al empleo juvenil y, programa para jóvenes propietarios de vivienda, entre otros.
La vivienda ha sido gracias al apoyo gubernamental, instrumento económico y de equidad social. Hoy jóvenes entre 18 y 28 años están representando más del 40% de los nuevos beneficiarios compradores de Vivienda de Interés Social VIS, con subsidio a la cuota inicial y a la tasa de interés de la parte financiada que puede llegar hasta el 90% del valor de la vivienda, el gobierno además ofrece ser fiador de dicho crédito hipotecario.
Con todo lo anterior y una buena gestión de la coyuntura actual, se puede vislumbrar posible mejor futuro para los jóvenes y por supuesto para el país.