Mi habitual columna de opinión y análisis para este diario económico coincide con que esta semana nació mi primera nieta. Momento de profunda alegría, de máxima expresión de amor familiar. Lo que me lleva además a reflexionar sobre el mundo y el país que le tocó a mi generación, frente al que le corresponde a la generación que comienza.
Desde el punto de vista científico, las transformaciones que antes se daban luego de largos períodos de tiempo, ahora suceden a diario. El científico que marcó la modernidad, Albert Einstein falleció en 1955, año en el que nacieron los genios de la tecnología Bill Gates y Steve Jobs, científicos que participan de las mayores historias de negocios de nuestra generación, soportadas en investigación, diseño e innovación.
En los años 60, nació el conflicto político mundial denominado Guerra Fría, entre los bloques formados por las nuevas potencias Estados Unidos y la Unión Soviética, después de la terminación de la mayor contienda bélica de la historia, la Segunda Guerra Mundial y, de la descolonización, hechos que marcaron a la humanidad.
Estados Unidos en 1969 consiguió la mayor victoria en la carrera espacial, al colocar el primer hombre en la luna, símbolo de desarrollo científico.
Para esa época, nuestro país estaba sumido en la pobreza. Colombia contaba con 16 millones de habitantes, de origen fundamentalmente rural, con bajo ingreso per cápita, siendo el principal producto de exportación el café.
La actual población es 75% urbana, con concentraciones importantes en ciudades - región, lideradas por Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla; y una clase media creciente.
Desde lo empresarial, las grandes marcas eran la General Motors, Ford, General Electric, Coca-Cola y en general industrias pesadas; entre los ricos se contaba con Rockefeler, industrial fundador de compañías como Exxon Mobil.
Hoy las líderes son empresas como Amazon, Apple, Google y Facebook; y a su turno, el hombre más rico del mundo es Bill Gates.
En Colombia eran la Federación Colombiana del Café; Bavaria del Grupo Santodomingo; siguen siendo Bancolombia, en manos del sindicato antioqueño y el Grupo Aval del principal banquero Luis Carlos Sarmiento Angulo. En la actualidad, el valor de un jugador profesional de futbol equivale al de una empresa grande del país.
Para mi generación, tener un campeón mundial colombiano de deporte era casi imposible. El récord mundial de la hora en ciclismo de Cochise Rodríguez en 1971 y el triunfo en 1973 de Kid Pambelé como campeón de boxeo, fue algo excepcional. No ganábamos prácticamente nada; nos superaban países del vecindario como Brasil, Cuba, Venezuela y Argentina, entre otros.
Hoy somos campeones suramericanos por segunda vez; y contamos con múltiples deportistas campeones mundiales.
En los juegos olímpicos ya figuramos entre los países de la región con mayores medallas obtenidas. En futbol éramos humillados en torneos internacionales; hoy somos potencia.
Colombia pasó de país subdesarrollado y aislado, a una nación en desarrollo, más educada, con grandes avances económicos y sociales. La generación de mi nieta, hija de millennials, ha de ser de la tecnología, comunicaciones y competitividad.
Antes éramos simplemente ciudadanos de un país, con un ámbito de desarrollo local y reducido. Mi nieta también colombiana, ha de ser ciudadana del mundo, pero crecerá en el amor por la Patria.