Hábitat: caso Singapur
viernes, 1 de noviembre de 2024
Sergio Mutis Caballero
Grandes problemas de informalidad en el mundo han sido resueltos con hábitat de alta calidad y construcción masiva de vivienda formal. Así, se corrigió exitosamente en Singapur la informalidad urbana.
El panorama social y de vivienda en Colombia es complejo: empleo perdido, baja productividad y caída en el poder adquisitivo, están profundizando la pobreza y la desigualdad, contradiciendo las metas del gobierno. Este mes de septiembre registró el nivel más bajo de ventas de vivienda en una década. Además, la reciente imposición de aranceles a productos del acero encarece la construcción, exacerbando la crisis en el sector. Gran frustración.
Singapur, en 1959, al independizarse, más de 75% de su población vivía en asentamientos informales. El nuevo gobierno entendió que, para ser ciudad sostenible y segura, debía erradicar la informalidad mediante instrumentos como la construcción de vivienda. Por ello, implementó un plan de vivienda formal, basado en una visión a largo plazo de desarrollo urbano, crecimiento económico, educación y tecnología. Introdujo dos opciones de vivienda asequible: arrendamiento con opción de compra y venta con financiamiento accesible.
Entre 1960 y 1985, Singapur erradicó la mayoría de los asentamientos informales, logrando sus metas. Hoy, cerca de 88% de los hogares en Singapur son propietarios, un resultado que destaca cómo una política de vivienda bien estructurada, con hábitat adecuado, impulsa tanto la calidad de vida como el crecimiento económico.
En contraste, Colombia presenta nuevos obstáculos. Los subsidios a compradores de vivienda social son insuficientes y se asignan de manera incierta, agudizado por recortes presupuestales. Aunque el gobierno anunció un plan de reactivación en agosto, sigue sin cumplirse. El sector de la construcción de vivienda formal ha perdido alrededor de 120,000 empleos en el último año. La cadena productiva sigue en deterioro y la intención de compra paralizada en algunos sectores. La informalidad crece. Bogotá que genera la mayor necesidad de viviendas, agravado por temas normativos, en ajuste, tiene congelado gran parte de su suelo.
A pesar de las dificultades, la demanda de vivienda sigue creciendo, lo que impulsa el desarrollo inmobiliario, incluidas viviendas para arriendo y turismo. Hay proyectos que les va bien y contribuyen a construir ciudad. Además, algunas de las principales ciudades colombianas avanzan en mejorar infraestructuras y programas de vivienda formal, según sus planes de desarrollo.
Las políticas públicas y la planificación no pueden quedar a merced de factores externos; son necesarias medidas correctivas inmediatas que integren confianza inversionista, subsidios efectivos para los compradores de vivienda social (nacional y locales complementarios) y tasas de interés accesibles para facilitarles el cierre financiero (lo que va por buen camino).
Para evitar espiral de deterioro en el sector, Colombia puede mirar hacia Singapur como un ejemplo de compromiso con la construcción de vivienda formal y el desarrollo sostenible, ambos anclados en una visión a largo plazo.