Analistas 20/04/2017

Más vivienda con menos endeudamiento

Sergio Mutis Caballero
Presidente Grupo Valor

A pesar de la situación del vecindario, nuestra economía sigue creciendo. Si bien el año pasado se expandió a tasa de 2,0%, que corresponde a un desempeño equivalente al mediocre del final de la década pasada en el entorno de la crisis financiera internacional de 2008 y existen sectores que tienen desempeños negativos, el fortalecimiento de las instituciones financieras, la expansión del comercio, el desarrollo de la infraestructura y el mercado de la vivienda, han venido impulsando el crecimiento económico del país.

Según el Fondo Monetario Internacional, Colombia para este 2017, tiene proyección de crecimiento económico de 2,3%, duplicando al promedio de América Latina que es de 1,1%.

En efecto, la dinámica de la vivienda encontró en 2016 un año récord en número de inmuebles construidos, venta de viviendas nuevas, desembolsos de créditos hipotecarios, operaciones de leasing habitacional y construcción de inmuebles para arriendo. Este comportamiento hoy tiene caídas por sectores y regiones; se percibe una leve desaceleración y en particular, se perfila una menor participación de crédito hipotecario para financiar las transacciones inmobiliarias.

De hecho, ya para el año pasado, en materia de financiación, las instituciones desembolsaron $3,8 billones en más de 75.000 créditos; aumentando el número de desembolsos pero en más viviendas, con lo que cada comprador utilizó un menor porcentaje de financiación para adquirirla.

A su turno, las regiones y los departamentos tienen participaciones en el PIB nacional y comportamientos tan disímiles como interesantes. Las cuatro principales economías regionales, están teniendo crecimientos por encima del promedio. Estas participan en más de la mitad del PIB consolidado. Bogotá agrega el 25,2%, Antioquia 13,7%, Valle del Cauca 9,5% y Santander 8,5%.  Hay que incentivar más a las regiones.

Las instituciones financieras tienen que encontrar otras formas para crecer su cartera, máxime que los bancos hipotecarios tienen gran capacidad. Seguir por la senda de financiar vivienda para arriendo, financiar la infraestructura hotelera, contribuir a cierres financieros de proyectos que de manera complementaria cuentan con aportes del mercado de capitales, son alternativas.

Los programas del gobierno de subsidios a la demanda para beneficiar con vivienda, principalmente a los hogares más necesitados, deben mantenerse para contrarrestar la senda de desaceleración actual del consumo. En los hogares menos favorecidos, la oferta de vivienda nueva sigue siendo menor a la demanda. La disminución del apetito por comprar vivienda en estratos medios y especialmente altos, no necesariamente es por falta de capacidad de compra, sino por aplazamiento de las decisiones. 

No obstante esta realidad y que los ingresos derivados del alquiler de los inmuebles están disminuyendo, la inversión en propiedad raíz es una oportunidad vigente; alternativa rentable, sumando el canon y la valorización. La innovación y la construcción sostenible quedan al orden del día. Debería haber un subsidio a la tasa u otro incentivo tanto para desarrolladores como para compradores de viviendas nuevas en edificaciones que cumplan aporte al medio ambiente y en construcciones sostenibles; la certificación Leed americana es un buen indicador para este propósito.

En resumen, la vivienda es instrumento de ahorro y de formación de patrimonio; consolida ello que los hogares están adquiriendo vivienda con menor endeudamiento.