Analistas 02/07/2025

La cuenta de banco emocional, una idea que amerita ser recordada

En el ámbito de liderazgo, se sabe desde hace un tiempo que la confianza y la conexión con los colaboradores son factores fundamentales para conseguir resultados de manera sostenible.

El autor Steven Covey, en su libro sobre liderazgo “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva”, muestra un camino que considero valioso recordar. Covey presenta la idea de que la confianza en las relaciones interpersonales, sean estas laborales o personales, están reguladas por una cuenta de banco emocional. Esta es una cuenta imaginaria que tiene toda persona y funciona de manera similar a una cuenta de banco. En la medida que se le hagan depósitos emocionales a una persona, en la forma de una acción positiva que demuestra cuidado, respeto y atención, su cuenta emocional crece, y por ende su confianza en la relación. En la medida que hagamos retiros, a través de acciones que hagan sentir al otro como un objeto, o que es un medio a un fin, su cuenta emocional disminuye - y también su nivel de confianza en la relación.

Entre las acciones positivas que ayudan a crecer una cuenta de banco emocional encontramos la validación del otro a través de una escucha activa, el apoyo al otro en momentos de dificultad desde un lugar auténtico y compasivo, la admisión de errores y la muestra de vulnerabilidad. Entre lo que causa retiros está la falta de empatía frente a situaciones personales difíciles, ignorar sus ideas y enfrentar problemas con una actitud de sabelotodo que desestima los aportes del otro.

Este concepto es especialmente relevante para alguien que ocupa un cargo de liderazgo siendo que, entre lo que mueve a sus colaboradores a estar genuinamente comprometidos y motivados, es su nivel de confianza en la persona que los lidera. Por lo tanto, resulta imprescindible para quien lidera, hacer depósitos de manera regular en las cuentas de banco emocionales de sus colaboradores. Es una manera de cuidar la relación y construir un piso sólido de confianza, sobre el cual hay más fluidez, más conexión y resulta más fácil resolver diferencias y enfrentar retos.

Es evidente que con su modelo, Covey abonó el terreno para crear lugares de trabajo más humanos, donde se vela por el bienestar emocional de las personas. Sin embargo, el título de su libro nos deja saber que él no considera al liderazgo más humano como un fin en sí. Él nos recuerda que como líder, ser más humano es el terreno donde la efectividad individual y organizacional florecen.

Entre los estudios que apoyan su propuesta se encuentra el de la consultora Deloitte. Esta reveló que en empresas donde hay un liderazgo más humano, se logra un nivel de compromiso más elevado, y como consecuencia se evidencia un nivel de productividad 23% más alto y un mayor índice de retención.

En un entorno global altamente competitivo, en el que a una mayoría de empresas las guía la filosofía “más es más”, y por el otro lado, a los colaboradores la creencia “o soy feliz acá, o me voy”, ser un líder genuinamente más humano resulta una ventaja competitiva.

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