No existe Premio Nobel de Economía
jueves, 9 de octubre de 2025
Silverio Gómez Carmona
No voy a discutir si la Economía es una ciencia, como la Física, la Química o la Medicina. Sencillamente la Economía no descubre nada se asimile a lo que hicieron quien, tras años de investigación, consiguieron aislar por primera vez las células “T” reguladoras, un tipo de linfocito esencial que modula la actividad del resto del sistema inmunitario, y protege al organismo de enfermedades autoinmunes, por lo que tres científicos acabaron de ganar el Nobel de Fisiología y Medicina.
Creo que la economía tiene un gran atributo en el uso de instrumentos para coyunturas específicas que en otros momentos no tienen nada que ver, lo cual le quita el carácter de permanente y universal que sí caracterizan a la ciencia. ¿Qué tiene de científico que el dólar se devalúe cuando el país que lo posee sube los aranceles o está endeudado al tope, si la teoría convencional dice que a mayores aranceles hay revaluación para compensar costos?
Alfred Nobel, químico e ingeniero, inventor de la pólvora, lo tenía claro. Al finalizar el siglo XIX (1896) dispuso que los réditos anuales de su capital acumulado fueran a un fondo para que anualmente se distribuyeran en cinco partes iguales para premiar descubrimientos o inventos en las áreas de física, química y medicina, escrito la obra más importante en literatura y trabajado en favor de la paz del mundo. Para nada incluyó a la economía u otra área como la psicología o antropología que comparten con su carácter no exacto. Así de claro.
¿Entonces qué pasó? A finales de los años sesenta del siglo pasado (1968), el B. Central de Suecia, celebrando su 300 aniversario, montó un premio titulado “Premio de Economía del Banco de Suecia en memoria de Alfred Nobel”. Una operación de vitrina bien pensada financiada y pagada con plata del banco y logró que el premio fuera gestionado por la Real Academia de las Ciencias de Suecia. Es entregado por las contribuciones destacadas a la economía.
La estrategia del Banco ha sido efectista al lograr “engañar” a todos, lo cual no lo valida, como lo demuestran A. Offer y Gabriel Söderberg, profesores de la U. de Oxford en su libro “The Nobel factor”, publicado por Princeton University. Todo indica que la pretensión del banco era lograr que la sociedad se convenciera de que la política monetaria y otros análisis económicos fueran declaradas asuntos técnicos, científicamente fundamentados y así evitar la controversia y debates políticos y sociales. Esto ha ido pretendido en muchos países, incluyendo aquí. En ninguna ciencia de habla de “política” como pasa en economía, (monetaria, fiscal, cambiaria, etc.) lo cual abre sin duda la discusión y debate, en el entendido que su impacto sobre la sociedad es desigual y muchas veces “manejado” para favorecer intereses específicos que una ciencia no tolera. Los economistas no pueden eludir la discusión, esa sí válida, no a lo chambón de Petro.
Pero hay más. Robert Fogel recibió el premio en 1993 al considerar, entre otros asuntos, que la esclavitud en EU había sido un sistema sólido, rentable, eficaz y sostenido en el tiempo y en 1992 el galardón se dio a Gary Becker para quien la subordinación de las mujeres en la actividad laboral es simplemente un instrumento para optimizar la asignación de los recursos. ¿Qué tiene eso de científico? En la termodinámica o en la evolución no cabe margen interpretativo.
Muhammad Yunus y su Banco Gramenn, quien, si revolucionó la banca del microcrédito, no recibió el trofeo de economía, sino el Nobel de la Paz (2006). ¡Por algo será! Lo reseña Econofakes, del español Juan Torres López).