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miércoles, 19 de junio de 2024
Silverio Gómez Carmona
El país tiene que agradecerle mucho a Luis Carlos Sarmiento Angulo, pero para destacar dos hechos sobresalientes: la construcción de Ctic, Centro de Tratamiento e investigación sobre Cáncer Lcsa, cuya donación mal contada pasó de US$400 millones, que muy pocos colombianos podrían hacerla, pero fue él quien la hizo y eso lo premia.
La segunda es todavía más importante y poco conocida. Mientras los países desarrollados como EU, Alemania, RU y China comenzaron en 2020 a producir vacunas para atender a sus habitantes por el covid y los laboratorios solo vendían a quien les pagara de contado, Colombia, entre otros países, sufría el ataque inclemente de la pandemia y la noche era más negra cada día. Estábamos metidos en un oscuro túnel sin salida. El presidente Duque y su ministro Ruiz parecían misioneros por el mundo, pero no lograban despachos si no giraban la plata. Había una gran urgencia y por más emergencia decretada, el mandatario no podía darse el lujo de esperar la tramitomanía o exponerse a que la “oposición rastrera” lo condenara. Él personalmente decidió llamar a los diez empresarios más pudientes de Colombia para que apoyaran al país otorgándole al gobierno un préstamo. La mayoría de ellos sacaron disculpas argumentando que la situación de sus compañías no era la propicia. Solo Luis Carlos Sarmiento Angulo le respondió sin titubeos y de inmediato: “Sí Presidente ¿Cuánto es y dónde le coloco la plata?”. Dicho y hecho. Fue mucha, pero mucha plata. Y el país comenzó a respirar. Los empresarios siempre se juegan por sus empresas y negocios, lo cual es su oficio, pero no siempre por el país y Sarmiento lo hizo.
Hoy es otro momento de la historia de nuestro país, ya no de pandemia, pero sí de un gobierno que erróneamente se eligió y cuya ruta pinta peor que la pandemia y tardaremos mucho tiempo en levantarnos. Habrá sudor y lágrimas a montones. Petro lo hace a conciencia y eso lo diferencia, pues es su modelo. Basta con mirar las chambonas reformas presentadas en impuestos, salud, pensiones y trabajo, entre otras, y el clima de incertidumbre y desconfianza que él y su gente han generado. Quien desconozca la corrupción en el Palacio de Nariño y la irresponsabilidad en el manejo de la economía no es ingenuidad u oposición sino mala intención. Lo de la llamada “paz total” es un desastre en los territorios, al igual que el crecimiento de las siembras ilícitas, la desaforada extracción minera ilegal y la proliferación de bandas criminales, para no incluir la toma de decisiones absurdas como la de suspender exportaciones de carbón a Israel, apoyar a Hamás, complacerse con las dictaduras tropicales, criticar a Europa por sus decisiones políticas y destrozar el fisco. El descache en los recaudos es inaudito y el culpa toda de Hacienda. Hay que recortar el gasto no $20, sino más de $ 60 billones. La chambonada la reconoció el mismo Petro, en un mensaje claro: ¡Hago lo que se me da la gana! Y ¿Qué?
Doctora María Lorena Gutiérrez, cabeza del Grupo Aval, por el retiro de Lcsa: con la economía no se juega, pero menos con el país. Colombia va mucho más de un gobierno dañino, que solo tiene como objetivo estatizar todo, incluyendo a la banca, como lo afirmó en la asamblea de bancos (los bancos reciben depósitos y el gobierno coloca los créditos y les da una comisión). Por su inteligencia, seguro Ud. lo percibe y lo entiende. Hoy el problema no es de oferta de crédito, sino de demanda, pero si el gobierno regala la plata, pues claro que se coloca, pero eso es un tiro en el pie. Un dato de su interés: El crecimiento de la economía en el primer trimestre de este año es el más bajo y mediocre del primer trimestre desde 2010. Y eso solo se arregla con política de la buena en el manejo de la economía. Porque la economía es un asunto político y Petro lo sabe muy bien. Es gracias al trabajo de los guerreros colombianos que trabajan todos los días, la situación nones peor. No entiendo por qué se desconoce esta realidad.
Exigir al gobierno, que a diario nos empuja al abismo, es un derecho de los ciudadanos y nada que ver con la reducción que el gobierno ha hecho del debate al comprar asquerosamente al Congreso. Lo demás sí es jugar con el trabajo, la economía y el bienestar de los colombianos, que usted se supone defiende. Uno se resiste a creer que esa sea la nueva línea del grupo más poderoso de Colombia. O que se debe entrar a transar dizque en aras de ayudar y no hacer daño. El daño ya está hecho.
Que tal decir que la Reserva Federal está politizando la economía de EU porque mantiene arriba las tasas de interés al considerar que no se ha reducido lo suficiente la inflación en EU. Otro dato: el costo de vida ha bajado en Colombia, pero es el más alto de América Latina, excluyendo los atípicos casos de Venezuela y Argentina.
Vendaje. Produce tristeza y rabia lo que está pasando en el Departamento Nacional de Planeación. Su jefe, de profesión sindicalista de la vieja guardia, anuncia como su primera gran realización que los indígenas tendrán y manejarán su propio gobierno. Que frustración para los técnicos y estudiosos de una entidad que fue modelo en el país. Y los economistas y técnicos no pueden callar sobre el tema, como tampoco en casos como Colpensiones, nuevo MinCIT, Minagro, Minhacienda y Banco Agrario, entre otros.