El primero de mayo pasado el presidente Juan Manuel Santos firmó el decreto que reglamenta el teletrabajo en el país como instrumento para la generación de empleo y autoempleo, y que brinda garantías laborales a los teletrabajadores.
Con este decreto, que reglamenta una ley de 2008, Colombia da un paso firme hacia el impulso de esta modalidad laboral -llevar el trabajo a la gente y no la gente al trabajo-, que puede generar grandes beneficios para los colombianos.
Beneficios tales como una mayor calidad de vida para los empleados que pueden ahorrarse cada día una o más horas de desplazamientos a la empresa y compartir más tiempo con sus familias; una mayor productividad de parte de ellos y de las empresas; ciudades menos contaminadas y con menores niveles de congestión vehicular, son solo los más visibles.
Las tecnologías que habilitan el teletrabajo -virtualización, computación en la nube, telefonía IP, teleconferencia, telepresencia y software de colaboración, entre otras-, sumadas a la banda ancha, son hoy económicas, fáciles de utilizar y eficientes. El país ha avanzado en infraestructura y cuenta con un proyecto de llevar la fibra óptica a 700 municipios. Y ahora tiene un avanzado marco legal de teletrabajo que podría ser ejemplo para los demás países latinoamericanos.
Las condiciones están dadas para que Colombia adopte masivamente este modelo, que representa una forma más inteligente de trabajar. Pero es necesario que empresas, academia, gobierno nacional, alcaldías y gobernaciones den pasos importantes para que este decreto no se quede en el papel.
Hoy, solo algunas multinacionales y grandes empresas lo están adoptando, pero las pyme podrían ser las más beneficiadas con la masificación del teletrabajo, más ahora que deben ser mucho más competitivas para enfrentar los retos del TLC. Las pyme deberían utilizar los recursos financieros destinados a oficinas físicas y orientarlos a mejorar plantas de producción, capacitación de sus empleados, tecnologías que mejoren su productividad y les garanticen conectarse con clientes y proveedores.
La firma del decreto es un primer paso para masificar el modelo en el país, y los ministerios TIC y de Trabajo tienen iniciativas para promoverlo, pero se requiere mayor decisión de parte del gobierno nacional y los gobiernos locales y regionales.
En Cisco, basados en nuestro conocimiento de las tecnologías que habilitan el teletrabajo y en nuestras experiencias exo, creemos que hay que meterle velocidad al arranque, y masificar el teletrabajo debe convertirse en un proyecto país, con medidas como las siguientes:
El ejemplo comienza en casa. El gobierno y las entidades públicas podrían iniciar lo antes posible proyectos piloto de adopción del teletrabajo. Pero prontitud no significa improvisación: debe haber una acertada implementación, para que estos proyectos sean exitosos y dignos de imitar. Fracasos en este sentido podrían frenar la decisión de las empresas de dar el paso.
Estímulos atractivos y tangibles. Los incentivos pueden ser, por ejemplo, de tipo fiscal, para que las empresas que inicien un proyecto piloto o cumplan con un porcentaje mínimo de teletrabajadores tengan un descuento atractivo en los impuestos.