Covid-19 es distinto y la respuesta económica también debe serlo
Diferentes analistas económicos han tratado de estimar los efectos del coronavirus que sin duda va a tener un impacto más grande que los atentados del 11 de septiembre de 2001 o la crisis financiera de 2008. Mientras Goldman Sachs estima que en 2020 EE.UU. decrecerá 25%, Morgan Stanley calcula que el decrecimiento va a ser del orden de 30%. En el caso de Colombia no es solo el impacto de la pandemia sino los choques externos de la caída en precios de petróleo, las remesas, y el turismo.
Para mitigar choques externos ya existen lecciones en cómo abordar esas crisis. La mayoría de países han procurado en moderar los impactos económicos sobre los más necesitados, por dos razones: justicia social y contrarrestar la desactivación de la economía.
En ningún caso la emergencia debe volverse una fuente de financiación de bajo costo. Si algún banco llega a tener retos de solvencia ya existen mecanismos para atenderlos, la crisis no es para resolverles sus problemas. Los programas sociales para la gente deben estructurarse para que gasten, se debe promover el consumo.
Aun asumiendo buenas prácticas de condicionalidad, el reto económico y social es en esencia uno de demanda. El aislamiento extremo afecta todo lo relacionado con el consumo que representa dos terceras partes de la economía. Los trabajadores informales y muchos independientes quedan sin la capacidad de generar ingresos por el aislamiento. El comercio y el turismo pierden también sus clientes y por ende sus ingresos. El cierre de fronteras internacionales no deja a los exportadores aprovechar el dólar caro.
Aunque se adopten medidas para sobrepasar crisis, si todos estamos aislados y no podemos consumir, la economía se va a estancar. El patrón de consumo se va a ver afectado, nadie va ir a un restaurante o obra de teatro por temor de contagio. Esto requiere un estímulo de demanda no solo monetario, especialmente si la crisis se prolonga y debe ser diferente. No es suficiente aplazar impuestos, congelar precios, refinanciar créditos, aunque eso es lo necesario y vital.
Para afrontar el Covid-19 nos tenemos que salir del libreto y adoptar medidas no-ortodoxas que complementen las respuestas tradicionales:
• El volumen de la ayuda debe ser grande, si se soluciona después se puede recortar. En estímulo directo de gasto el programa de Portugal alcanza 3% del PIB y el de Canadá 4% del PIB. En Colombia el estimulo fiscal debería ser mayor a 3% de PIB o cerca de $2,4 billones.
• Nadie se debería quebrar por el Covid-19. En general, la extensión de garantías y créditos blandos ha sido contundente: España 20% del PIB, o Inglaterra 15% del PIB. Si algo es fuerza mayor es esta pandemia, se debe revisar el pago y la causación de interés para empresas y ciudadanos o sino un tsunami de quiebras va a hacer este problema mayor.
• Excelente la idea de implementar la ya anunciada devolución del IVA mandando cheques a las casas, pero esto se podría expandir a más hogares y aumentar su monto. Este puede ser el momento también de expandir Familias en Acción o Programas de Adulto Mayor. Necesitamos que los hogares gasten.
• Hay que eximir de impuestos temporalmente, todo lo que aumente la capacidad de atención médica. Inversión en equipos médicos, dotación de establecimientos prestadores de servicios de salud, etc., así no estén directamente relacionados con Covid-19. Incluyendo los arriendos necesarios que se van a requerir para expandir el número de camas. Esto incluye renta y IVA.
• También se debe aprovechar la crisis para ampliar la definición de la economía naranja. Si beneficiamos el comercio digital y todo su ecosistema logramos mayor consumo. Todo esta economía digital y su logística física también debería estar temporalmente exenta de impuestos. Necesitamos poder consumir mientras estamos aislados físicamente.
Esto son solo ideas para que esta pandemia sea solo una recesión y no una depresión.