Parece que sí, pero no es tan claro. Las tasas de cambio son como el tango, requieren de dos. La realidad estadounidense que parecía floreciente, empezó a mandar señales mixtas. La llegada de la variante Delta está frenando la reactivación económica que se veía imparable. Nuevamente se está exigiendo tapabocas. Mientras tanto, la pérdida del grado de inversión y la agresiva tercera ola de covid en Colombia añaden a la incertidumbre. El receso del dólar a $3.500 lo quebrantó el covid afuera y el populismo por dentro. Romper la barrera técnica de $4.000 puede significar una nueva realidad, por lo menos, hasta las elecciones del próximo año.
El dólar es la moneda de reserva global. Irónicamente, aunque una crisis económica sea causada por los EE.UU., el dólar tiende a fortalecerse, porque los inversionistas buscan resguardo en el papel verde durante las crisis. El estímulo global, superando los US$10 billones, tiene disparadas las bolsas hacia una exuberante alza. El crecimiento económico de EE.UU. puja para revaluación.
El estímulo a la demanda y las restricciones de producción causaron temor de inflación, lo que a su vez ocasionó que los bonos de tesoro de 10 años subieran a 1,7%. La perspectiva de un alza de tasas de interés americana atraería más capital hacia EE.UU. buscando rendimientos, lo que naturalmente fortalece el dólar. Desde marzo, el dólar se apreció no solo contra el peso, sino casi frente la totalidad de las monedas. Si antes el rumbo del peso lo definía el petróleo, ahora lo hace el ritmo de la vacunación, pero especialmente los riesgos de repuntes de covid.
El futuro se parece al Reino Unido, epicentro de la variante Delta. Según The Economist, las actividades en público de este país se han reducido en un 5%, por las restricciones cerraron sectores enteros de la economía. Ya julio cambió la tendencia de recuperación, marcado por un incremento de 26% de muertes por covid en EE.UU. a causa de la variante Delta. El primer caso de Delta ya se identificó en Colombia.
El alto precio del petróleo, carbón o café marca, pero ya no es determinante. La economía colombiana viene en franca recuperación, la tercera semana de julio presentó el más alto consumo de energía en la historia del país. Ya BanRepública aumentó en 0,5% para llevar a 6,5% el crecimiento proyectado para 2021. A pesar de falta de presión inflacionaria, el temor de devaluación podría llevar a un aumento de tasas empezando en 2022. Sin esta decisión, la tasa de cambio seguirá devaluándose.
La llegada de la variante Delta es probable que funda la incipiente reactivación. Pero más que la desaceleración que es un fenómeno global, la pérdida del grado de inversión es un síntoma individual. El riesgo país ha aumentado 60 puntos básicos. En junio la inversión extranjera directa en Colombia cayó 21,3% mientras que la inversión colombiana en el exterior subió 36,4%. Aunque capitales golondrina siguen entrando, la inversión de largo plazo que muestra confianza disminuye.
Se podrá decir que la devaluación es temporal. Que es gente cubriendo riesgo por una posible alza de tasas del Emisor. Con los retos que tiene Colombia de narcotráfico, violencia o corrupción, nunca antes había estado en duda la gobernabilidad para frenar el populismo. Por primera vez lo está.