Inversiones forzosas
martes, 27 de agosto de 2024
Simón Gaviria Muñoz
El anuncio de incrementar las inversiones forzosas es una salida en falso, que como la “Constituyente,” se anuncian sin detalles. Podría ser un esfuerzo por dirigir la economía hacia propósitos loables, una estrategia para desviar un incómodo ciclo noticioso, o un intento por forzar a los bancos, cuyos propietarios tienen medios de comunicación, a negociar un acuerdo.
También es un reconocimiento de no lograr mover la máquina de lo “público” para ahora privatizar esfuerzos. Además, muestra un desconocimiento de herramientas como Fogafin que lograrían el mismo propósito sin traumatismo. Lo que sea, causar incertidumbre gratuita solo contribuye a lastimar el empleo y la inversión.
Muchos interpretamos el anuncio del gobierno asumiendo la definición técnica de inversiones forzosas. En otras palabras, el gobierno selecciona unos sectores que quiere privilegiar con crédito más barato. Para lograr esto, los bancos privados tienen la opción de comprar títulos emitidos por el gobierno, el cual ofrecería crédito subsidiado sectorial o colocar los créditos que ofrece el gobierno en las mismas condiciones.
Sería interesante saber si hubo un estudio técnico para definir estos sectores o simplemente son las prioridades del gobierno de turno.
Esta política de inversiones forzosas fue popular en el siglo pasado, pero se desmontó debido a sus malos resultados, que encarecían el margen de intermediación. Estudios del Banco Mundial y BanRep estiman que, para Colombia, podrían añadir entre 0,2% y 1,5% de costos adicionales.
A pesar de la recomendación técnica, solo se mantuvo la inversión forzosa del sector agropecuario gracias al inmenso poder de este sector en el Congreso. Para los demás sectores, se eliminó, permitiendo que la oferta y la demanda fijaran precios.
Una persona con la que hablé tenía gran afán de sacar sus recursos del país, por temor a que el gobierno pudiera forzar todas las empresas privadas a invertir en lo que ordenara. Otras figuras del acontecer nacional denunciaron un plan del gobierno para “expropiar” el ahorro del público, mientras otras instauraron medidas legales por el delito de “pánico económico.” Hacer el anuncio con detalles, sin duda, evitaría malentendidos.
En general, es mejor transparentar el costo de una pública, en vez de diseñar opacos esquemas de subsidio. El costo actual de las inversiones forzosas no es cero, para lograr estos propósitos, el resto del crédito se debe encarecer para subsidiarlo.
Por ejemplo, para subsidiar el crédito de los grandes ingenios, la clase media debe pagar hipotecas más caras. Sería mucho mejor asignar una línea del presupuesto, definir un monto y subsidiar tasas del sector preferido. También se podría diseñar productos de garantías para disminuir el costo del crédito.
El gobierno quiere volver a las antiguas tesis de política industrial, donde selecciona “sectores estratégicos” para construir campeones nacionales. Dada la estrechez fiscal que las políticas del gobierno han causado, deben tomar medidas menos transparentes fiscalmente para lograr sus propósitos.
Independientemente sobre si tienen la razón o están equivocados, lo mejor sería presentar la idea completa en lugar de hacerlo por retazos. Con todo lo que ocurre en el país y el mundo, ya tenemos suficiente incertidumbre.