Durante los últimos 25 años, la relación Colombia-EE.UU. ha sido de amistad inquebrantable; el éxito del Plan Colombia, EE.UU. principal socio comercial nuestro y una masiva diáspora, construyeron un vinculo estrecho. Colombia llego a ser el tercer mayor receptor de ayuda de EE.UU., hoy noveno. Se crearon lazos en esferas de seguridad y inteligencia. El temor de que un gobierno de izquierda disolviera esta alianza era preocupante para EE.UU., Chávez decía como ofensa, aunque muchos lo tomaran con orgullo, que “Colombia era el Israel de Sur América.” Sin embargo, la relación se mantiene y, a pesar de dificultades, Colombia no está ni cerca de aliarse con Rusia ni Irán, aunque sí con Venezuela.
Si bien el nuevo tono colombiano fue recibido de manera agridulce en Washington, por ahora se impone la tesis de “no perder a Colombia”. En otras palabras, existe disposición de dialogar sobre temas donde existía previo consenso y alineación. Por ejemplo, en la lucha contra las drogas, donde el esfuerzo conjunto tiene más de 40 años. En relación con la nueva actitud colombiana de legalización de la cocaína, esta tiene defensores, incluyendo un editorial de The Economist, pero no es para todo el mundo, ni en Bogotá ni en Washington.
Las elecciones del martes, aunque hacen la relación bilateral más difícil, crean un escenario mejor que el esperado. Al contrario de Colombia, donde el Congreso es solo consultivo en relaciones exteriores, en EE.UU. este no solo ejerce control, sino que define presupuestos. Se esperaba que una contundente nueva mayoría Republicana Trumpista en cámara y senado se generara un choque con el gobierno colombiano; sin embargo, con los Demócratas previendo ampliar su mayoría senado y la cámara en foto finish inclinado hacia Republicanos, el giro no será brusco.
De especial interés, fue la derecha en la Florida, donde De Santis, el actual gobernador Republicano, se volvió el fenómeno electoral. Es la primera vez, desde la guerra civil que no hay ningún Demócrata elegido estatalmente. La diáspora colombiana apoyo decididamente a De Santis, quien ganó en Miami-Dade. Con esos resultados, si Trump no aspira y aunque aspire, De Santis entra a ser uno de los favoritos para ser el próximo presidente de EE.UU. Por lo menos sabemos que es amigo de Colombia.
Lo que debía ser una victoria fácil para los Republicanos, se convirtió en una derrota, dada la escogencia de candidatos excéntricos en varios estados. El presidente Trump apoyó a más de 300 candidatos, pero a los que aspiraban a liderar elecciones en zonas competidas todos perdieron. Sin un mandato claro, pero con mayorías Republicanas en la Cámara, va a haber mayor auditoría sobre Colombia, pero no rompimiento. La economía de EE.UU. desde 1950 en cada año después de las elecciones de Congreso siempre crece, inclusive en promedio un presidente Demócrata con un Congreso dividido ofrece 13% de retorno en la bolsa de valores desde 1932.
Con la derrota de los extremos en el Congreso de EE.UU. y mejores perspectivas económicas, se podría esperar que las visiones opuestas lleguen a puntos moderados. Si la amistad de Colombia con EE.UU. puede navegar un gobierno de izquierda colombiano y una activa Cámara de Representantes Republicana, la amistad será aún más estrecha que antes.