Mientras colapsaban las salas de urgencia en Wuhan, el virus demoró cuatro meses llegando a Colombia. Al llegar, fue tal la paranoia que el país cerró con cerca de 100 casos registrados. Paradójicamente, se reapertura con más casos que con los que cerró, el agotamiento emocional y el costo económico de los cierres fue muy doloroso. De forma similar, con la variante Delta el cansancio colectivo puede llevarnos a no hacer lo suficiente. Hay que estar preparados, puede que venga lo peor.
Al llegar la variante Delta, en dos meses, India pasó de casi 15.000 casos diarios a más de 415.000, aumentando 27 veces el nivel de contagio. México, por su lado, con 22.400 casos, había llegado a su pico en enero de 2021, mientras que en julio presentaba tan solo 1.805 casos. Al llegar la variante Delta, en 37 días, México tenía ya un nuevo pico de más de 22.700 casos. Los avances en vacunación lograron frenar el ritmo de crecimiento en comparación con India, pero de todas maneras el nivel de contagio fue 12,7 veces mayor.
La variante Delta es sustancialmente más contagiosa, comparable con el sarampión en vez de la gripa. Países que se pensaban estar del otro lado como EE.UU., Israel, España, Francia, Corea del Sur y Emiratos Árabes, nuevamente debieron recurrir a las restricciones. Colombia no será la excepción. Volverán las discusiones sobre las restricciones, - ojalá no- los falsos dilemas de restablecer cuarentenas plenas para favorecer la vida sobre la economía. Según Fedesarrollo, los cierres plenos le costaron $60 billones al mes. Esperamos que matar al paciente para curar la enfermedad no vuelva a ser la estrategia.
Si bien existe la posibilidad de contagio en personas vacunadas, la variante Delta está arrasando con la población no vacunada. En EE.UU., 97% de las hospitalizaciones y 99,5% de las muertes es de no vacunados. Así las cosas, el primer esfuerzo debe ser aumentar los niveles de vacunación. Crear consciencia de la gravedad de la variante Delta y estimular la vacunación través de incentivos negativos y positivos.
La variante Delta crea una nueva preocupación: los niños. En EE.UU., las hospitalizaciones de menores de 12 años por covid llegaron a su récord. Se duplicaron semanalmente los casos infantiles, al punto que representan 20% de todos los nuevos casos. Especialmente graves en los niños son las complicaciones relativas a la inflamación aguda de órganos, incluyendo el cerebro, que ya va en más de 4.000 casos en EE.UU. No es para entrar en pánico, pero no podremos decir que no estábamos avisados. Todavía no hay vacuna para menores de 12 años, la confianza sobre la resiliencia infantil al virus ya no es realista. La vacunación plena de adolescentes y universitarios no llegará antes de retornar a clases. Así las cosas, la presencialidad escolar hay que verla con cuidado.
Las recomendaciones científicas frente a la variante Delta son las mismas: tapabocas, buena ventilación, higiene de manos, distanciamiento social, pruebas oportunas y vacunación. Cuando pensábamos relajarnos, gracias a la variante Delta ya no será posible. La inmunidad de rebaño de 70% tampoco sería suficiente. En octubre será la variante dominante, algunos pronostican nuevo pico ese mes, soldado avisado no muere en guerra.