Analistas 03/07/2025

Admirar a los que eligen educar

Ugo Posada
Inversionista y mentor Endeavor

Alain de Botton argumenta en el libro ‘The School of Life’, que el gran diferenciador de la raza humana frente a otras especies animales es su capacidad de aprender y transmitir ideas a través del tiempo. Individualmente no somos solo físicamente débiles, sino también intelectualmente poco sobresalientes. Los mecanismos que hemos desarrollado para compartir el conocimiento por generaciones es la clave detrás de nuestra superioridad; es deslumbrante darse cuenta de que un niño aprende en una clase en el colegio lo que le tomó a un genio toda una vida descubrir.

Considero equivocado el dicho “Los que no saben hacer, enseñan”. Es un desacierto no solo porque los profesores son, si creemos en el mensaje de Alain de Botton, fundamentales para el éxito de nuestra especie, sino también porque creo que es una escogencia de vida valiente. Dotados de inteligencia, conocimiento, constancia y empatía, cualidades que probablemente los facultan para tener roles bien remunerados empleándose en una empresa, en el gobierno, o construyendo su propio negocio, eligen educar, una profesión estresante y menos bien compensada.

Dependemos de los profesores para la subsistencia de nuestra sociedad, y aun así, ellos carecen de la admiración y retribución que merecen. No es infrecuente oír de maestros dictando clases en zonas remotas de nuestro país que no han recibido su salario por meses. No es inesperado evidenciar que no cuentan con la infraestructura requerida para cumplir su labor, o las herramientas para llevar a cabo sus planes pedagógicos. Es paradójico que el recurso más preciado de una comunidad, sus niños, no cuente con condiciones idóneas para aprender. Siendo este el caso, no es sorprendente que Colombia, un país impresionantemente rico en recursos, no haya podido dar un salto económico que mejore las condiciones de vida de sus ciudadanos. No puede hacerlo sin niños bien educados, con una juventud desaprovechada, con profesores desmotivados.

La educación que se requiere va más allá de las “ciencias duras” que tanto apreciamos. No es suficiente tener buenos matemáticos, talentosos médicos, o excelentes abogados. La formación en valores, particularmente en un país violento y corrupto como Colombia, es crucial. En mi caso, los profesores que recuerdo con mayor cariño no solo me transmitieron conocimiento, fueron maestros emocionales, me guiaron en como “hacer las cosas bien”, en actuar con honor, me dieron confianza en mis habilidades y me ayudaron a creer en mi individualidad.

Graduar buenos seres humanos es una característica poco valorada de un buen educador. Jeffrey Skilling, el renombrado CEO de Enron, quien fue encarcelado por liderar un fraude billonario, estudió en una de las mejores universidades del planeta y fue socio de una de las mejores firmas de consultoría del mundo. Alberto Santofimio Botero, infamemente recordado como uno de los autores intelectuales del asesinato del candidato presidencial Luis Carlos Galán, tenía una biblioteca envidiable y una carrera política impresionante. En ambos casos su preparación y sus credenciales eran estelares, su educación era extraordinaria, pero sus valores eran defectuosos. Contaron con la mejor preparación académica, tal vez les faltó un maestro que los guiara éticamente.

Nos entristece profundamente el reciente intento de asesinato al senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, y más aun sabiendo que la persona que disparó el arma tiene 15 años. Es una falla de nuestra sociedad que un joven vea como camino para surgir el sicariato. Quizás le faltó un profesor que lo inspirara y le diera esperanza de que su vida puede ser buena sin tener que ser un criminal.

Los profesores son héroes que escogen hacer educando, merecen nuestro reconocimiento, agradecimiento y recompensa. No es difícil hacerlo. Donando a fundaciones que fomentan la educación. Votando por políticos que tienen como bandera la calidad educativa en Colombia. Involucrándose en los consejos de padres de los colegios y fomentando la educación con principios éticos. Comprándole hoy un café al profesor de sus hijos y dándole las gracias mirándolo a los ojos.

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