Colombia es mundialmente reconocido por tener una extensa diversidad ecológica de flora y fauna, su posición geográfica tropical lo hace un país único en el planeta donde los Andes se dividen en tres cordilleras, bañado por dos océanos: Pacífico y Atlántico, zonas desérticas en La Guajira, extensas sabanas en los Llanos, y la lista es larga, con múltiples ecosistemas que se desarrollan majestuosamente a lo largo y ancho del país. De hecho, parte del orgullo de ser colombiano es reconocer todo lo que nos ha regalado la naturaleza, la riqueza de nuestro territorio, su abundancia, ocupando el tercer lugar como país más biodiverso, de acuerdo con el Sistema de Información sobre Biodiversidad de Colombia (SIB) y el primer lugar en especies de mariposas, orquídeas y aves.
Respecto a estas últimas contamos con 1.940 especies de aves, correspondiente a 20% de las existentes en todo el mundo. Ser un país megadiverso es un regalo que conlleva la sensatez de reconocer, valorar y conservar no solamente las aves sino también muy importante, sus hábitats.
En Providencia entendemos de primera mano la responsabilidad de conservar los ecosistemas y recursos naturales que impactamos como el agua, el suelo y el aire. Llevamos casi 100 años de historia en los que nos hemos caracterizado por el respeto y el amor al planeta, las especies que alberga y su conservación, siendo fieles a nuestra misión de relacionarnos con el mundo de manera consciente, creando un clima de prosperidad dulce en materia económica, social y medioambiental.
Igualmente, en Providencia sabemos que una de las maneras de medir la salud de los ecosistemas es por medio de la diversidad de las aves que en ellos se encuentran, y por esto estamos comprometidos en adoptar estas métricas, estableciendo corredores biológicos dentro de nuestros cultivos de caña, programa que iniciamos hace más de 22 años para garantizar la producción de azúcar orgánica.
En la actualidad sabemos que estamos ante la necesidad de promover, desde las diferentes esferas sociales, un modelo de desarrollo que tenga en cuenta a la naturaleza como un activo de promoción para construir un mañana sostenible para las futuras generaciones. Ante este panorama, desde 2018 hemos trabajado, con gran entrega y convicción, en Providencia Parque Ecológico, un refugio de vida en el que preservamos la biodiversidad y el cuidado de ciertas especies endémicas del Valle del Cauca.
Este santuario ecológico tiene como principal objetivo aportar a la sostenibilidad de la cuenca del río Amaime y a la protección de la flora y fauna presente en las 514 hectáreas que lo conforman. Gracias a este proyecto, hemos facilitado la regeneración natural y la restauración asistida de los bosques, en donde germinan especies tan emblemáticas como la Palma de Cera, así como otras especies de árboles endémicos en peligro de extinción como el Cedro Negro, Cedro Rosado, Roble Colombiano, Laurel, Comino y Palma Molinillo.
Hoy, con gran orgullo, afirmamos también, que adelantamos un proceso de restauración ecológica de 100 hectáreas de Bosque Seco Tropical, protegemos 30 nacimientos de agua, más de 450 especies de flora.