Idea
miércoles, 27 de noviembre de 2024
Yamid Amat Serna
Lo primero que debo decir es que esta idea no es mía, pero a su vez lo es. La idea es de Kobi Yamada, sin embargo se me ocurrió la idea de hablar de su idea, tal vez para alimentar así un ciclo creativo que permita formar una cadena infinita de posibilidades donde una idea genera otra, y otra, genera otra más.
Kobi Yamada es un autor estadounidense conocido por sus libros ilustrados altamente inspiradores dentro de los cuales se destaca: ¿Qué hacer con una idea? (What do you do with an idea?) primera parte de una trilogía que la componen, además: ¿Qué hacer con un problema? y ¿Qué hacer con una oportunidad?, Kobi representa a través de su oficio, su compromiso con la inspiración como herramienta de cambio, varios de sus libros han sido mejor vendidos (bestsellers) de New York Times. Su compañía Compendium inc, es especializada en productos narrativos del mismo carácter, por su forma, formato, textura e imágenes encantadoras, parecería que sus textos son dirigidos solo a niños, lo que evidentemente no es cierto, pues tienen un poderoso mensaje que llega de manera contundente al mundo adulto.
¿Qué hacer con una idea?, publicado en el 2013, explora la historia de un niño que se encuentra con una idea brillante que lo sigue a todas partes, el niño, en principio asustado por lo que pensaran de ella, teme y duda, se sonroja y se oculta, hasta que un día, decide por encima de muchas cosas, cuidarla, alimentarla y protegerla, entonces, esta crece y transforma su mundo. Yamada no solo escribe para entretener, sino para motivar, sus mensajes son universales y atemporales, sus textos han sido utilizados en contextos educativos y terapéuticos.
El valor de una idea es inconmensurable, es posible que muchas de las nuestras hayan sido rechazadas, descartadas o procrastinadas, incluso por nosotros mismos, quizá por miedo al juicio o tal vez por la creencia de que no tienen valor, por pequeñas o por extrañas, asumiendo de manera equivocada que por ser intangibles, son insignificantes.
Las ideas solo necesitan que creamos en ellas, cuando lo hacemos, ellas nos hacen creer en nosotros mismos. Una idea nos permite combatir la fragilidad, entender que todo lo que en principio suele ser imposible, ajeno y temible, puede transformarse en una fuerza vital incontenible capaz de cambiar nuestra realidad.
Me pregunto si, ¿en nuestro entorno le brindamos la relevancia necesaria a las ideas y reconocemos en ellas el potencial que tienen de cambiar nuestra percepción del mundo? o, ¿a la gran mayoría las enviamos al cofre del olvido o al archivo del recuerdo por ser “descabelladas”?
Probablemente el verdadero llamado de Kobi Yamada es a la valentía: ser valientes para permitir a las ideas crecer sin temor al juicio o al fracaso, o tal vez al coraje: para animarlas cuando los demás no las entienden o las critican, así mismo, a la auto aceptación: para aprender a confiar en uno mismo.
Las ideas no solo deben ser defendidas, sino compartidas, pues el poder de una idea realmente radica en su capacidad para inspirar otras, y es así, solo así, como se logra innovar y ¿por qué no? transformar el mundo.