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¿Cómo proteger a las empresas en medio de la 'tormenta perfecta' que llegó en 2023?

Ante la difícil coyuntura económica actual, la gestión del riesgo comercial le ayudará a las compañías a continuar operando en un entono incierto

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El mundo está cada vez más conectado y las economías lo saben. Atrás quedaron los escenarios que dibujaban países con ciclos económicos completamente diferentes a los demás. Hoy todas las economías apuntan hacia una misma dirección: altas inflaciones, tasas de interés tocando máximos históricos y monedas locales debilitadas. Todo esto ha ocasionado una “tormenta perfecta”.

Primero fue el covid-19, luego la crisis logística, seguidos por la guerra en Ucrania y, por último, inestabilidades sociales. Por primera vez en la historia, el mundo ha percibido cómo las tres principales economías pasan momentos difíciles y, obviamente, Latinoamérica no ha sido la excepción.

Aunque el Fondo Monetario Internacional corrigió recientemente la tasa de crecimiento mundial, pasando de 2,7% a 2,9%, argumentando que algunos países comienzan a tocar techos inflacionarios (algo que aún no ocurre en Colombia), las previsiones de desaceleración económica son un hecho e incluso se prevén recesiones en este lado del mundo, como es el caso de Chile.

Para José Miguel Duque, jefe de Información del Área de Riesgos de Solunion Colombia Seguros de Crédito, los crecimientos experimentados en Colombia en 2021 y 2022, de 11% y 8% respectivamente, se están olvidando rápidamente, ante el nuevo escenario que hoy se plantea. “Según una reciente encuesta de la ANDI, la confianza de los empresarios se ha debilitado por causas como la incertidumbre política (31,5%), la incertidumbre económica (20,2%), la volatilidad de la tasa (15,7%) y la reforma tributaria (13,5%), esto ha generado una gran preocupación entre los empresarios por lo que viene y cómo pueden enfrentarlo”, indicó Duque.

Lo anterior se suma a que, en el mes de enero, siete de cada diez negocios comerciales manifestaron menores ventas si se compara con el mismo periodo del año anterior cuando, en el cual, descontando la inflación, hubo un decrecimiento de 1,59%.

A nivel interno, sufren sectores como el automotriz, que ha reportado un descenso en el registro de matrículas (20% en enero); o el sector construcción, que aún no toma tracción luego del incremento significativo de sus costos de materia prima, un mayor desistimiento por parte de los futuros compradores y el fantasma de racionamientos energéticos que cada vez va tomando más fuerza, producto de ineficiencias operativas y una lluvia que aún no da tregua en nuestro país.

Con este escenario, las empresas comienzan a aplazar sus proyectos de inversión e incluso los hogares empiezan a ser más precavidos a la hora de realizar sus compras. Con una canasta familiar al alza, que resta efectividad al incremento del salario mínimo (el precio de la leche creció un 35,9% en enero), y unas tasas de interés altísimas, las familias analizan con más cautela sus compras para no incurrir en endeudamientos ociosos. Vale la pena recordar cómo la tasa de interés del Banco de la República paso de 1,75% a 12,75% en tan solo 16 meses.

Sin embargo, también hay voces positivas que apuestan por una inminente corrección de precios. Esto podría conllevar a que, quizás, en los dos últimos trimestres tengamos caminos que inviten a bajar las tasas de interés. Unos mejores resultados en Estados Unidos, la reapertura de China (después de terminar su política 0 covid) y una inflación cediendo terreno, ayudan también a comenzar a ver el vaso medio lleno.

Todo esto, sumado a la buena dinámica que han tenido sectores como el agro, confección y textil, e incluso el buen desempeño que ha demostrado la inversión extranjera, registrando topes que no se veían desde hace ocho meses, da lugar a pensar que, aunque las condiciones macroeconómicas no son favorables, el país pueda mostrar resiliencia ante la crisis y tome sendas de recuperación rápidas, tal cual se vivió en 2021 meses después de la parte más difícil de la pandemia.

Sea como fuere, la gestión del riesgo comercial se presenta como una herramienta fundamental para las empresas que quieren seguir operando en este entorno incierto, según indica José Miguel Duque de Solunion. “Proteger las cuentas por cobrar, a través de mecanismos como el seguro de Crédito que ofrece Solunion, o generar un ecosistema de proveedores y clientes solventes, gracias a servicios de calificación como los nuestros, deberán ser la prioridad para la protección de nuestras empresas y, por tanto, de nuestra economía”, concluyó el ejecutivo.

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