Anna Delvey, la estafadora de la élite de Nueva York, queda en libertad gracias a su fama
martes, 11 de octubre de 2022
Un juez de migraciones ha dejado en libertad bajo fianza a Anna Sorokin, más conocida como Anna Delvey
Expansión - Madrid
La protagonista que inspiró la serie de Netflix Inventando a Anna salió el pasado viernes del centro del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) de Goshen (Nueva York) y enviada de regreso a Manhattan, lugar de sus correrías donde pretende establecerse de nuevo.
La estafadora se mudó a un apartamento de un dormitorio en el quinto piso sin ascensor en el East Village, donde permanecerá bajo arresto domiciliario, controlada por una pulsera telemática y bajo la condición judicial mantenerse alejada de las redes sociales, entre otras obligaciones.
Lo primero que hizo Sorokin, de 31 años, al llegar su nuevo hogar fue darle una entrevista a The New York Times, a altas horas de la madrugada. "Esto era exactamente lo que yo quería", declaró al periódico, después de que el pasado mes de marzo estuviera a punto de ser extraditada a Alemania por sobrepasar el tiempo de su visa.
La paradoja ha hecho que la timadora más famosa de los últimos tiempos se haya beneficiado de su fama para evitar ser enviada de vuelta al país donde creció y donde reside su familia. "Su notoriedad le ayudó a salir de la cárcel", confirmó su abogado, Duncan Levin, al Daily Beast. Sorokin nació en la antigua URSS, pero se mudó a Alemania de adolescente.
Un beneficio confirmado por el juez de inmigración que decidió sobre su caso, Charles Conroy, quien aceptó los argumentos de Sorokin con los que consiguió demostrar su interés y capacidad para encontrar un empleo "legítimo" en EEUU, condición imprescindible para obtener una visa de trabajo en el país. La alemana tendrá que demostrar que tiene patrocinadores en el país que cuenten con sus servicios.
El Departamento de Seguridad Nacional tiene 30 días para apelar la decisión del juez. Un movimiento no confirmado por el momento, por lo que todavía se podría enfrentar a la expulsión. Por el momento, estará encerrada en el apartamento con la única posibilidad de recibir visitas los jueves por la tarde.
En mayo de 2019, Sorokin fue sentenciada a entre cuatro y doce años de cárcel por estafar US$275.000 a hoteles, bancos y amigos con su falsa condición de rica heredera. Después de cumplir casi cuatro años y devolver parte del dinero, fue liberada por su buen comportamiento y volvió de inmediato a la vida social neoyorquina. Seis semanas después, los agentes de inmigración la detuvieron por haberse quedado en el país más tiempo del permitido.
La incógnita de su futuro
El éxito de la serie de Netflix, estrenada en febrero de 2022, no solo le aportó beneficio económico, también le abrió las puertas del mundo del entretenimiento en EEUU. Su figura levanta fascinación en un país donde los buscavidas son considerados héroes y su redención siempre es posible si detrás puede haber un beneficio económico.
Ella, por el momento, mantiene el secreto de sus próximos movimientos. "Me las arreglé para hacer algo con mi vida mientras estaba en la cárcel", dijo a The New York Times al que mencionó su intención de crear un podcast, publicar un libro con sus dibujos desde la cárcel y "hacer algo" con la reforma de la justicia penal para ayudar a chicas en su situación.
Tampoco dio detalles sobre de dónde ha conseguido el dinero para pagar la fianza y la entrada más los tres meses que ha pagado por el piso del East Village, cuando los alquileres en la zona están por encima de los 4.000 dólares al mes. Aunque ante la pregunta de la periodista aseguró que el dinero es suyo, pero añadió misterioso: "Tendrás que preguntarle al gobierno".
De lo que no cabe duda es de que medio mundo conoce ya sus andanzas y que será casi imposible que se mueva sin ser reconocida. Sorokin llegó a Nueva York desde París en el verano de 2013 para asistir a la Semana de la Moda como becaria de la revista Purple, ya con el pseudónimo de Anna Delvey.
Consiguió quedarse y comenzó a presentarse entre la élites de Manhattan como una supuesta heredera alemana de una fortuna de US$67 millones dispuesta a hacer realidad su sueño de abrir un club exclusivo dedicado al arte contemporáneo.
Para mantener su farsa, se alojaba en hoteles de cinco estrellas en el Soho, repartía generosas propinas y no se perdía un evento donde hubiera un objetivo. El castillo de naipes cayó cuando varios hoteles la denunciaron por impagos. Sobre cómo va a afrontar su futuro bajo la circunstancia de ser una celebridad mundial, Sorokin responde a la periodista que acaba de recibir en su nuevo piso a las doce de la noche: "Es literalmente lo último que estoy pensando ahora mismo".