Turismo

Cruceros, un sector en crecimiento

Habrá 27 millones de pasajeros a nivel mundial.

Richard J.Vogel

El sector de los cruceros goza de buena salud, tal y como demuestran los casi 26 millones de pasajeros que eligieron un crucero para disfrutar de sus vacaciones en 2017. De cara a 2018, las previsiones son muy positivas y hablan de un nuevo crecimiento que permitirá superar los 27 millones de pasajeros a nivel mundial.

Sin duda se trata de datos muy significativos que demuestran el enorme potencial que tiene el sector, especialmente si lo comparamos con los 1.322 millones de desplazamientos registrados en 2017, según la Organización Mundial del Turismo (OMT). Cruzando ambos datos, deducimos que 2% de los viajes se realizan en crucero.

Detrás de este constante ritmo de crecimiento en el número de cruceristas, superior a 20 % en los últimos cinco años, se encuentran varias razones. Por un lado, el aumento de la oferta: solamente a lo largo de este año está previsto que 16 nuevos barcos de cruceros comiencen a surcar las aguas, lo que supondrá un incremento de 1,8 millones de pasajeros anuales. Si algo he aprendido en los más de 22 años que llevo en este sector, es que precisamente la oferta es el motor que estimula la demanda: en la medida en la que existan más opciones en el mercado, se registrará un mayor número de huéspedes.

Por otro lado, la ‘democratización’ de esta opción vacacional, siendo fundamental el trabajo que estamos haciendo todos los actores para derribar mitos que aún rodean a la industria. Todavía es frecuente encontrar a personas que tienen la percepción que un crucero es un producto de lujo y para mayores. Nada más lejos de realidad. Hoy en día, el espectro es amplísimo y existen posibilidades para todos los gustos y perfiles.

El excelente momento del sector debe tomarse como una buena noticia. Los potenciales clientes van a disponer de un mayor abanico de opciones en términos de propuesta de valor, destinos, excursiones, actividades, etc., para elegir.

Además, el sector es un generador de empleo y catalizador del desarrollo económico. Hablo de los ingresos que llegan en forma de tasas portuarias, partidas destinadas al abastecimiento o el gasto directo de los cruceristas y miembros de la tripulación en tiendas o restaurantes durante las escalas. Pero también gracias a los ingresos derivados de las pernoctaciones en los hoteles o los generados por los desplazamientos hacia las ciudades de embarque (movimientos en aeropuertos, estaciones ferroviarias, etc.).

A pesar de las perspectivas tan positivas, la industria no puede confiarse. Es absolutamente necesario que las navieras, puertos y destinos tracen un plan común que tenga como fin último la satisfacción de los huéspedes.

En este objetivo, instalaciones e infraestructuras portuarias juegan un papel vital. Deben ser las idóneas y cubrir las necesidades de los pasajeros y de las navieras (debemos poder realizar una operación de forma óptima); buenas conexiones con los puntos neurálgicos de las ciudades; guías cualificados, etc. Igualmente, debemos poner en foco en desarrollar la industria de una forma sostenible para poder seguir generando riqueza en el largo plazo y sin perder nunca de vista que nuestro producto debe evolucionar para continuar conectando con los potenciales clientes, ofreciéndoles aquello que están buscando.

Colombia - con Cartagena de Indias a la cabeza- tiene una gran oportunidad que no debe desaprovechar. Los datos hablan solos. En 2017, y según el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, el número de cruceros que llegaron a sus puertos se incrementó en 12 % respecto a 2016 (234 vs 208), o lo que es lo mismo, casi 13 % más de pasajeros (344.624 vs 305.384). Y sin olvidar el potencial del propio mercado colombiano, donde Pullmantur Cruceros ha duplicado en un año el número de colombianos que la eligen para disfrutar de sus vacaciones.

El futuro del sector está en nuestras manos.

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