Energía inteligente: activo oculto de los comercios competitivos
viernes, 11 de julio de 2025
La energía no es solo un insumo: es un determinante de rentabilidad. Este servicio puede llegar a representar entre 15% y 30% de los costos operativos, especialmente en sectores como el retail, gastronomía o salud
Sebastián Ruales
Colombia atraviesa uno de los momentos más retadores en materia energética de la última década. De acuerdo con datos de XM -el operador del mercado energético en el país-, en mayo pasado la demanda eléctrica alcanzó los 7.100 gigavatios-hora (GWh), con un incremento interanual de 2,25%.
Y si bien la atención se concentra en la generación, el sistema interconectado y los hogares como usuarios finales, el sector comercial -que depende de la energía para mover su economía- sigue siendo invisibilizado en esta discusión.
Para los comercios, concretamente, la energía no es solo un insumo: es un determinante de rentabilidad. Este servicio puede llegar a representar entre 15% y 30% de los costos operativos, especialmente en sectores como el retail, gastronomía o salud. Pero, más allá del impacto financiero, el verdadero problema es que la mayoría de los negocios aún gestionan su demanda a ciegas; aún son pocas las empresas que saben con precisión cuándo, cómo y para qué están consumiendo energía.
Hoy, con tecnología accesible y datos en todo momento, eso ya no debería ser así. Entender los picos horarios, automatizar alertas de sobreconsumo, ajustar equipos según patrones de comportamiento o, incluso, ajustar la temperatura de acuerdo a la ocupación del restaurante ya no es ciencia ficción: es pura gestión empresarial inteligente.
En los más de 3.500 puntos de consumo que hemos acompañado en Bia Energy, por ejemplo, encontramos que el ahorro promedio de un comercio puede ser de hasta de 12% mensual, simplemente optimizando sus hábitos, horarios y operación.
Más allá del ahorro, es importante resaltar el cambio de mentalidad: pasar de pagar una factura fija cada mes a gestionar una variable estratégicamente; todo esto sin necesidad de grandes inversiones ni expertos en energía, solo con datos, voluntad de cambio y decisiones informadas.
Y es que esta innovación no se limita solo a la eficiencia, la gestión energética también es una vía directa hacia mejores prácticas en materia de sostenibilidad. Al menos 70% de la energía en Colombia proviene de fuentes hídricas, razón por la cual consumir mejor no es solo un beneficio económico: es un aporte tangible a la transición energética que tanto discutimos, pero que pocas veces aterrizamos en acciones concretas y cotidianas.
Como empresa comercializadora de última generación, hemos acompañado a más de 3.500 puntos de consumo -desde restaurantes independientes hasta grandes superficies- y el patrón se repite: cuando hay información, hay ahorro; pero también hay algo más: control. Control sobre un gasto que parecía inamovible, pero que con tecnología y decisiones basadas en datos se ha evidenciado cómo el consumo se disminuye en hasta 12%.
Por todo lo anterior, la transformación del sector energético debe estar impulsada por la innovación digital, no solo por cambios en políticas o infraestructura. La innovación digital impacta directamente nuestros hábitos y decisiones, convirtiendo la energía en una variable que se puede optimizar y no en una constante inevitable.
En ese camino, las empresas de comercialización y tecnología energética tenemos la responsabilidad -y la oportunidad- de ayudar a los comercios a ver la energía como lo que realmente es: una herramienta para crecer y ser más competitivos.