Consumo

Realidad comercial, ¿resiliencia o indulgencia?

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Gustavo Fusioni

Mientras nos acercamos al final de 2024, la realidad económica sigue impulsando un cambio profundo en las prioridades y el comportamiento de los consumidores en Colombia. De acuerdo con nuestro Consumer Pulse 2024, en Bain & Company hemos identificado tendencias clave que resaltan las preocupaciones, ajustes y aspiraciones del consumidor colombiano, así como los desafíos y oportunidades que enfrentan las empresas finalizando un año que ha marcado una diferenciación en los patrones de consumo en el país y la región.

En primer lugar, la preocupación por el costo de vida es prioritaria. Aunque la inflación ha mostrado una reducción sostenida en los últimos meses, la mayoría de los colombianos continúan cautelosos con sus gastos. Nuestro estudio revela que 88% de los consumidores han cambiado su comportamiento de consumo, buscando maximizar cada peso y manteniendo una estricta administración de su presupuesto. Esta cautela se observa especialmente en los segmentos de ingresos medios y bajos, para quienes la estabilidad financiera sigue siendo una meta crucial.

Pese a estas restricciones, persiste un optimismo moderado hacia el mediano plazo. 41% de los colombianos participantes de nuestro Consumer Pulse cree que la situación económica del país mejorará en los próximos cinco años. Este sentimiento de esperanza, aunque aún limitado, es una señal de la resiliencia que caracteriza a los consumidores, quienes, a pesar de los desafíos, ven un futuro más prometedor y siguen buscando maneras de mejorar su bienestar.

A medida que nos acercamos a la temporada de fin de año, una época tradicionalmente marcada por un aumento en el consumo, también surgen patrones interesantes en el mercado de lujo. En contraste con la moderación general, este segmento está mostrando un crecimiento notable en América Latina, donde la inversión en bienes de alta gama sigue en aumento. Las marcas de lujo, conscientes de esta tendencia, están realizando importantes inversiones en espacios de consumo diferenciados, como lo ejemplifica Macallan en Bogotá con su galería especializada.

Este fenómeno está impulsado por la demanda de experiencias de compra únicas y personalizadas. De hecho, se espera que el mercado global de bienes de lujo aumente un 12% este año, reflejando la inclinación hacia productos que combinan exclusividad, tradición y, cada vez más, sostenibilidad. El segmento de licores finos, en particular, que ya ha crecido 5% a nivel global, se posiciona como una de las categorías más prometedoras para expandirse en la región. Con el interés creciente de los consumidores por productos que cuenten una historia y ofrezcan una experiencia, el mercado de licores de lujo en Latinoamérica podría experimentar un crecimiento acelerado, especialmente entre los consumidores jóvenes, que valoran el componente ético y la personalización en sus decisiones de compra.

Frente a este panorama, las empresas tienen la oportunidad de adaptar sus propuestas de valor para responder a las diversas prioridades del consumidor colombiano en una época marcada por la indulgencia y la flexibilización.

Mientras algunos consumidores continuarán administrando su presupuesto de manera conservadora, otros estarán dispuestos a invertir en experiencias que les ofrezcan un diferencial para disfrutar consigo mismos o con sus familiares y allegados y darse un respiro característico de la época navideña. Así, la temporada de fin de año no solo será un momento de consumo, sino también una oportunidad para que el mercado de lujo fortalezca su presencia en la región, promoviendo experiencias de compra únicas y exclusivas que resuenen con el espíritu navideño y las aspiraciones de estos nuevos consumidores.

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