Anif cree que se necesitará otra reforma tributaria en año y medio
jueves, 26 de enero de 2017
Mario Chaves Restrepo
En el Gobierno nadie se atreve a decir cuándo será necesaria otra tributaria, y el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, ha dicho cada que se le pregunta que la reforma aprobada a finales del año pasado “fue estructural” y que no se hizo pensando en llenar el hueco fiscal de este gobierno, sino que fue un proyecto pensando en el mediano plazo.
A pesar de eso, el presidente de Anif, Sergio Clavijo, cree que la reforma se quedó demasiado corta en materia de recaudo (se obtuvo 0,6% del PIB vs. 1,3% del PIB propuesto y vs. 3% del PIB requerido por la Regla Fiscal) y que si bien en los siguientes 12 meses no se va a perder la calificación colombiana, el próximo gobierno, tan pronto llegue al poder, va a necesitar aplicar una nueva reforma para recaudar, al menos, 1% del PIB adicional para no perder el grado de inversión.
Adicional a eso, Clavijo dijo que es necesario que el Gobierno encuentre la manera de atajar el déficit externo, ya que este, junto con la caída en el crecimiento potencial de la economía, fue el culpable del cambio en el outlook hecho por las calificadoras de riesgo.
Munir Jalil, economista jefe para la región andina del Citi, explicó que aunque Colombia no pierda el grado de inversión (está dos escalones por encima), no puede arriesgarse a bajar un solo nivel su calificación, porque las más afectadas serían las empresas. “Las compañías colombianas están generalemente un escalón por debajo de la nota soberana, por lo que si Colombia cae un nivel, perderían el grado de inversión, lo que implicaría un costo adicional de 50 puntos básicos en todas la emisiones”, indicó.
Finalmente, el presidente de Asobancaria, Santiago Castro, dijo que el gremio de los banqueros espera un crecimiento de la economía de 2,3% para este año y que las medidas de Trump no deberían tener un impacto muy fuerte en la economía colombiana, aunque explicó que las políticas del nuevo presidente de EE.UU. podrían obligar a la Reserva Federal a subir sus tipos de interés, lo que a su vez presionaría al Banco de la República a disminuir la velocidad con la que considera bajar su tasa repo.