Bogotá, Cartagena y Barranquilla lideran en construcción de ciudades de 15 minutos

En el último lustro, el rubro constructor ha descubierto nuevas tendencias demográficas que marcan los planes de generación de proyectos. Entre estas, una de las principales son las ciudades de 15 minutos, donde Bogotá, Cartagena y Barranquilla son las urbes que más tienen desarrollo de este modelo en Colombia.

El concepto urbano establece que los habitantes pueden satisfacer todas sus necesidades, incluidas las no esenciales como el ocio, a máximo 15 minutos del inmueble en el que residen, tan solo caminando.

El arquitecto colombiano, Carlos Moreno, uno de los promotores del concepto a nivel nacional, explicó que una metrópoli debe diseñarse en función de las personas y no de los carros y que contar con la oferta de vivienda, trabajo, salud, educación, comercio y entretenimiento a menos de 15 minutos mejora la calidad de vida.

Varios análisis de la plataforma Finco revelaron que si bien Bogotá cuenta con una amplia oferta inmobiliaria en la mayoría de sus localidades urbanas, son dos las zonas de la capital que más se perfilan con los requerimientos necesarios para ser ciudades policéntricas.

El CEO de la compañía, Salomón Muriel, ilustró que estas son la zona centro, ubicada de la calle primera a la calle 26, entre las avenidas circunvalar y la NQS, y la zona de Chapinero, ubicada de la calle 63 a la calle 90, entre las avenidas circunvalar y la NQS.

Explicó que en términos de comercio, “el centro incluye una de las plazas de comercio más importantes, Paloquemao, además de San Andresito y los locales independientes que allí atienden. En cuanto a entretenimiento tiene una gran cantidad de teatros, cines y museos”, y referente a la oferta educativa, es posible encontrar a la Universidad de los Andes, la Distrital, el Rosario o el Externado.

En cuanto a Chapinero, el directivo expresó que sobresalen los apartamentos, ya que 80% de los inmuebles de propiedad horizontal de este sector son de este tipo, lo que ha dado pie al crecimiento del comercio.

“Esta área también posee una amplia y variada oferta educativa, donde se destacan universidades como la Santo Tomás, la EAN o la Konrad Lorenz, entre otras”, añadió. Sin embargo, Santa Bárbara y Salitre también ofrecen buenas opciones.

Y es que según Sandra Forero, presidente de Camacol, el concepto de proximidad juega un rol fundamental, “el cual empieza a operar con la implementación de herramientas sólidas para la habilitación de suelo, la renovación urbana y el diseño de instrumentos para la financiación de dotaciones y servicios urbanos. En ese marco, el desarrollo de ciudades policéntricas es la base para hacer más accesible el territorio urbano”.

Roberto Moreno, presidente de Amarilo, expresó que este interés de los compradores tomó mayor relevancia con la pandemia, pues al fusionarse los tres espacios de la ciudad en uno (el hogar, la oficina, y los espacios de interacción social y entretenimiento), se evidenció la importancia de tener cerca los diferentes servicios de comercio, bancos, colegios y parques.

Dado el escenario, Cartagena también ha cobrado relevancia en la generación de proyectos como lo es Parque Heredia, desarrollado por Amarilo.

Barranquilla es otra de las ciudades con alto potencial en materia de ciudades policéntricas. Como muestra de ello, Gonmar Acevedo, gerente del área de diseño de la constructora Marval, especificó que en la capital del Atlántico están desarrollando proyectos como Puerta Dorada y Miramar.

“Las microciudades son el futuro. La pandemia llevó a las personas a generar nuevas formas de apropiarse a la ciudad y al comprar una vivienda ya no buscan solo satisfacer las necesidades espaciales al interior, sino que esperan que el sector mismo ofrezca las soluciones a sus requerimientos más importantes”, dijo el ejecutivo. Además, “El tema de accesibilidad es clave para evitar desplazarse grandes distancias”.

A su turno, Pablo Echeverri, presidente de Constructora Capital, aseguró que en la empresa a su cargo trabajan en el concepto de ciudadelas, en las que de manera equilibrada se aporta a la construcción de urbanismo con beneficios ambientales y que “incluya los servicios necesarios para el desarrollo de actividades productivas, de recreación y esparcimiento”.