Economía

Bogotá merece ¡la mejor opción!

Carmenza Saldias Barreneche

Pero el Gobierno no siempre es un factor positivo y su mal desempeño se confunde con el de la ciudad, que va más allá. La percepción de desgobierno encuentra razones en la falta de liderazgo creativo, convocante y democrático, y aun de ética, de recientes alcaldes, y en la inestabilidad e incapacidad -con excepciones- del nivel directivo distrital. Aunque la administración es más que los directivos, y gran parte de su quehacer se realiza bajo la noción de derechos, criterios de política pública e inercia estratégica y operacional, que implica cierta “independencia” de los ámbitos políticos. 

Conocer para escoger

Aunque la ciudad no es solo responsabilidad del alcalde, ni su desempeño equivale a la calidad de su sociedad, se requiere un líder que ejerza con solvencia. Para una selección informada, conviene destacar qué pueden ofrecer los candidatos populares.

¿Puede generar Clara, confianza para gobernar? Difícil mientras no explique por qué no vio o no dijo lo que vio. Si le montaron un Carrusel en sus predios, la relación con el Concejo, la construcción de gobernabilidad, etc., igual se los podrían montar de nuevo y tampoco los vería. 

¿Pueden Pacho Santos-Uribe, ofrecer futuro a la ciudad? Entre otros, los serios problemas actuales de accesibilidad -por concesión del Aeropuerto, de seguridad -por reinserción irresponsable de 20.000 paramilitares, dejados a su libre albedrio-, y de desindustrialización y empleo -por el TLC y normas de flexibilización laboral-, son legados del dúo cuando gobernaba a nivel nacional. Poco más se puede esperar.

Pero la distancia mayor existe entre lo que Peñalosa dice ser y lo que es. ¿Puede ser un gran alcalde con el mal manejo fiscal que hizo? 

1.    Recibió la mejor situación posible en 1997 y en 2000 entrego déficit fiscal, aunque dispuso de la mayor cantidad de recursos en la historia.

2.    Congeló la sobretasa a la gasolina para destinarla al Metro, luego a Transmilenio, negando recursos para mantenimiento vial.

3.    Dispuso del ahorro de generaciones -obtenido por capitalización de Empresa de Energía de Bogotá-, con criterios de corto plazo.

4.    Presiono en exceso el gasto de inversión, sin garantizar sostenibilidad ni financiación de dotación, operación y mantenimiento.

5.    Autorizó gasto de inversión con recursos de crédito que no tramitó o no le concedieron, lo que implico gastos en curso sin financiar.

6.    Anunció la venta de la ETB, autorizó gasto de inversión contra recursos no obtenidos, y como no se vendió, dejo el gasto desfinanciado.

7.    Para financiar proyectos se gastó los recursos extraordinarios, los que correspondían a su gobierno y parte de los del siguiente.

8.    No tuvo una estrategia fiscal ni financiera, solo de gastos, a costa de déficit, iliquidez e insostenibilidad de la inversión.

9.    Durante su gobierno la ciudad perdió la calificación de riesgos -obtenida en 1996- por incumplir la condición de fondear el pasivo pensional con recursos de capitalización de la Empresa de Energía, y baja en liquidez de Tesorería.

Como si fuera poco, estos candidatos no tienen en Bogotá su aspiración prioritaria sino un medio para competir nacionalmente. La ciudad podría convertirse en cuartel de sus campañas, financiarlas con su erario y aplazar su destino hasta que sacien su sed de poder nacional. En el escenario extremo, ¿qué tal el trío Peñalosa-Vargas Lleras-Uribe comandando la oposición desde Bogotá, en pleno proceso de paz? 

La libertad de elegir

La mejor opción es elegir a quien represente menos sectores específicos y más ciudadanía, no pose de salvador pero ayude a construir colectivamente, no alardee y valore lo que ciudadanía y ciudad hacen bien desde hace décadas.

Rafael Pardo Rueda puede ofrecer amplia y variada experiencia académica y pública, mesura para abordar conflictos y gestionar en paz, realismo para enfrentar los asuntos de ciudad, aplicación al presente sin ambiciones ocultas, capacidad de trabajo en equipo, disposición a ampliar el conocimiento y escuchar argumentaciones sin ánimos autocráticos. 

Y puede que todos vivamos en paz…