“Calificar toda la Ley de regalos es bastante irresponsable”: Bruce Mac Master
martes, 17 de diciembre de 2019
El presidente de la Andi recordó que las inversiones de la industria son sometidas al IVA entre otros puntos
El presidente de la Andi, Bruce Mac Master, ha destacado en varias ocasiones la forma como desde el empresariado colombiano se ve a la Ley de Crecimiento, un canal de incentivos y estímulos que son necesarios para el apoyo a emprendedores y la formalización, “que ya han demostrado su efectividad” con los primeros resultados de 2019.
Mac Master también se refirió al mito de los “regalos” que llegarían a empresarios, como opositores lo han manifestado.
¿La reforma conduce a una sociedad más desigual y a ventajas injustificadas a sectores adinerados, poderosos de la sociedad?
Es muy grave plantear la discusión en esos términos. Contraponer a “sectores adinerados y poderosos de la sociedad” con el resto de la población es una manipulación ideológica falsa. Pero además es muy peligroso en tiempos en que la polarización es alimento de los extremos, y no se destaca por la capacidad de dar debates objetivos y responsables.
La decisión que se está planteando es sobre si seguir recargando con impuestos, al sector productivo, que es el que genera empleo, oportunidades, bienes y riqueza para la población, o no. El objetivo de la conversación, como se ha planteado desde el sector empresarial y económico es el de poder identificar cuál es la tasa efectiva final de tributación que permita al sector empresarial ser el mejor aliado del país en temas como creación de empleo, atracción de inversión y aporte al desarrollo social. Esto solo se logra fortaleciendo la actividad empresarial, el emprendimiento y la creación de nuevos negocios y empresas.
El error principal, pero que sin duda requiere de una explicación detallada, es el de adjudicarle a las empresas la calidad de “ricas”. Las empresas no son ricas ni pobres, no hay estratos para las empresas, hay incluso empresas muy grandes con inmensos problemas de viabilidad financiera. Es una herencia mal habida de la idea de lucha de clases que ha hecho carrera en el discurso, no solo de la izquierda, sino del efecticismo político.
No hay duda de que uno de los mayores desafíos de nuestra sociedad es la reducción de la inequidad. De la inequidad entre los más pobres y los más ricos, no entre las empresas menos exitosas y las personas más ricas, ni al contrario. La equidad, que debe ser un objetivo de toda sociedad, se debe buscar entre personas. Va siendo más bien hora de que pensemos claramente en el tema de los impuestos y su capacidad redistributiva entre personas.
Entonces es un error fundamental, buscar atajos en los recaudos tributarios, evitando llegar a las personas, cobrando exageradas tasas de impuestos en las operaciones de las empresas. Puede ser más fácil cobrarlos, porque nuestro sistema tributario ha sido muy malo en controlar a los contribuyentes, pero es sin duda un inmenso costo a la competitividad de nuestros productos, servicios, empresas y emprendimientos. Es el más alto costo autoimpuesto al funcionamiento de la economía.
En Colombia, con la excusa de que el Estado es muy ineficaz en cobrar impuestos decidimos gravar las actividades más fáciles de controlar, y nos llenamos de impuestos que hoy son nuestra trampa al desarrollo. Las transacciones financieras, la gasolina, las compraventas, los trámites, el ICA, solo algunos ejemplos, pero lo más dramático es dedicarnos a gravar cada paso de la actividad empresarial, que debería ser nuestra principal fuente de producción de riqueza.
¿Por qué cree que algunos dicen que se le están dando regalos o “gabelas” a las empresas?
En ese mismo discurso efectista y sin duda popular, se ha optado también asimilar que los incentivos a la producción o al desarrollo de un sector con regalos y gabelas. El más mencionado es uno que ni siquiera es un regalo. Se trata del impuesto a la inversión y la productividad, como es el IVA a los bienes de capital. Todos los economistas le achacan parte de la falta de desarrollo empresarial y económico del país a la baja productividad del capital. Hablan por ejemplo de la falta de inversión en tecnología y maquinaria. Pues bien, Colombia es uno de los muy pocos países del mundo que grava con IVA sus inversiones. Cuando al fin se había logrado descontar ese impuesto de las rentas futuras, ahora se le llama gabela o regalo a los empresarios.
Por cierto, esto que había sido razonable en la Ley de Financiamiento del 2018, resulta ahora inaceptable.
Es muy llamativo, que esta ley sea tan “inaceptable” para algunos sectores, cuando básicamente contiene lo mismo de la anterior más algunos muy importantes beneficios para la población más vulnerable. ¿Qué ha cambiado?
No vamos a negar, ni defender algunos beneficios puntuales que pueden resultar injustificados. Si es así, hay que ponerse en la tarea de cazarlos y quitarlos, pero calificar toda la Ley de regalos es bastante irresponsable.
¿Cómo ven el desarrollo empresarial con base en implementación de políticas?
En Colombia nos ha avergonzado hacer política de desarrollo empresarial por años, y ese error lo hemos pagado con sangre. Es totalmente legítimo y además conveniente que un país decida apoyar un sector, una región o una industria en particular.
Entonces, ¿cómo está el país frente a otros de la región en ese punto?
La mayoría de los países con los que Colombia ha competido en los últimos años lo han hecho: los que estaban en los años 90 en un nivel similar a Colombia y emprendieron políticas de desarrollo industrial o empresarial nos han tomado inmensa ventaja en términos de competitividad, PIB, generación de riqueza, e incluso de educación y salud. Basta mirar lo que ha pasado con Israel, Turquía, Corea del Sur, Malasia o Singapur. También con algunos más cercanos como Costa Rica, Perú o Chile.
Las modificaciones que se han hecho a la nueva Ley, precisamente van en la dirección de fortalecer el tema social: La devolución del IVA para la población más vulnerable con pago en efectivo cada dos meses; la generación de empleo para menores de 28 años; la reducción gradual en los aportes de salud para los pensionados; y los tres días sin IVA para que la población pueda adquirir productos como vestuario, útiles escolares, electrodomésticos, elementos deportivos y juguetes.
¿Les convencen las cifras para decir que no habría crisis fiscal si se aprueba la reforma?
Las cifras que está mostrando el Ministerio de Hacienda y la Dian son de mayor recaudo; esa es una responsabilidad del Gobierno. ¿De cuando acá ahora no creemos en la capacidad de esa entidad de cuadrar las finanzas de la Nación? ¿Por qué ahora los vamos a tratar como minusválidos, siendo los guardianes del equilibrio fiscal por décadas? Los datos que está mostrando la economía son de mayor crecimiento y mayor inversión en el país. Esto le genera a Colombia mayores posibilidades de recaudo vía impuestos. Un crecimiento superior de la economía, al tiempo permitirá tener un mayor ingreso de recursos.
De otra parte, el Régimen Simple está permitiendo la formalización de una cantidad de pequeños negocios y empresas. Los hechos están mostrando los resultados de este primer año de Ley de financiamiento, por lo cual no sería lógico parar un proceso que le está siendo positivo.
Si se llegara a perder la condición tributaria que tenemos hasta el momento la economía entraría en gran riesgo y eso afectaría no solo a las empresas, también a los hogares, el consumo y el empleo.
¿Cómo la tributaria puede ayudar al crecimiento?
La Ley de Financiamiento actual es el mejor ejemplo: Los inversionistas llegaron al país atraídos por esos estímulos, basta ver las cifras reveladas por el Banco de La República que muestran un aumento de 20.6% frente al 2018.
Las empresas ya instaladas han estado invirtiendo a lo largo del año, gracias a los incentivos que introdujo la Ley y esto se ve reflejado en la reactivación que estamos viendo.
No podemos perder de vista que mientras que la región crece a tasas bajas, Colombia lo hace en un 3,3%, hecho destacado por varios organismos internacionales, el último de ellos la Cepal que pronostica que en 2019 creceremos en 3,2%.