Ambiente

La mitad de los municipios que abarca el Páramo de Sumapaz se encuentra en consultas

Colprensa

A propósito de la delimitación del páramo de Sumapaz el próximo sábado, si se tiene en cuenta el número de municipios que abarca, en seis de ellos se han realizado consultas populares o están en procesos.

Katherine Benítez Piñeros

Después de haber sido un escenario estratégico en el conflicto armado con las Farc, el Páramo de Sumapaz, el más grande del mundo, será blindado frente a nuevas amenazas contra el ambiente gracias a su delimitación que se dará este sábado, según manifestó el presidente Juan Manuel Santos.

De acuerdo con Parques Nacionales Naturales, el páramo tiene una extensión de 315.066 hectáreas y está ubicado en cinco municipios de Cundinamarca, seis de Meta, uno de Huila y en las localidades de Usme y Sumapaz de Bogotá.
De esos municipios, Pasca, Arbeláez y Cabrera en Cundinamarca, al igual que Guamal, El Castillo y Uribe en Meta, han realizado consultas populares contra el sector minero-energético o están en proceso.

En el caso de Pasca, la votación se llevará el próximo 6 de agosto (hidrocarburos); en Arbeláez ganó el no a la minería a gran escala y a actividades del sector de hidrocarburos; y en Cabrera, los habitantes votaron no a la realización de proyectos hidroeléctricos y del sector de hidrocarburos. Entre tanto, en Meta, en los tres municipios hay alertas de consultas contra laindustria petrolera según la Asociación Colombiana del Petróleo (ACP).

De acuerdo con Brigitte Baptiste, directora del Instituto Humboldt, no hay una relación explícita entre las consultas y la protección del páramo, puesto que al ser un parque nacional natural ahí nunca se puede hacer minería ni petróleo.

“En Sumapaz, las actividades mineras o petroleras no son importantes, pero hay que definir el límite exacto hasta el cual podrían acceder aspirantes a desarrollarlas. La delimitación es importante como en el resto del país para garantizar y orientar las inversiones públicas en la gestión del agua”, afirmó Baptiste.

Precisamente, para Néstor Franco, director de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), la delimitación permitirá que saber cuál será el plan de manejo dentro de esos límites y cuáles son las actividades permitidas, prohibidas y condicionadas que se podrán hacer en el páramo.

“Buscamos que en el posconflicto no sea afectado por amenazas como la extensión irresponsable de la frontera agropecuaria; la ganadería extensiva; presión por turismo desordenado; exploración minera y de hidrocarburos, y la presión urbanística en la localidad de Usme y Sumapaz”, destacó.

De igual forma, Franco señaló que con la delimitación, algunos temas esenciales son analizar hasta qué punto la actividad agropecuaria se puede realizar en las zonas aledañas al páramo, y cómo lograr generar a los propietarios posibilidades de actividades ecoturísticas que les puedan servir de ingresos.

“El turismo lo deberán hacer y promover quienes viven en el páramo. La idea de la CAR es no permitir que terceros sean operadores de ecoturismo o turismo de paisaje”, concluyó.

Labor interinstitucional de protección
Por sus innumerables servicios ecosistémicos, la CAR destacó la importancia de la articulación de acciones interinstitucionales en torno a la protección y conservación. Se han realizado mesas de trabajo con los entes territoriales de los departamentos de Huila, Meta y Cundinamarca; así como los ministerios de Ambiente, Cultura y Comercio, Parques Naturales Nacionales, alcaldías municipales, las corporaciones autónomas, Ejército Nacional y los institutos Agustín Codazzi y Humboldt. “Tenemos que volver al páramo a reconocerlo y aprender de él”, afirmó Franco.

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