Consejo de Estado negó demanda contra la reglamentación del fracking
jueves, 7 de julio de 2022
El accionante sostuvo que estos mandatos representan un riesgo para los recursos naturales y la salud humana, animal y vegetal
Este jueves, el Consejo de Estado negó las pretensiones de una demanda que pretendía la nulidad de las normas técnicas para la exploración y explotación de hidrocarburos en yacimientos no convencionales, incluyendo la técnica de estimulación o fracturamiento hidráulico, también conocida como fracking.
Así lo determinó la Sección Tercera de la alta corte en sesión del 7 de julio de 2022, la cual desestimó los cargos y pretensiones de nulidad presentadas en contra del Decreto 3004 de 2013 y de la Resolución No. 90341 de 2014, emitidas por el Gobierno.
Estas normas fueron demandas porque, según el actor, no solo autorizan, avalan o permiten la técnica del fracking en el país, sino que esos mandatos representan un riesgo para los recursos naturales y la salud humana, animal y vegetal, "en tanto contienen reglas que resultan insuficientes o no idóneos para evitar o mitigar estas consecuencias eventualmente dañinas".
Por su parte, la Sección Tercera indicó que las normas acusadas corresponden a un reglamento técnico y que su función como juez de legalidad se circunscribe a determinar, con fundamento en las razones jurídicas de la demanda, si este vulnera las normas de mayor jerarquía indicadas por el actor.
"El principio de precaución, contenido en la Ley 99 de 1993, no tiene, por regla general, un carácter prohibitivo y paralizante. Aclaró que, por el contrario, es un llamado a la acción regulatoria, de manera que no se concreta en una proscripción a las autoridades para establecer los requisitos técnicos que deben cumplir quienes adelanten determinadas actividades comerciales y que tienen una incidencia ambiental jurídicamente relevante", señaló.
En el mismo orden, explicó que las autoridades administrativas tienen la atribución y el deber de escoger los medios técnicos y operativos apropiados, a la luz de las circunstancias concretas, para alcanzar la finalidad legalmente perseguida con el principio de precaución, el cual impone que la determinación sobre tales medios sean razonables y estén fundamentados en una investigación científica adecuada de los factores desencadenantes de tales riesgos y de los bienes jurídicos que pueden verse afectados por su materialización.