Costo del deprimido de la 94 alcanza para remodelar tres aeropuertos
miércoles, 22 de marzo de 2017
Juan Pablo Vega B.
“Este tipo de problemas no deben volver a pasar. Nosotros no vamos a ser atropellados ni tomar decisiones políticas”, fueron las primeras palabras del Alcalde al dar apertura del paso vehicular en el deprimido.
Luego de ocho años de retraso a partir del momento de comenzar su construcción, la obra terminó costando $170.000, cuatro veces más de lo que se planteó durante la alcaldía de Samuel Moreno, en 2009, cuando se adjudicó.
En ese momento, se calculó que el deprimido estaría listo en 17 meses, es decir, en 2011 y valdría $46.000 millones, proyecciones muy lejanas a las que fueron requeridas realmente.
Este costo final puede ser equiparado al de varios proyectos de infraestructura que viene desarrollando el Gobierno Nacional e incluso, alcanzaría para varias obras.
LR hizo el ejercicio de revisar obras con el mismo valor y encontró que, con los $170.000 millones del deprimido, se podrían remodelar hasta tres aeropuertos de ciudades capitales o incluso, financiar el desarrollo productivo de las regiones.
La remodelación del aeropuerto Simón Bolívar de Santa Marta, en ejecución en este momento, vale $109.500 millones. Para completar el combo, se puede meter las obras del aeropuerto Camilo Daza, de Cúcuta, por $53.868 millones, y de ñapa los $5.966 millones que se están ejecutando en el Rafael Nuñez en Cartagena.
Incluso, el costo del deprimido casi equipara al de la remodelación de la terminal aérea de Cali, cuya inversión llega a $182.123 millones, o puede ser la mitad de la ampliación del José María Córdova, en Rionegro ($324.813 millones).
Solo para poner otros ejemplos, las obras de la calle 94 son un poco más de 10% de las vías terciarias que hará el Gobierno. Además, es superior a lo que valdrá la implementación de la Política de Desarrollo Productivo del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo que vale cerca de $120.000 millones.
Incluso se podrían sumar varias de las nuevas carreteras que se construirán en los departamentos, en manos del Invías.
A pesar de que Peñalosa sostenga que no habrá nuevos retrasos en obras en la ciudad, expertos creen que es una situación que se seguirá repitiendo, pues la contratación en el país está mal planteada.
El director del Centro de Investigaciones Económicas de la Escuela de Ingeniería Julio Garavito, Eduardo Sarmiento, aseguró que “esto se va a seguir dando, porque tenemos un sistema de contratación en el cual los proyectos se entregan por debajo del valor real y luego se ajustan en el camino”, lo que explica el incremento de los costos de las obras.
¿Cuáles fueron los retrasos?
En 2005 se planteó la necesidad de construir esta obra, por lo cual su financiación fue incluida en el acuerdo 180 de valorización, con un presupuesto inicial de $46.000 millones.
Cuatro años después, en 2009, se le adjudicó esta obra a una de las empresas de Julio Gómez, contratista por aquella época del Distrito y que fue condenado a 10 años de prisión por varios delitos. Entre 2009 y 2010 la obra estuvo parada, al tiempo que el contratista recibió anticipos por cerca de $13.000 millones.
En 2012, ya había sido liquidado el contrato por parte del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), que adjudicó la obra a un nuevo consorcio (AIA Concay) el cual reveló el verdadero costo, cercano al actual.
En 2014, la obra que ya estaba en curso, se volvió a retrasar por el traslado de una red del Acueducto de Bogotá, lo que evitó mayores avances.
Aunque el deprimido ya está, Sarmiento cree que “es un fiasco”, no solo por las demoras, sino porque hoy ya es insuficiente para las necesidades de movilidad que tiene la ciudad.
La opinión
Eduardo Sarmiento
Director CIE de la Escuela de ingeniería Julio Garavito
“No se ha aprendido de la experiencia. La improvisación de las obras es alta y todavía se presentan proyectos por debajo de los costos reales”.