Culminó etapa de excavación del Túnel del Toyo y prevé terminar obras para 2024
sábado, 7 de octubre de 2023
El megaproyecto hace parte de las Autopistas de la Prosperidad del programa de vías 4G de concesiones, inició obras en 2015
En la mañana del viernes, el gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria Correa, activó la carga explosiva que dio por terminada la actividad de excavación el Túnel del Toyo, el más largo de América.
“Cae la última roca que nos separaba del mar, el Túnel Guillermo Gaviria Echeverri se abre paso en la cordillera occidental y un mundo de oportunidades aparece en el horizonte. El orgullo no nos cabe en el pecho, excavamos el túnel más largo de América. ¡Una vez más demostramos la pujanza antioqueña!”, trinó el gobernador.
Juan Pablo López Cortés, secretario sectorial de Desarrollo Territorial, destacó que “fue una detonación perfecta, con precisión del 100% y un margen de error de cero. La ingeniería colombiana y antioqueña es una potencia global de construcción de túneles en el mundo”.
Este túnel tiene una longitud de 9.730 metros y está bajo una montaña de cerca de 900 metros y, para construirlo, se excavaron 1,4 millones de metros cuadrados de tierra y roca.
Con esta etapa culminada, se espera que la obra empiece a operar con toda la conexión vial en 2025, pues más allá de ser un túnel, hace parte del programa de vías de cuarta generación de concesiones viales 4G. La construcción del Túnel Guillermo Gaviria Echeverri y sus vías de acceso es esencial para unir las concesiones Mar 1 (Medellín-Santa Fe de Antioquia) y Mar 2 (Cañasgordas-El Tigre).
Todo el proyecto tiene una longitud de 39,5 kilómetros de vía nueva y el diseño permitirá alcanzar una velocidad de 90 kilómetros por hora, lo que permitirá acortar tiempos de desplazamiento.
La proyección de la obra es lograr conectar Medellín con el Urabá en menos de cuatro horas y media; Santa Fe de Antioquia con Cañasgordas en 37 minutos; y Santa Fe de Antioquia y el Urabá en solamente tres horas y media. También Bogotá, hoy a 1.000 kilómetros del puerto de Barranquilla, accederá por esta ruta a los puertos del Urabá antioqueño, acortando 263 kilómetros.
La inversión total del proyecto ronda $3,7 billones de 2022 y consta de dos tramos. El primer tramo está a cargo de la Alcaldía de Medellín y la Gobernación y consta de siete túneles (incluido el Toyo), 17 puentes y 4,4 kilómetros de vías a cielo abierto. El resto de las obras del proyecto en el primer tramo deberán concluirse en el primer semestre de 2024.
El segundo tramo, que está a cargo del Gobierno Nacional, a través del Invías, consta de 11 túneles, 13 puentes y 12,51 kilómetros a cielo abierto.
En la línea de tiempo, una vez se hayan concluido las obras civiles del Túnel del Toyo, el Instituto Nacional de Vías, Invías, deberá dar inicio a la instalación de equipos electromecánicos del túnel principal, lo que serían equipos de ventilación, iluminación, de emergencia, circuito cerrado de televisión, entre otros detalles.
Un vistazo a la historia
En marzo de 2016, por órdenes del entonces gobernador de Antioquia, Luis Pérez, se detuvieron los estudios previos al inicio del túnel. En la vereda Buenos Aires, de Cañasgordas, no volvieron a ver a los ingenieros, topógrafos y antropólogos, las máquinas quedaron paralizadas y la comunidad entre el temor por la afectación de sus propiedades con el proyecto y la incertidumbre de su ejecución.
Se rumoraba que sus casas estaban en la ruta de una nueva conexión hacia Urabá, con un túnel que cambiaría sus vidas.
El proyecto, inscrito en las Autopistas de la Prosperidad, se dividía en los tramos Mar 1, hasta Cañasgordas, y Mar 2, hasta Necoclí, la obra más grande de infraestructura en el departamento. Para entonces se habían adjudicado recursos por $1,04 billones para las obras físicas y $61.385 millones para la interventoría.
La Gobernación de Antioquia aportaría $780.000 millones, la Alcaldía de Medellín $520.000 millones y la Nación $540.000 millones para ejecutar la vía en su totalidad. Al otro lado de aquel túnel por construir, en el municipio de Giraldo, había ilusión por cambiar un viaje que era una tortura, con numerosas curvas y abismos desde Santa Fe de Antioquia, derrumbes frecuentes y una vía en mal estado.
El alcalde Wilmar Manco también cuestionaba la escasa información sobre el proyecto, pero confiaba en el desarrollo que traería para la región y su gente.