Dane ajustó las estadísticas de pobreza y desigualdad por falta de censos actualizados
jueves, 19 de diciembre de 2024
La entidad presentó un nuevo cálculo del coeficiente de Gini y los resultados de pobreza monetaria, para ajustar las series años anteriores con la metodología actual
El Dane en conjunto con el Comité de Expertos en Pobreza Monetaria presentaron los resultados empalmados de la pobreza monetaria y el coeficiente de Gini. La entidad estadística volvió a hacer los cálculos desde 2012 hasta 2020, año en el que se comenzó a implementar una nueva metodología, alineada con los estándares internacionales.
Aunque en la visual comparativa de las estadísticas los resultados son diferentes, en algunos casos hay variaciones de hasta tres puntos porcentuales, en otros la diferencia es mínima. No obstante, el Dane enfatiza que los balances no son comparables, toda vez que los resultados se realizan con cifras distintas.
“Es muy importante tener en cuenta que no se puede comparar la serie empalmada con la serie sin empalmar. Por ejemplo, tomemos el año de la pandemia, cuando creció la pobreza por las razones obvias de la contingencia saniaria, la serie empalmada nos da una cifra de 43,1% y sin empalmar 42,5%. Ese contraste no se puede hacer, porque de entrada estamos variando una población de base en la que hubo una diferenciación de casi 2 millones de personas, y esos denominadores son muy distintos en las series por eso esas comparaciones no van a ser posibles técnicamente”, explicó la directora del Dane, Piedad Urdinola.
¿Cuáles son los nuevos resultados?
Hay que explicar la diferencia de cada uno de los datos que se presentan: un hogar en pobreza monetaria extrema es aquel que no tiene suficiente ingreso mensual para adquirir la canasta básica de alimentos, está dentro de la línea de pobreza extrema. Si logra cubrir el anterior rubro, pero, no le alcanza para pagar gastos como vivienda, transporte, ropa o calzado, está en condición de pobreza monetaria.
Sobre la pobreza monetaria, para 2012 se estimó que 41% de la población estaba dentro de esa categoría. La tendencia muestra una contracción sostenida hasta 2015, cuando cayó a 36,8%. Se estancó por un año para volver a caer hasta 35,5% en 2018 y la moda se revierte desde 2019, llegando a un máximo de 43,1% en 2020, la cifra más alta dentro de la serie ajustada.
Desde 2020 hasta 2023 este tipo de pobreza cayó 10,1 puntos porcentuales, la caída más significativa de la última década. Estos últimos datos ya se conocían, y son los que la entidad presenta anualmente a mediados de julio.
Sobre la pobreza monetaria extrema, en 2012 se encontró que 13% de la población estaba en esa situación, desde ese año hasta 2014 cayó a 10,9%. La cifra se mantuvo en 2015 y repuntó en 2016 a 11,7%. La cifra retrocedió hasta 2018 cuando llegó a 10,4% y en 2020 se disparó la estadística hasta 17,3%.
Desde ese punto máximo alcanzado en la pandemia, hasta 2023, el indicador ha caído 5,9 puntos porcentuales.
Sobre el coeficiente de Gini, que mide la desigualdad, en 2012 el puntaje era de 0,546, mismo resultado que en 2023, pero la tendencia muestra que ha vuelto a caer este indicador, luego de su punto más bajo, alcanzado en 2017 cuando se llegó a 0,519.
Las alertas del Dane
La entidad señaló que estos estudios dejan en evidencia que el país necesita mayor rigor en su aplicación estadística, principalmente en la periodicidad en la que se realizan los censos y mediciones.
“Este descalce se da desde las proyecciones de población que había en el Dane y que no se habían actualizado desde 2007, hasta el momento que se recoge el censo en 2018. La diferencia es de alrededor de dos millones de personas (…) El año pasado, en marzo, hicimos nuestras proyecciones que las llamamos así, post-covid, y para el próximo año estamos planeando tener unas nuevas proyecciones de población, dada la profundización en la caída de los nacimientos en el país”, agregó Urdinola.
El Dane también sugiere que se genere un factor único de empalme, con el fin de alinearse a las metodologías internacionales, y evitar las imprecisiones que surgen por estos datos viejos. Cabe señalar que hasta 2030 se volverá a hacer el censo poblacional, y desde hace tres décadas no se hacen censos económicos, lo que impacta en este tipo de mediciones.