Solo se está aprovechando 13,5% de las 39,2 millones de hectáreas con potencial
martes, 28 de junio de 2022
Los cultivos agrícolas con mayor extensión son los tropicales, cereales y frutales, que representan 70% de la área total de tierras
Colombia cuenta con una extensión de tierras de 114 millones de hectáreas. De estas, la frontera agrícola o el potencial para cultivar son 39,2 millones de hectáreas, lo que equivale a 34% del total. Durante el 2021, se registraron 5,3 millones de hectáreas sembradas, es decir, tan solo 13,5% del potencial. No obstante, el área cosechada no es el total del área sembrada, pues esta representa la cantidad de tierra que, al final de la siembra, fue productiva. Para 2021 esta zona se redujo a 4,9 millones de hectáreas y se registró una producción total de 73,2 millones de toneladas.
Según el último informe de la Evaluación Agropecuarias Municipales, EVA, realizado por la Unidad de Planeación Rural Agropecuaria, Upra, el área sembrada de 2021 disminuyó -1,2% en comparación con la siembra en 2020.
Esta disminución de terreno la explicó, Felipe Fonseca Fino, director de la Upra. “La actividad agropecuaria se enfrentó grandes desafíos durante el 2021, producto del incremento en los precios de las materias primas, así como en la tasa de cambio. Estas circunstancias han afectado la estructura de costos de producción en los diferentes sectores productivos, lo que ha tenido efectos negativos en los precios al consumidor y el ingreso de los productores. Sin embargo, se garantizó el abastecimiento de alimentos en nuestro país”.
Los cultivos agrícolas que más extensión de tierra tienen son los tropicales, con un total de 1,6 millones de hectáreas, en el top 3 de este grupo se encuentra: el café con 841.202 hectáreas, la caña de azúcar con 284.419 hectáreas y el cacao con 241.326 hectáreas; seguido de los cereales con 1,2 millones de hectáreas; y frutales con 1,04. Estos tres grupos representan el 70% de los cultivos en Colombia.
Así pues, 2021 trajo grandes retos para la actividad agropecuaria en el país, debido al fuerte incremento en los precios de las materias primas, así como en la tasa de cambio. Estas circunstancias afectaron de manera considerable la estructura de costos de producción en los diferentes sectores productivos, lo que tuvo efectos negativos en los precios al consumidor y el ingreso de los productores.
Aún así, se registró estabilidad en la producción agrícola, que estuvo 0,1 % debajo del total del 2020. Esta disminución fue la consecuencia de las afectaciones por cuenta de los bloqueos y el paro nacional en los meses de abril y mayo, además de las fuertes lluvias que afectó a la siembra y cosecha y la reducción del presupuesto debido a la situación mundial de la emergencia sanitaria.
El Gobierno entrante tiene grandes desafíos con respecto al desarrollo del campo. Jorge Bedoya, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia, SAC, asegura que se debe “lograr una producción rentable de alimentos, mantener la seguridad alimentaria y acceso económico a los consumidores, lo cual significa luchar contra la inflación y lo tercero combatir el retroceso del campo”.
La directora de la Corporación Colombiana Internacional, CCI, Adriana Senior, asegura que “tenemos una oportunidad gigante, por eso hoy puedo decir que tenemos una oferta agrícola interesante, pero no estamos auto abastecidos porque nos falta más diversificación de cultivos, sin embargo, está el motor que es la demanda de alimentos a nivel mundial y eso es lo que más necesitamos”. Añade acerca del terreno inutilizado que, “el tema de la tierra está en el uso de la tierra y en poder enfocar hacia una tierra productiva. Nosotros nos hemos enfocado más en cómo formalizamos la tierra. Yo creo que ahí no está el corazón, los grandes países que son altamente ofertantes de alimentos lo ha hecho a través de modelos de usufructo de la tierra.”
Aunque año a año la extensiones de tierra productiva aumentan, expertos creen que aún hay un gran potencial desperdiciado que pueden ser proyectos productivos exitosos, que generen valor al país y a la comunidad y que convierta a Colombia en un verdadero impulsor del agro competitivo que vaya de la mano a políticas ambientales.