Economía

El fenómeno de El Niño y sus tres hermanos

Rodrigo Castellanos

En este punto encuentro muchas similitudes entre la fábula y uno de los más grandes retos que enfrenta el  mercado eléctrico: administrar el riesgo de corto plazo exclusivamente con instrumentos de largo plazo. Evidencia de esto la encontramos claramente expresada en la prensa nacional. 

El pasado 24 de abril nos llegó la noticia que Emcali advirtió  un posible aumento hasta de 15% en la tarifa de energía para sus usuarios. Con el aumento de las probabilidades de que se forme un fenómeno de El Niño en lo que resta del año, se evidencian las situaciones de riesgo de corto y mediano plazo que enfrentan los agentes y la forma en que éstas afectan a los usuarios.   

Por otra parte, el 29 de abril nos llegó un mensaje de tranquilidad de parte de la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica (Acolgen), acerca del impacto del fenómeno de El Niño en las tarifas de energía. “85% de la energía del país se comercializa a través de contratos de largo plazo, lo cual garantiza precios estables, incluso en coyunturas inciertas como la actual”. ¿Quién tiene la razón? Los dos.  

Si bien es cierto que más de cuatro quintas partes de los requerimientos del mercado nacional de energía están cubiertas por contratos de largo plazo, esta situación no aplica para Emcali, que manifiesta en el mismo artículo que más de la mitad de la energía que requerirá hacia adelante, aún no tiene cobertura y tendrá que comprarla a la bolsa de energía según la cotización diaria.  Esto mismo es cierto para 15% del total del mercado nacional, lo que no es poca cosa.

¿Qué hacer entonces? Es claro que el mecanismo de contratación bilateral de energía funciona bien pero puede ser complementado. Si el camino fuera exclusivamente mirar al horizonte, uno esperaría que todas las empresas estuvieran contratadas a 100%. Por el contrario, y en eso sí hay consenso, depender completamente del hoy genera una incertidumbre indeseable cuando se habla de un servicio público esencial.

Los mercados estandarizados como el que administra Derivex son una alternativa para cubrir requerimientos de corto y mediano plazo (usualmente fuera de la práctica de contratación bilateral), así como para solucionar problemas de riesgo de crédito que es uno de los motivos por los que algunas empresas no están cubiertas en la misma proporción que el resto. Desafortunadamente, la regulación eléctrica no reconoce hoy esta alternativa como una herramienta válida para cubrir unos riesgos evidentes.  

De esta forma, ni Emcali ni ningún otro comercializador-distribuidor que esté en una situación similar, podrá hacer uso del esquema ofrecido, esquema que ha demostrado en otros países su valor, y que a pesar de que en Colombia está aún en formación, debería ser confirmación de que el mercado eléctrico colombiano es pionero y líder en el desarrollo eléctrico regional.

Con respecto al tercer hermano, “caminó, vereda adentro, el que más ojo en camino y ojo en lo por venir”.  En mi versión, este logra su objetivo de descubrir y fundar integrando adecuadamente, de manera segura y eficiente el presente y el futuro.