Economía

Historia y normas de las centrales de abasto

David "Chato" Romero

Dicho marco legal a nivel nacional fue la Ley 9 que aprobó el Congreso de la República y que hoy en día es conocida como el Código Sanitario Nacional. Sin embargo, reglamentar esta ley ha llevado varias décadas y varios gobiernos. En total, se han dictado diez decretos entre 1982 y 2010 para este fin. Este último acto administrativo tuvo el propósito de modificar y actualizar las multas. 

La administración de las plazas de mercado en el país han sido responsabilidad de las entidades territoriales y ha sido una herencia de la estructura administrativa de los españoles. El libro “La economía  colonial de la Nueva Granada” editado por el codirector del Banco de la República, Adolfo Meisel y la investigadora y economista María Teresa Ramírez, recuerda que los mercados de abastos en el Virreinato de la Nueva Granada estaba regulado por los cabildos de las ciudades y villas. También que los contratos estaban otorgados a los hacendados más influyentes en el que se fijaban precios bajos con el fin de descentivar la actividad, lo que en ocasiones generó desabastecimiento de productos en Santa Fé (hoy Bogotá). 

Las plazas nacen en espacios municipales donde se buscaba concentrar localmente las actividades de comercialización en una economía de autoconsumo. Esta práctica va desde el trueque hasta las transacciones que se conocen hoy en día. Bajo el modelo español, que fue el adoptado por Colombia, las plazas centrales de las ciudades sirvieron en un primer momento para este espacio. 

Vale recordar que en el centro de Bogotá, donde hoy está la Plaza de Bolívar, estuvo el mercado principal cuando este espacio era conocido como la Plaza Mayor. Incluso, las edificaciones alrededor donde están ubicada la Alcaldía Mayor o el Palacio de Justicia, fueron galerías y pasajes comerciales. En cuanto a la vigencia de estos espacios comerciales y puntos de encuentro, Carlos Suescún, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional señaló que “las plazas siguen estando vigentes para la comercialización de muchos productos campesinos. Las centrales de abastos que nacieron como una oportunidad para la economía campesina terminó siendo una cadena de intermediarios”. 

Así, el gran debate que se ha abierto desde 2005 entre las organizaciones campesinas y las alcaldías y gobernaciones ha sido que en la cadena que se generó entre el productor de alimentos y el consumidor final, los grandes beneficiarios son los intermediarios. “Hoy en día ocurre en las plazas de mercado lo mismo que en las grandes superficies y es que el campesino vende a intermediarios su producto”, agrega Suescún.

El Instituto Latinoamericano para una Sociedad y un Derecho Alternativo (Ilsa) junto con organizaciones campesinas y cooperación internacional llevaron la alternativa de comercialización en la que después (2010) se sumó la Alcaldía de Bogotá. El pulso hoy en día entre la Secretaría de Desarrollo Económico y las organizaciones campesinas es la organización de este encuentro que, por Acuerdo del Concejo de Bogotá, se debe realizar el primer viernes de junio de cada año. Las organizaciones alegan exclusión del proceso que han liderado desde 2005. 

LR habló con el secretario distrital Freddy Castro que explicó que el cambio en la organización se hace para “llevarlo a la institucionalidad. Queremos trabajar de la mano con las gobernaciones y entidades de la región central”. 

En general en Colombia la administración de las centrales de abastos está en manos de las alcaldías y gobernaciones es por esto que en la mayoría de casos en el presupuesto se deja un rubro para el tema de alimentos y servicios el cual busca mejorar las condiciones de los establecimientos.


Centrales de Medellín generan 7.000 empleos

En las plazas de mercado de Medellín no pueden faltar las flores. De hecho, la más antigua  tiene su génesis en este mercado. Es la Placita de Flórez, cuyo nombre fue dado en honor a quien donó el terreno (Rafael Flórez) hace 125 años. Además de esta existen otras tres plazas de mercado representativas: La América, La Minorista (José María Villa) y Campo Valdés, que juntas mueven no menos de 7.000 empleos entre directos e indirectos, congregan a más de 3.400 comerciantes y disponen de unos 15.000 metros cuadrados de espacios comerciales. La infraestructura de las plazas es de propiedad del municipio y son administradas por cooperativas de comerciantes. Su función es el comercio de frutas, verduras, abarrotes, cárnicos y en general alimentos provistos por mayoristas, productores y campesinos. Pero hoy allí se puede conseguir casi de todo: desde artesanías hasta servicios médicos. “A nosotros nos llega público de todos los estratos y movemos por años unos $45.000 millones”, dijo Juan Alberto Franco, gerente de la cooperativa que administra la Placita de Flórez. César Simbaqueba es el gerente de la cooperativa que opera La América, quien dice que la plaza tiene un tráfico de unas 1.000 personas diarias, cifra que se supera ampliamente los fines de semana. Allí llegan unas 2.500 personas “nuestro consumidor se centra en los estratos tres al seis”. 


Más de 750 toneladas diarias vende Pereira

Los mercados son parte de la historia comercial de Pereira. Su ubicación, en un cruce de caminos entre caucanos y antioqueños, fue el motor de las plazas de esta ciudad, incluso antes de ser fundada en 1863. En esta capital operan hoy dos plazas de mercado reconocidas: Mercasa, que tiene tanto mayoristas como minoristas  y es de naturaleza privada, y el  Centro de Comercialización de Alimentos y Productos Básicos, conocido como Impala, cuyo mayor propietario es el municipio. Entre las dos plazas se mueven más de 750 toneladas diarias de alimentos, lo que da un promedio superior a 20.000 mensuales que negocian los cerca de 750 comerciantes que trabajan en estos sitios. Mercasa, que surge en los años noventa, mueve unas 10.500 toneladas mensuales y son los granos y cereales el principal rubro con 30,23%. Le siguen frutas (26,67%) y verduras y hortalizas (16,21%). En la central minoristas están los comerciantes trasladados de la tradicional galería de Pereira, que tiene más de 80 años de existencia. “Tenemos unos 480 locales, la ocupación es de un 90% y en total trabajan de manera directa unas 1.300 personas”, dijo Medardo González, administrador de la plaza. Se surte de productores de varias regiones del país  y abastece a Risaralda, Valle del Cauca y Chocó. Allí llegan por día, en promedio, unas 2.000 personas.


Gran Bazar es el megamercado que se hará en Barranquilla

Reportes históricos indican que la primera gran plaza de mercado en Barranquilla entró en operación en 1907. Así mismo, en 1913 y 1949, respectivamente, fueron construidos el Mercado de Granos y el Mercado de La Loma. Las zonas que por muchos años fueron epicentro del comercio en la capital atlanticense, entre ellas la conocida como Barranquillita, hoy son opacadas por problemas de infraestructura, saneamiento e invasión al espacio público. Estas son frecuentadas, no obstante, por comerciantes y ciudadanos de a pie que buscan productos de la canasta familiar a precios más asequibles. Para ellos, el ahorro es hasta de 50%. 

El gerente de la Empresa de Desarrollo Urbano de Barranquilla (Edubar), Ramón Vides, aseguró que uno de los principales proyectos que llevará a cabo la administración distrital en este cuatrienio, para enfrentar dicha situación, será la construcción del Gran Bazar, un megamercado que servirá para reubicar de manera organizada a vendedores del sector. En gobiernos anteriores, Edubar puso en funcionamiento los mercados Edificio Fedecafé, Plaza Magola y Plaza Ujueta, estos dos últimos creados durante 1998 para reubicar a vendedores que invadían el espacio público de la calle 30.


Santa Elena mueve 20.000 toneladas al día

Santa Elena es una de las plazas de mercado más representativas de Cali. Con un área de casi 11.270 metros cuadrados, este espacio cuenta con 450 puestos de trabajo, los cuales reciben dentro de su mercado mayorista y minorista a cientos de caleños de martes a domingo, siendo el fin de semana el más movido, para adquirir todos los productos necesarios para su canasta familiar. 

De acuerdo con Miguel Muñoz Pinto, administrador de esta plaza en un día de mercado puede mover en promedio 20.000 toneladas de alimento. 

“La galería se surte de todos aquellos campesinos medianos y pequeños que tienen una o cinco hectáreas de tierra y que cuentan con la posibilidad de llevar al mercado 100, 200 o 300 bultos de alimento, ellos hacen parte del área rural de Cali y de municipios aledaños de todo el Valle del Cauca”, indicó Muñoz.

En el mejoramiento de esta plaza, y en el cual solo se ha contado con recursos propios y de los comerciantes, según Muñoz, desde 1994 se ha invertido más de $8.000 millones. Se han adecuado los puestos de trabajo, bodegas y cuartos fríos. “Trabajamos para mejorar el equipamiento de nuestros comerciantes para que tengan una mejor prestación del servicio con las ventajas de la tecnología”, agregó Muñoz.


En Bucaramanga dejarán gobernar a comerciantes

El surgimiento de los mercados públicos en Bucaramanga data de 1895, año en el que empezó a funcionar la antigua Plaza San Mateo, en una estructura de arquitectura republicana con disponibilidad para albergar unos 620 puestos de ventas varias. 

Este fue desplazado hacia 1995, cuando fueron terminadas las obras del Mercado Central. Actualmente sobreviven distintas plazas, entre ellas, la tradicional de San Francisco, Kennedy, La Concordia y Guarín, las cuatro administradas por la Alcaldía. 

La administración municipal anterior invirtió recursos por el orden de los $1.500 millones, para mejorar su infraestructura.  

Rodolfo Hernández, alcalde de Bucaramanga, ha asistido a reuniones con los comerciantes de las centrales de abasto, en las que han debatido problemas de infraestructura, ventilación, aguas negras, energía y vigilancia en muchas de estas zonas. Para ello, el mandatario delegó a la Secretaría del Interior Municipal para atender las reparaciones que sean necesarias.

Así mismo, Hernández ha dado a conocer que tiene en pie proyectos de reglamentación para que las plazas de mercado sean administradas por los mismos comerciantes, quienes podrán delegar a un apoderado para cada uno de estos espacios.

Las opiniones

Carlos Suescún 
Docente de Ciencias Económicas U. Nacional
“Las centrales de abastos que nacieron como oportunidad para la economía campesina terminaron siendo una cadena de intermediarios”.

Freddy Castro
Secretario de desarrollo económico de Bogotá
“Estamos buscando hacer APP para mejorar el entorno de las plazas de mercado y volverlas un atractivo turístico y punto de encuentro”.