Hacienda

Jorge Iván González se posesiona como miembro de número de la Acce

El académico presentó el trabajo 'El intuicionismo analítico de Bejarano', sobre el economista Jesús Antonio Bejarano

Sebastián Montes

El académico Jorge Iván González, profesor de instituciones como la Universidad Nacional de Colombia, Universidad de Los Andes y la Universidad Externado de Colombia, se posesionó hoy como miembro de número de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas (Acce) con su ensayo 'El intuicionismo analítico de Bejarano', en referencia al investigador Jesús Antonio Bejarano, asesinado en septiembre de 1999. El crimen aún continúa en investigación.

Bejarano llegó a ser decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional y también fue miembro de número de la Acce. Destacó como experto en la resolución de conflictos, rol que le llevó a ser consejero de paz en los gobiernos de Virgilio Barco y César Gaviria, así como participante activo en las negociaciones con las guerrillas de Colombia.

Sobre el trabajo de Bejarano, el presidente de la Acce, Beethoven Herrera, destacó que "se nutrió de diferentes obras y autores, pero fue consistente en rechazar los determinismos de quienes pretenden descubrir leyes de inevitable cumplimiento en economía, al tiempo que reconoció el valor de las instituciones".

Herrera también mencionó que, aunque Bejarano reconocía el papel del mercado, su crítica al pensamiento neoclásico es precisa, pues la califica, como bien destaca González, en amoral, ainstitucional y poco pertinente, y en su defecto reconoce el importante papel que el Estado debe cumplir en la economía.

Frente a su continuidad en la presidencia de la Acce, Herrera agregó que la posesión de González es "el último acto en el que participo en mi condición de Presidente". "La semana próxima tendremos elecciones y no aspiro a continuar, pues mis estudios postdoctorales captan ahora mi mayor atención", aseguró al agradecer a sus colegas por su confianza y apoyo.

Durante la presentación del texto, González destacó algunos aspectos de la trayectoria de Bejarano, asegurando que "es imposible clasificar su obra". A su vez, mencionó que no fue un teórico de la economía, elogió su creencia en la paz, a pesar de que "tenía un optimismo muy moderado", y resaltó su lucha al demostrar que la agricultura no debía depender de las dinámicas industriales.

El trabajo se refiere al método de pensamiento utilizado por Bejarano, nombrado "intuicionismo analítico" debido a "su capacidad admirable para percibir con el sentimiento y ordenar con la lógica". Uno de los fragmentos del documento se enfoca precisamente en esa metodología de Bejarano, donde sus argumentos se centran en ubicar a la intuición como un factor clave dentro del desarrollo de la política.

Para sustentar este argumento, González se centra en autores como Alfred Marshall, quien decía que la comprensión de la realidad económica requería del sentido común que para él es “el resultado de la experiencia de la vida, de nosotros mismos y de nuestros antepasados”.

Entre los aspectos más relevantes de la obra de Bejarano, González destaca cuatro características vitales: la diversidad de las temáticas, el afán de entender las características específicas de los países y las regiones, su rechazo a la lógica determinista, y su negativa a proponer leyes de carácter universal, así como una amplia revisión de la literatura, sin la pretensión de matricularse en una escuela.

Una de las virtudes que más resalta González en su trabajo es la capacidad de Bejarano de tener "una mirada de conjunto" que alimentó su reflexión académica y contribuyó a sus tareas como negociador. "Conociendo experiencias internacionales sobre la paz, especialmente en Centroamérica, no cayó en la tentación de asociar de manera simplista los procesos de allí con los de Colombia. Siempre destacó la particularidad de cada país", aseveró.

Frente a los procesos de paz, el académico destacó en su momento que no debe haber afán por copiar experiencias de otros países, y afirmó que la comprensión de la violencia requiere una "visión integrada" y no cuenta con una causalidad directa. Asimismo, solía quejarse de la poca atención prestada a la violencia por parte de los economistas en Colombia.

Para lograr la paz, aseguró que se necesita "evitar el facilismo" y se requiere mucha fortaleza para hacer "reformas estructurales de fondo".

Bejarano también fue estudioso de temas como la corrupción, pues en sus textos argumentaba que dicho fenómeno era una “falla de organización”. Por ello, mencionaba que los esfuerzos de la sociedad no se debían centrar en la invitación a la honestidad de los individuos, pues argumentaba que una sociedad bien ordenada "no puede estar basada en la buena"

Al mismo tiempo, Bejarano resaltaba que los problemas de la corrupción no se resuelven a partir de la “sanción legal de las conductas individuales” sino a través de la “fortaleza institucional”.

Otro de los campos donde resaltaba la labor de Bejarano era en la cuestión agraria. En su texto, González detalla el énfasis del académico en la necesidad de modernizar la productividad del campo. Al mismo tiempo, un factor que no le importaba era si el desarrollo colombiano se realizaba a través de la vía “campesina” o “terrateniente”. "Para él era más interesante tratar de entender las especificidades de las regiones colombianas", agregó González.

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