Hacienda

La economía a los ojos de los decanos de las mejores universidades en la materia

Cuatro académicos coinciden en que el avance de la pandemia determinará el futuro de la economía que entrará en recesión

Adriana Carolina Leal Acosta

Los decanos de economía de las mejores cuatro facultades universitarias del país en esta materia, según el QS World University Ranking, coinciden en que el futuro de la economía dependerá de la manera como avance la pandemia, lo que está estrictamente ligado a la manera como las personas se comporten, y las decisiones que tomen las autoridades para combatir la propagación del covid-19.

Así lo manifestaron Marcela Eslava, de la Universidad de los Andes; Jorge Armando Rodríguez, de la Universidad Nacional; Carlos Sepúlveda, de la Universidad del Rosario y Andrés Rosas, de la Universidad Javeriana.

Otro de los puntos en los que estuvieron de acuerdo los académicos, es que la crisis afloró la fragilidad de la economía local, pues aunque desde hace años se ha discutido que, por ejemplo, el rubro más importante de las exportaciones colombianas es el petróleo y sus derivados, y que eso lo hace vulnerable ante la volatilidad de los mercados; han hecho falta medidas más agresivas para lograr cambiar esa perspectiva.

“En el pasado, ingenuamente se pensó que bastaba con reducir aranceles y abrir la economía para impulsar las exportaciones. Pero se requiere una política de desarrollo exportadora, combinada con aprovechamiento del mercado interno”, enfatizó Rodríguez.

Así las cosas, los cuatro decanos piensan que el crecimiento del PIB de este año será negativo, y la mayoría prevé que podría ser peor al pronosticado por el Ministerio de Hacienda de -5,5%, yéndose hacia el dato de -7% del rango del Banco de la República, en el último informe de política monetaria publicado.

“Si logramos un buen ejercicio de aislamiento inteligente y no entramos en nuevos periodos de aislamiento generales estrictos, nos acercaríamos seguramente al PIB de -2%, pero si nos vemos enfrentados a un encierro total en algún momento del próximo semestre, el dato podría estar alrededor de las proyecciones de 5,5%”, dijo Sepúlveda.

Por otro lado, los economistas consideran que las decisiones que tome el Gobierno serán fundamentales y no deben apuntar solamente a manejar la crisis, sino que deben prever el efecto poscovid, pues “la pandemia tendrá un impacto aun más negativo sobre las mujeres que sobre los hombres, y especialmente sobre las mujeres cabezas de familia”, advirtió Rosas. Quien agregó que “ojalá que la enseñanza sea que la desigualdad en riqueza e ingresos, y en acceso a salud, educación, aire puro, servicios públicos e información de calidad no solo es éticamente indefensible, sino también enormemente costosa para la sociedad”.

Estas son las entrevistas completas:

Marcela Eslava

Universidad de los Andes

¿Cree que el país está preparado para continuar teletrabajando y tele-estudiando el resto del año?

Hay una fracción reducida del país que está efectivamente teletrabajando y tele-estudiando. Muchas otras personas tienen actividades que no son susceptibles de esa modalidad (jardineros, peluqueros, meseras, por ejemplo), o carecen de la conectividad necesaria para ejercer su actividad en modalidad virtual. Lo más preocupante es que esas dificultades se concentran en personas con mayor vulnerabilidad socioeconómica.

Aún dentro del grupo que sí se ha pasado a modalidad virtual, la posibilidad de teletrabajo y telestudio se va desgastando. Es el caso, por ejemplo, de niñas, niños y jóvenes. El colegio y la universidad, aún más el jardín infantil, no son sólo lugares para adquirir conocimientos. Son espacios fundamentales de formación como ciudadanos y seres sociales.

¿Cuál cree que ha sido la principal lección o enseñanza que ha dejado para el Gobierno, las instituciones, el empresariado y la población en general, la cuarentena y todos sus efectos económicos y sociales?

La necesidad de construir una estrategia integral para convivir con una enfermedad que llegó para quedarse y para la que es impredecible si y cuándo habrá solución médica. Me refiero a una estrategia que sea integral en el sentido temporal (cómo comienza, cómo evoluciona, cómo termina) y que lo sea también en el sentido de hacerse cargo de las complejidades éticas que involucra una situación que afecta todos los aspectos de la vida de las personas.

Numerosos analistas han dicho que la crisis evidenció que hay una excesiva dependencia de la economía colombiana al petróleo ¿comparte esa visión?

Esa excesiva dependencia es un hecho bien documentado para América Latina en general, desde mucho antes de la crisis. Las fórmulas para superarla pasan por la construcción de las bases de talento humano, regulaciones, ambiente competitivo e instituciones que generan los incentivos y las condiciones para la diversificación de la base productiva. Esa es la receta para tiempos normales. La crisis somete esa receta a obstáculos, incluyendo la incertidumbre sobre hasta dónde llegará la destrucción del tejido empresarial y de empleo, el impacto que habrá sobre la educación de niños, niñas y jóvenes. También le abre oportunidades, al darle sentido de urgencia a la formación de capacidades estatales (la de adaptarse a emergencias, la de robustecer el sistema de seguridad social , por ejemplo) y el énfasis redistributivo de la política fiscal.

El equipo técnico del Emisor en el informe de política monetaria señaló que el PIB caería en un rango de -2% y -7% este año ¿Cree que la cifra estaría más del lado del -2% o del -7%?

El impacto acumulado al final del año dependerá del manejo que se de a la crisis y la consecuente evolución de la enfermedad. Se minimizará si se adopta y anuncia una estrategia integrada que comprenda: 1) incremento intenso y rápido de las capacidades del sistema de salud para responder a la enfermedad y del de transporte para movilizar personas manteniendo el distanciamniento; 2) Pruebas extensas, rastreo sistemático de contactos de los infectados y aislamiento efectivo de ambos; 3) relajación del confinamiento permitido por esas capacidades incrementadas; 4) comunicación clara a la ciudadanía de las decisiones con respecto a los puntos previos; 3) cooperación y coordinación entre niveles y sectores de gobierno.

La conjugación de esos elementos no sólo permitirá que muchas personas puedan retomar sus proyectos de vida y la generación de ingresos, sino que entregará a los ciudadanos la información necesaria para tomar decisiones de gasto e inversión que sustenten una efectiva recuperación económica. Sin esos pilares será muy difícil hacer creíble la previsión de una salida de la crisis indispensable para que esa salida efectivamente se produzca.

¿Cuáles son los principales retos y expectativas que tiene de su nuevo cargo en la Universidad de los Andes?

El principal reto estructural para la educación en general es adaptarse a las necesidades que el cambio tecnológico y el desafío de la sostenibilidad ambiental imponen para la formación de talento humano. La actual crisis, sin embargo, nos enfrente al reto inmediato de adaptar nuestra tarea a la nueva normalidad. De una parte, impone la necesidad de adaptar las formas de enseñanza a una virtualidad mucho mayor de la usual, probablemente mucho mayor de lo que es ideal. De otra, trae mayores obstáculos y mayor inequidad en el acceso a la educación universitaria por la caída de ingresos de las familias y la insuficiencia de la conectividad. Todo esto en una coyuntura en que la generación y adquisición de conocimiento adquieren más importancia que nunca.

Jorge Armando Rodríguez

Universidad Nacional

¿Cree que el país está preparado para continuar teletrabajando y tele-estudiando el resto del año?

Creo que va a ser necesario mantener medidas para reducir el riesgo de contagio y fortalecer el sistema de salud, pero las actividades económicas van a tener que reanudarse de manera selectiva y gradual. Ante el covid-19, el país no está preparado para hacerlo todo virtual ni todo presencial. Conviene combinar actividades presenciales, sujetas a protocolos sanitarios y a limitaciones al tamaño de las aglomeraciones, con el teletrabajo y el telestudio. Querámoslo o no, las formas de trabajar y estudiar van experimentar cambios significativos.

¿Cuál cree que ha sido la principal lección o enseñanza que ha dejado para el Gobierno, las instituciones, el empresariado y la población en general, la cuarentena y todos sus efectos económicos y sociales?

Que es necesario mejorar y desarrollar la institucionalidad para lidiar con crisis socioeconómicas severas y con desastres naturales. Se requiere un régimen de protección social más robusto. Instrumentos como el ingreso básico garantizado o el seguro de desempleo merecen ser considerados. Habría que corregir las deficiencias protuberantes de cobertura y equidad del régimen pensional. Es importante hacer esto en forma fiscalmente sostenible: habría que elevar el nivel de tributación, especialmente de los más ricos.

Los indicadores macroeconómicos venían teniendo un desempeño positivo, se hablaba de un crecimiento casi del 4% antes de la crisis ¿Cree que esas expectativas eran realistas y todo venía tan bien como aseguraba el Ministerio de Hacienda?

El covid-19 cambió drásticamente el panorama macroeconómico de Colombia y el mundo. Como enseñan los historiadores de las pandemias, la suerte de la economía va a depender ahora de lo que suceda no solo en terreno médico sino también en el terreno social, en particular de si se desvanece o no la epidemia de miedo a la enfermedad. También son críticas las políticas adoptadas por el gobierno.

Antes del covid-19 se evidenciaba un debilitamiento de la economía colombiana y mundial. Aunque el gobierno nacional pecaba de optimista, a Colombia le estaba yendo menos mal que al promedio de América Latina.

Numerosos analistas han dicho que la crisis evidenció que hay una excesiva dependencia de la economía colombiana al petróleo ¿Comparte esa visión? De ser así, ¿qué se debería hacer para cambiar esa tendencia?

Es cierto, la dependencia del petróleo es excesiva. En 2018-2019 los ingresos petroleros representaron el 40% del valor total de las exportaciones del país. El Plan de Desarrollo del gobierno Duque se construyó sobre la expectativa de un boom petrolero. El covid-19 dejó sin piso esa expectativa. En el pasado ingenuamente se pensó que bastaba con reducir aranceles y abrir la economía para impulsar las exportaciones. Se requiere una política de desarrollo exportador, combinada con aprovechamiento del mercado interno.

El equipo técnico del Emisor en el informe de política monetaria señaló que el PIB caería en un rango de -2% y -7% este año ¿Cree que la cifra estaría más del lado del -2% o del -7%?

Temo que el PIB va a caer más del 5,5% esperado por el Gobierno y que el desempleo se va disparar, quizás a alrededor del 20%. Por eso se requieren políticas fiscales y monetarias expansionistas. Es segura una recesión este año, la cuestión es cómo evitar que la recesión se convierta en depresión.

Carlos Sepúlveda

Universidad del Rosario

¿Cree que el país está preparado para continuar teletrabajando y tele-estudiando el resto del año?

Es una realidad que tenemos que asumir. Muy seguramente no tendremos vacuna disponible este año, por los tenemos que ir aprendiendo cómo hacer una recuperación inteligente, consiente del cuidado necesario para tener bajo control la pandemia, pero buscando alternativas para reactivación de los diferentes sectores. Parte de esa recuperación inteligente, implica acceso remoto y virtualidad.

¿Cuál cree que ha sido la principal lección o enseñanza que ha dejado para el Gobierno, las instituciones, el empresariado y la población en general, la cuarentena y todos sus efectos económicos y sociales?

Una crisis de esta magnitud pone en evidencia nuestras fortalezas y nuestras debilidades, a nivel de hogar, de empresa, de Gobierno y de sociedad. Debemos reconocer esas fortalezas y cuidarlas, así como reconocer nuestras deficiencias y corregir problemas estructurales que dificultan manejar la situación actualmente.

Un aprendizaje general es que esta etapa de cuarentena fue una medida extrema, al no tener suficiente información, capacidad de reacción, ni tiempo.

Ahora tenemos algo más de información y algo más de capacidad. Debemos monitorear de manera integral los avances de contagio, de la capacidad del sistema de salud para atención y testeo, y de los diferentes sectores para reactivarse, e ir tomando decisiones buscando minimizar el número de fallecidos por covid-19, al mismo tiempo que minimizamos las pérdidas económicas.

Los indicadores macroeconómicos venían teniendo un desempeño positivo, se hablaba de un crecimiento casi del 4% antes de la crisis ¿Cree que esas expectativas eran realistas y todo venía tan bien como aseguraba el Ministerio de Hacienda?

Colombia inició el año con un crecimiento positivo, registrando un aumento del PIB en enero y febrero de 3,7% y 4,6% respectivamente, comparado con el 2019. Esos datos confirman una tendencia de recuperación que veníamos observando desde el segundo semestre de 2019.

Numerosos analistas han dicho que la crisis evidenció que hay una excesiva dependencia de la economía colombiana al petróleo ¿Comparte esa visión?

Eso quedó en evidencia mucho antes. Particularmente, el impacto que tuvimos en el país por la caída de los precios del petróleo en el 2015, mostró nuestra dependencia y vulnerabilidad ante ese mercado.

Mayor diversificación productiva, mayor ciencia y tecnología, y mejor educación, nos llevarían a una economía menos vulnerable, más resiliente y más productiva.

Frente a eso debemos abordar reformas de fondo sobre la manera en que funciona la economía: un sistema tributario más competitivo, justo y sano; un sistema de educación y Salud de calidad; un compromiso real frente a la ciencia, la tecnología y la innovación; un mercado laboral dinámico y flexible que evolucione acorde con las transformaciones sociales, entre otros.

El equipo técnico del Emisor en el informe de política monetaria señaló que el PIB caería en un rango de -2% y -7% este año ¿Cree que la cifra estaría más del lado del -2% o del -7%?

La incertidumbre respecto a la evolución de la pandemia en nuestro país y nuestra capacidad para avanzar hacia un aislamiento/recuperación inteligente, hace necesario trabajar bajo escenarios.

Si logramos un buen ejercicio de aislamiento inteligente y no entramos en nuevos periodos de aislamiento generales estrictos, nos acercaríamos seguramente a un dato del -2%.

Si nos vemos enfrentados a un encierro total en algún momento del próximo semestre, el dato podría estar alrededor de las proyecciones del gobierno de -5,5%.

Andrés Rosas

Universidad Javeriana

¿Cree que el país está preparado para continuar teletrabajando y tele-estudiando el resto del año?

El país definitivamente no está preparado para continuar con el teletrabajo y el estudio remoto de forma efectiva. Es importante iniciar aclarando que para un gran porcentaje de los empleados trabajar desde el hogar es una imposibilidad por la naturaleza de sus funciones. Los sectores de la construcción, entretenimiento, turismo, transporte y comercio, entre otros, requieren que gran parte de sus empleados laboren de forma presencial.

Muchos de estos sectores emplean mano de obra no calificada que es la que más expuesta va a estar al contagio. Por otro lado, la tecnología con la que cuentan muchas empresas y familias, el gran tamaño del sector informal, la discriminación de género y la competencia por recursos tecnológicos al interior de algunos hogares van a imponer grandes limitaciones a la efectividad promedio del teletrabajo. Esta gran desigualdad en el acceso a internet y computadores y a ambientes de trabajo adecuados a través de empresas y familias va a ser uno de los principales desafíos.

Tal vez el mayor reto consiste en las brechas de conectividad que afectan principalmente a la población de ingresos bajos y a municipios rurales. De acuerdo con el Dane, el 52,7% de los hogares del país cuenta con conexión a internet en sus hogares y el 41,6% cuenta con un computador. En centros poblados y rurales dispersos la situación es mucho más grave. En estos lugares, únicamente el 9,4% de la población cuenta con un computador en su hogar.

En educación primaria y secundaria, cálculos del Laboratorio de Economía de la Educación de la Universidad Javeriana evidencian que, el 63% de estudiantes de colegios oficiales y el 33% de colegios privados no cuentan con conexión a internet o computador en su hogar. El porcentaje de hogares que cuentan con ambos recursos es aún menor.

Además, durante la cuarentena, muchos padres necesitan también usar un computador y conectarse a internet en el hogar, reduciendo así el número de dispositivos y conectividad para los estudiantes.

Para el caso de educación superior las cifras de conectividad son un poco mejores. Sin embargo, un 29% de estudiantes en instituciones públicas y un 17% en instituciones privadas reportaron no tener computador ni conexión a internet.

¿Cuál cree que ha sido la principal lección o enseñanza que ha dejado para el Gobierno, las instituciones, el empresariado y la población en general, la cuarentena y todos sus efectos económicos y sociales?

Ojalá que la enseñanza sea que la desigualdad en riqueza e ingresos, y en acceso a salud, educación, aire puro, servicios públicos e información de calidad no solo es éticamente indefensible, sino también enormemente costosa para una sociedad. Lo mismo se puede decir de la desigualdad entre diferentes grupos de la sociedad, como la desigualdad de género y la desigualdad étnica.

Por ejemplo, un análisis conjunto del Dane y la iniciativa Género y Economía de la Universidad Javeriana encuentra que la pandemia tendrá un impacto aún más negativo sobre las mujeres que sobre los hombres, y especialmente sobre las mujeres cabezas de familia.

Décadas, incluso siglos, de decisiones equivocadas en materia de políticas públicas pueden tener impactos colosales en un país y en una sociedad. No sería sensato proponer una recuperación de la actual crisis sin tener en cuenta todas estas dimensiones de inequidad y los altos costos que imponen en muertes y calidad de vida.

La otra lección obvia consiste en la importancia del desarrollo sostenible. Es indispensable conservar el medio ambiente para evitar otra catástrofe ambiental, pero en caso de que ésta llegue debemos estar preparados para que una sociedad más equitativa y menos polarizada pueda enfrentarla y superarla de manera efectiva.

Los indicadores macroeconómicos venían teniendo un desempeño positivo, se hablaba de un crecimiento casi del 4% antes de la crisis. ¿Cree que esas expectativas eran realistas y todo venía tan bien como aseguraba el Ministerio de Hacienda?

Creo que las expectativas eran muy optimistas. El país creció al 3.3% en el 2019, y un aumento de 0,7 puntos porcentuales habría sido difícil de alcanzar, teniendo en cuenta la polarización política y las protestas sociales con las que cerró el 2019. Por otro lado, la baja favorabilidad del gobierno colombiano a principio del año 2020, el déficit fiscal, la guerra comercial entre las dos potencias mundiales y la incertidumbre política en los Estados Unidos complicaban mucho más el panorama.

Numerosos analistas han dicho que la crisis evidenció que hay una excesiva dependencia de la economía colombiana al petróleo ¿comparte esa visión?

No creo que haya sido la crisis la que evidenció una dependencia excesiva. De hecho, justo antes de que se sintieran los efectos de la pandemia, una guerra de precios entre Rusia y Arabia Saudita hizo que se desplomara el precio del barril de petróleo y prendió las alarmas en Colombia. Cabe anotar que esta no fue la única gran caída en el precio del petróleo en las últimas dos décadas. La dependencia excesiva, si esta existe, se debió haber evidenciado hace mucho. Los datos estaban disponibles.

Adicionalmente, en el 2015 el ministro de hacienda Mauricio Cárdenas mencionó que en materia económica y fiscal Colombia no era tan dependiente del petróleo. Eso lo dijo cuando este sector aportaba el 5% del PIB. El último trimestre, antes de que se sintieran los rigores fuertes de la pandemia, este sector produjo 8.107 miles de millones según el Dane. Esto equivale al 3.1% del PIB trimestral, lo que implica que en este momento Colombia debería ser aún menos dependiente que en el 2015. El hecho de que los precios de futuros del barril WTI hayan caído de US$60 a US$34 desde el comienzo del año hasta hoy, obliga al país a reducir aún más su dependencia de los ingresos del petróleo.

Esta situación debería llevar al gobierno a sustituir en el mediano plazo los ingresos que obtenía del petróleo a través de impuestos progresivos. También debe disminuir el déficit fiscal que generó la ley de financiamiento con los menores impuestos al capital. Lo que la actual crisis realmente evidenció fue el problema que generó la reducción en billones de pesos de recaudos por impuestos a las empresas.

El equipo técnico del Emisor en el informe de política monetaria señaló que el PIB caería en un rango de -2% y -7% este año. ¿Cree que la cifra estaría más del lado del -2% o del -7%?

Dada la información que tenemos hoy, es bastante improbable que Colombia logre alcanzar un crecimiento de -2% en el 2020. La cuarentena es también un intento del gobierno por resolver problemas de coordinación de millones de colombianos que realizan esfuerzos voluntarios por mantener el distanciamiento social. Muchos de los temores que han llevado a los individuos a permanecer distanciados de otra gente no van a desparecer una vez se levanten las restricciones. En ausencia de una vacuna o un tratamiento efectivo, el virus actúa como un gran impuesto al consumo y al trabajo, como lo sugiere el hecho de que muchos colombianos manifestaron estar de acuerdo con la ampliación de la cuarentena en repetidas ocasiones. Es muy diciente que países con restricciones de distanciamiento social mucho menos estrictas que las colombianas también están experimentando una caída libre de sus economías.

Adicionalmente, un análisis de las medidas económicas tomadas por el Gobierno para mitigar los efectos de la pandemia, realizado por el Observatorio Fiscal de la Pontificia Universidad Javeriana, encontró que éstas han sido insuficientes para proteger a las empresas y los empleos, y por lo tanto, muchos de estos empleos dejarán de existir antes de que se relajen las medidas de aislamiento preventivo. Desafortunadamente, esto implica que es muy probable que la tasa de crecimiento esté incluso por debajo de -7%.

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