La mayor diferencia entre el aumento del salario mínimo y la inflación se dio en 2021

El debate alrededor del incremento del salario mínimo para 2024 tiene consideraciones que llaman a buscar equilibrio entre las partes que lo discuten. Aunque los trabajadores quieren mejorar sus ingresos, si hay un incremento en los sueldos muy por encima de la inflación se pueden ocasionar mayores alzas de precios.

Desde LR consultamos a diferentes analistas para conocer los efectos del incremento salarial en concertación entre las centrales obreras, el sector empresarial y el Gobierno. La inflación y el comportamiento del empleo son las principales variables que dependen de la decisión.

El director de Estudios Económicos del Grupo Bolívar, Andrés Langebaek, recuerda que en los dos últimos años el salario mínimo ya se ha incrementado en forma significativa.

Destacó el aumento al cierre de 2021, cuando el salario se incrementó 10% para 2022, y la inflación de 2021 fue 5,6%. “Ahí tuvimos un récord en lo que llamamos ‘sorpresa inflacionaria’ que es la diferencia entre el aumento del salario mínimo, descontando los incrementos en productividad y en inflación. Ese año fue particularmente alta: 3,2%, cuando lo normal es entre 0,9% y 1,5%”, dijo.

Para el experto, “el salario mínimo tiene una doble característica: por un lado es una fuente de ingreso, pero, por otro lado, también es un costo en el proceso de producción, especialmente sensible en algunas industrias como el comercio, la construcción o algunas actividades de servicios”.

Como efectos en el corto plazo señaló el incremento en los costos de servicios que se traducen en presión inflacionaria en los primeros meses del año. Además, advirtió efectos en el mediano y largo plazo, escenario donde el empleo también se podría ver afectado.

“Hay que tener presente que estamos en una era digital y hay una tendencia a reemplazar el trabajo por máquinas o por procedimientos digitales. Un elevado incremento del salario mínimo tiende a favorecer la sustitución de trabajo por capital”, advirtió.

En el mismo sentido, José Ignacio López, director de en Corficolombiana, señaló que un aumento en términos reales del salario mínimo encarece el costo del trabajo formal.

Agregó que en febrero es cuando más se notan los efectos de inflación en renglones como salud, educación y comidas fuera del hogar, a los que se suma especialmente el precio de la vivienda de interés social, ligado también al salario mínimo.

Carolina Monzón, gerente de Investigaciones Económicas de Itaú , recalcó que “un incremento muy alto del salario mínimo podría damnificar el desempeño en el empleo, que hasta ahora muestra niveles favorables, con una tasa de desempleo de un solo dígito, pero que ya muestra señales de deterioro y que de manera rezagada podría presentar incrementos adicionales”.