La última entrevista del exgerente del Banco de la República Miguel Urrutia Montoya
lunes, 29 de julio de 2024
Luego de casi un mes de fallecimiento de Urrutia, se conoce una entrevista que hizo, entre otros, con el exdirector del DNP, Jorge González
Jorge Iván González
El viernes de la próxima semana se cumple un mes del fallecimiento del reputado economista Miguel Urrutia Montoya, quien fue el que lideró la transición del Banco de la República.
Su amplia trayectoria le valió para ser reconocido entre los economistas del mercado financiero. Fue secretario general del Ministerio de Hacienda en el Gobierno de Carlos Lleras Restrepo y asesor de la Junta Monetaria, desde allí, lideró la transición del proceso de independencia del Emisor.
El economista Miguel Urrutia Montoya realizó lo que fue su última entrevista el pasado 17 de enero 2024, cuatro meses antes de su muerte.
El Departamento Nacional de Planeación, DNP, cumplió 65 años en 2023 y en medio de ese contexto se entrevistaron a varios ex-directores de la entidad, entre ellos, a Miguel Urrutia, quien estuvo al frente del DNP entre 1974-1977, cuando el presidente era Alfonso López.
El plan de desarrollo fue ‘Para Cerrar la Brecha’. Como la entrevista giró en torno al amplio tema de la planeación, se tuvo la oportunidad de reflexionar sobre aspectos fundamentales del desarrollo nacional.
La amplitud de la temática permitió que la entrevista se fuera inclinando hacia las preferencias de Miguel Urrutia Montoya.
En la conversación participaron el filósofo, doctor en Economía y Sociología Hernando Gómez; el economista Hernán Jaramillo; el profesor de la Universidad EAN y asesor del DNP, Rodolfo Cano; y Jorge Iván González, que fue director de Planeación Nacional antes del actual jefe de esa entidad.
Miguel Urrutia Montoya se refirió a la labor del DNP y la gestión del gobierno de Gustavo Petro y a la falta de conexión entre la técnica económica y la esfera política. En ese sentido, dijo que no se pueden perder los grados de libertad porque fácilmente se cae en el clientelismo.
Usted se ha movido en muchos temas. Los más relevantes son historia económica, política económica, distribución, política monetaria, desarrollo cultural, ¿cómo ve el papel de Fedesarrollo y el DNP en la formación académica de la tecnocracia colombiana?
Las dos entidades han jugado un papel importante en la formación de quienes han pasado por allí. He sido afortunado, porque mi paso por allí fue un aprendizaje mutuo e interdisciplinario. De Hernando Gómez, por ejemplo, aprendí a entender la política colombiana. Su libro sobre Alfonso López es extraordinario [GOMEZ Hernando., 1977. Alfonso López Michelsen. Un Examen Crítico de Su Pensamiento y Su Obra de Gobierno, Fedesarrollo, Bogotá.].
¿Qué opina de la modernización que ha experimentado el país en el manejo de las políticas económica y social?
He tenido suerte. Desde que comencé a trabajar en Colombia, pensaba que podía contribuir en algo que pudiera cambiar. Me ha tocado participar en actividades muy diversas, con gente joven movida por la convicción de que se puede investigar con instrumentos técnicos.
Estos ejercicios nos han permitido contribuir con el desarrollo del país. Parte del oficio es tratar de que a uno le paren bolas. No nos prestaban suficiente atención, especialmente en el campo de la política económica.
Lo ideal es hablar no solamente de las cosas técnicas sino desde los problemas políticos del país. Es importante, además, tener la capacidad de concluir, utilizando las técnicas y el análisis económico. Los asuntos técnicos siempre tienen relación con la política.
Durante 65 años, el DNP ha conservado la racionalidad técnica. De allí ha salido mucha gente preparada, que ha evitado que en Colombia se presente el populismo económico. Ha habido un manejo técnico cuidadoso. Usted, Miguel, nunca ha estado en la izquierda, ni en la derecha, sino en el centro. Y desde allí ha planteado cambios sustantivos en la distribución del ingreso y en la modernización del sector agrario. La preocupación por el tema distributivo se refleja muy bien en el plan de desarrollo Para Cerrar la Brecha. ¿Por qué no se ha logrado este objetivo?
Por la falta de conexión con la política. Los logros dependen mucho de la forma como se haga la relación con el mundo político. Esta conexión no siempre ha sido buena.
Si la aproximación a la política es excesiva, se pierde perspectiva. En la relación con la esfera política no se pueden perder los “grados de libertad” porque fácilmente se cae en el clientelismo.
Me he diferenciado de algunos colegas quienes consideran que el problema de Colombia es que no se ha presentado algo así como una revolución. Ha habido épocas en que he querido tener una posición más radical, pero desde que comencé a trabajar en Colombia pensaba que se podía contribuir en algo si los argumentos se sustentan en la técnica económica. De hecho, esta una de las conclusiones de Albert Hirschman.
En economía, la técnica ha permitido una mayor estabilidad, pero tiene un costo. El Banco de la República y el DNP cumplen una función técnica.
Insisto, hay un peligro muy grande si hay una relación demasiado cercana con la política. Algún economista amigo me decía que un poco de clientelismo podría llevar a mejores resultados. Pero para mí, el modelo activista-clientelista-partidista no necesariamente es conveniente.
Colombia se ha destacado por una especie de reformismo gradual. ¿Qué tanto hemos avanzado en modernización en los últimos 50 años, después de ‘Para Cerrar la Brecha’?
No se ha cerrado mucho la brecha. Un milagro de Colombia es que muchos presidentes aceptan la teoría económica.
En la época que tuve relación con la política económica constaté que los presidentes no han sido populistas. Habría que preguntarse si el liberalismo ha sido populista. Sería grave que la respuesta fuera afirmativa. El populismo es un peligro.
¿En qué hemos avanzado?
Aunque hemos avanzado en el campo social se puede ir más lejos. Y en ingeniería el sector eléctrico se ha modernizado. En educación también ha habido logros significativos. En la parte técnica hay logros significativos.
¿En el sector agropecuario?
Hubo una época de mucho avance, pero no se ha mantenido. A pesar de todas las dificultades, se ha ido mejorando. Hoy día hay más consciencia sobre la necesidad de modificar el sector agropecuario. El pequeño productor no se puede abandonar.
Actualmente tenemos una mejor concepción de las tecnologías más apropiadas. En el tratamiento de semillas se ha avanzando. La modernización no se logra siguiendo el modelo de la Unión Soviética, que centra la atención en las máquinas y le resta importancia al campesinado.
Cuando llegué de mis estudios, observé que en el país todavía se decía que la transformación agrícola debería seguir los patrones soviéticos.
En Japón y en otros países se le dio importancia a las semillas. Allí está el cambio importante. Se deben aprovechar las ventajas de la pequeña producción campesina. Lo más importante no es la maquinaria.
Hoy sabemos que el progreso agrícola depende más del campesino que del ingeniero. Por esta razón fue exitoso el Desarrollo Rural Integrado (DRI).
Esta visión que privilegia al campesino también fue impulsada por Albert Berry. Tuvimos la suerte de traer a la AID que tenía recursos, además de apoyar el modelo campesino. Este enfoque también era defendido por el Banco Mundial y su presidente Robert McNamara. Junto con la asesoría técnica ofrecía dinero. Los cambios son más fáciles si hay plata.
¿Y qué opina del papel que cumple la tributación?
Con los impuestos ha ido aumentando la participación del Estado. La reforma tributaria de 1974 se aprobó con relativa facilidad. No se han logrado suficientes cambios porque en el sector agropecuario no se piensa en el campesinado.
Voy a ser chismoso. Los ministros de agricultura tienen fincas grandes, y no creen en las posibilidades de las pequeñas unidades productivas. En la política agropecuaria fue muy útil la asesoría internacional, y el modelo se mejoró.
En cambio, la influencia de la izquierda fue desafortunada en materia agrícola. En la época de Alfonso López hay dos momentos. El primero de escasez de divisas. Y el segundo corresponde a la bonanza. Para responder a la escasez de divisas, se propuso un modelo de reforma agraria que no estaba basado en los dueños de la tierra. Para reducir la importación de alimentos se estimuló la productividad agropecuaria.
Petro marca un cambio, que es notorio en materia ambiental y de drogas. ¿Cómo ve este gobierno?
No soy crítico del actual gobierno. Entre otras razones, porque al principio planteaba las cosas de manera adecuada. En teoría está muy bien, pero se equivoca siempre que trata de concretar.
Ese es el inmenso peligro del clientelismo. No logra llevar a cabo las reformas. A nivel internacional los economistas serios no son clientelistas.
¿Cómo hacer reformas serias en América Latina si hay una tendencia fuerte al clientelismo y populismo? ¿Cómo se han logrado hacer cosas como un reformismo responsable?
Si volvemos a la teoría de Hirschman, es necesario recurrir a los procedimientos técnicos. Colombia ha tenido unos presidentes muy buenos y se han logrado hacer cambios. Tenemos una clase dirigente muy inteligente que, en general, sabe hacer su labor.
En diversas áreas se han logrado cambios significativos. El manejo del sector eléctrico ha sido muy positivo. También se observan logros importantes en los sectores de alimentos y medicamentos. Los avances en salud se pueden perder porque la primera ministra de este gobierno siempre estuvo equivocada.
¿Qué consejo para el DNP en el futuro?
Escribí con Carlos Caballero sobre planeación y ahí sostenemos que el Departamento Nacional de Planeación debe mirar hacia el futuro.
Debe señalar los problemas fundamentales, y buscar que se solucione de manera técnica. He tratado de proponer alternativas técnicas a los problemas complejos.
Cuando estudié el transporte público contratamos a unos ingleses para estudiar los proyectos de metro. De manera sistemática se analizaron las potencialidades de los buses frente al metro.
Colaboración especial*