Las reflexiones del Prelado del Opus Dei sobre la importancia del trabajo para el país
domingo, 9 de mayo de 2021
Fernando Ocáriz, Prelado del Opus Dei, deliberó con respeto a la actividad humana de trabajar, y el impacto de la pandemia en el campo laboral
Pablo Morales Mosquera
Luego de la conmemoración del día del trabajo, el pasado 01 de mayo, Fernando Ocáriz, Prelado del Opus Dei, reflexionó sobre la importancia del trabajo para superar la crisis sanitaria provocada por la pandemia del covid-19.
El Prelado deliberó con respeto a la actividad humana de trabajar, y la relacionó con la inteligencia, voluntad, afectos y aspiraciones de cada persona. Pero, además, ató cabos de cómo la pandemia impactó en la generación de empleo y en la calidad del mismo. Hizo énfasis en los trabajos perdidos y el aumento de la precariedad laboral durante el periodo de crisis.
"El tiempo transcurrido desde el inicio de la pandemia nos confirma también que la crisis es transversal, que afecta a toda la humanidad, y que el trabajo debería estar en el núcleo de un futuro mejor. Conservar y crear puestos de trabajo, con la creatividad de quien busca el bien de los demás, es quizá hoy en día uno de los imperativos de la caridad"; señaló Ocáriz.
Así mismo, habló sobre la transformación impulsada por el covid-19 en la manera como se ejerce la actividad dentro del campo laboral; de cómo se ha desplazado el trabajo presencial a las pantallas en el propio domicilio, con aspectos positivos y negativos.
"En el teletrabajo constatamos la gloria de la técnica y su límite. Si por un lado se ha avanzado en eficacia y se han resuelto obstáculos que parecían insalvables, al mismo tiempo comprobamos que la persona humana necesita de relaciones reales, no virtuales, para compartir lo que cada una alberga en su corazón"; agregó.
Finalmente, concluyó que, en cualquier caso, la dignidad del trabajo está fundada en el amor, y citó a San José maría Escrivá: “El gran privilegio del hombre es poder amar, trascendiendo así lo efímero y lo transitorio. Puede amar a las otras criaturas, decir un tú y un yo llenos de sentido. Y puede amar a Dios, que nos abre las puertas del cielo, que nos constituye miembros de su familia, que nos autoriza a hablarle también de tú a Tú, cara a cara. Por eso el hombre no debe limitarse a hacer cosas, a construir objetos. El trabajo nace del amor, manifiesta el amor, se ordena al amor" (San José maría Escrivá, 19-III-1963).