Hacienda

Esto es lo que piensa de Colombia James Robinson, uno de los ganadores del Nobel

Camacol

La fragilidad de las instituciones y las prácticas clientelistas son puntos mencionados por el profesor

Juan Camilo Quiceno

Hace siete años, James Robinson tuvo una conversación con LR y se refirió a los grandes problemas que enfrenta Colombia. Desde su óptica, el país adolece de una sociedad que no considera inadecuadas las prácticas clientelistas. Además, señaló que las discusiones públicas siguen enfrascadas en la propiedad de la tierra y hay una cultura de aversión a los impuestos.

El análisis de Robinson toma relevancia ahora que, junto Daron Acemoglu y Simon Johnson, fue declarado ganador del Nobel de Economía; un galardón que recibieron por su trabajo sobre la formación de las instituciones. Este último planteamiento es la columna vertebral para entender el lastre social de una Nación cuando las entidades son débiles y no cumplen con su misión.

Específicamente sobre Colombia, le había comentado este diario que "la corrupción es parte de un contexto social y político más grande. No creo que sea algo como una enfermedad que exista por sí sola (...) La corrupción es parte de un problema más grande de responsabilidad por parte las instituciones políticas".

En un pasaje de la conversación, ofreció su punto de vista cuando se le consultó por el escándalo de Odebrecht, un entramado de sobornos a alta escala gubernamental para que la compañía de origen brasileño se convirtiera en adjudicataria de grandes contratos de infraestructura, que salpicó a varios países de la región Latinoamericana y evidenciando que la corrupción es un mal de largo alcance.

"En el primer capítulo del libro ‘Por qué fracasan los países’ contamos cómo históricamente América Latina y Norteamérica divergen en sus instituciones. Creo que en toda América Latina se ven los mismos estados débiles y clientelistas sin las reglas apropiadas", comentó.

Para Robinson, al final de cuentas, "el verdadero problema en Colombia es que las personas no creen que sea malo ser clientelista, no creen que sea malo evadir impuestos. Entonces, si creen que no es malo evadir impuestos, solo decirle a la gente que no sea clientelista no va a ayudar".

Todo ello conlleva a una cultura que además padece el impago voluntario de impuestos: "Hay una terrible evasión fiscal. El sistema fiscal es un problema (...) Creo que no hay una voluntad política para hacer algo, no hay voluntad política para recolectar impuestos".

Pero, en ese mismo contexto, hizo notar el mal ejemplo de los dirigentes: "Cada vez que vengo a Colombia se está hablando de una reforma tributaria. No sé qué haya en estas reformas, pero miren los activos de los ministros. Son ridículamente bajos. Esos no son sus activos reales. ¿Cómo pueden tener a alguien hablando de una reforma fiscal cuando simultáneamente mienten sobre sus activos al público? Eso no es serio".

Una vieja discusión

El profesor Robinson también habló sobre la reforma agraria en el país y, básicamente, señaló que es una conversación en la que se han gastado años y ha sido estéril.

"Los colombianos han intentado hacer una reforma agraria, dependiendo de cómo se mire, desde 1960 o quizás 1920 o, incluso, antes de eso. Y nunca han tenido éxito. Probablemente la tierra esté más desigualmente distribuida ahora que en 1961. ¿Por qué lo van a hacer ahora cuando fracasaron antes cada vez que lo intentaron?", mencionó.

Y agregó: "Mi punto es que en una sociedad como la colombiana, con instituciones débiles, hay un conflicto por todo. El problema es que en Colombia no hay instituciones que resuelvan conflictos, ya sea por tierras o cualquier otra cosa (...) Los colombianos no pueden solucionar el problema de la distribución de tierras, eso es obvio, pero hay otros países que tampoco lo hicieron. Inglaterra no lo hizo. Pero ellos siguieron adelante. ¿Entonces por qué Colombia no puede seguir adelante y parar de pelear alrededor de esto?".

Las palabras de Robinson son una radiografía de las conductas malsanas y transversales entre dirigentes públicos, representantes del sector privado y sociedad civil. Al preguntarle si Hay incentivos para tener un estado moderno, contestó: "No creo que la gente poderosa en Colombia tenga algún interés en cambiar el sistema. Ellos saben cómo manipular y beneficiarse del sistema.¿Qué incentivo van a tener para cambiar? El cambio viene de afuera. No veo ningún proyecto para modernizar el Estado colombiano".

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