Los tres retos que debe superar la industria avícola para llegar a Japón
jueves, 5 de marzo de 2015
Paula Delgado
Con respecto al primer punto, los avicultores coinciden en que uno de los primeros pasos es resolver el acceso arancelario en el marco de la negociación del TLC, ya que actualmente el sobrecosto a las importaciones está entre 11% y 12%, cifra superior al margen de ganancia que deja la actividad. Es por esto que le han pedido al Gobierno que medie para que se elimine dicho cobro.
“Colombia exporta muy pocos productos a Japón: más de 70% de la balanza se lo lleva el café, también hay algo de flores y carbón; con los productos avícolas podemos contribuir a la diversificación de esa canasta”, resaltó Andrés Valencia, presidente de la Federación Nacional de Avicultores de Colombia (Fenavi).
El segundo punto tiene que ver con que por lo menos una planta reciba el aval y quede autorizada para venderle a Japón. Tales condiciones quedaron consignadas un documento del Invima (entidad encargada de la certificación) al cual el Gobierno japonés ya le dio el visto bueno, solo queda que voluntariamente algún industrial se acoja a la normativa.
“La autorización del ingreso es el resultado de varios años de trabajo serio y coordinado entre el Invima, ProColombia, la Cancillería y la Embajada de Colombia en Japón de la mano del gremio”, aseguró el gerente del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), Luis Humberto Martínez.
Para suplir el conocimiento del mercado, precisamente esta semana 10 empresarios del sector se encuentran en una misión comercial en dicho país para conocer el mercado y formalizar los primeros contactos.
“Determinar si el pollo se vende fresco o congelado, si se encuentra entero o en partes, si tienen demanda productos precocidos, entre otros es fundamental, pues solo conociendo bien los segmentos es posible saber si podemos llegar a ser competitivos y en qué áreas”, indicó Valencia.
De hecho, las visitas de estos últimos días están enfocadas a conocer grandes superficies para identificar tipos de distribución y canales de comercialización, áreas donde también se exigen unos requisitos en empaques, etiquetados, residuos químicos, entre otros, que se suman a los certificados sanitarios.
También es clave para los industriales identificar los precios a los que se ofrecen los productos avícolas y qué participación tiene cada actor en la cadena, de eso depende la distribución de los márgenes. Según Valencia el cálculo de precio por kilo es determinante para saber si se puede o no ser competitivo.
Según cifras de la Corporación de industrias de agricultura, ganadería y pesca (Agriculture & Livestock Industries Corporation) a 2013 el mercado estimado de producción de pollo en Japón fue de 1,71 millones de toneladas.
El consumo per cápita de este alimento en el país asiático creció 5% en 2012 ubicándose en 12 kilos, lo que la convierte en la principal proteína de su gastronomía, una preferencia que se atribuye a su bajo contenido de grasa y fácil digestión, de acuerdo con un estudio de ProColombia.
En adelante serán los productores quienes tendrán que evaluar si están dispuestos a hacer esas inversiones en sus plantas y en qué momento las emprenderán, pues son requisitos para hacer negocios con Japón. “El Gobierno ya hizo la tarea de abrir esa puerta, ahora es decisión de los avicultores”, resumió el líder gremial.
Esta respuesta se conocería en dos semanas cuando la Junta Directiva de Fenavi se reúna a discutir el resultado de la experiencia. Por ahora solo han llegado observaciones positivas y el ambiente indica que hay un interés y un potencial.
Al final, como dijo el presidente mismo, llegar al mercado asiático implica tantos procesos (tanto del Gobierno como de los empresarios) que no se puede hablar de una fecha estimada. “Hay que tener paciencia y de eso sí que saben los japoneses”, concluyó Valencia.
El país importa un cuarto de lo que consume
La industria avícola japonesa tiene un tamaño muy similar a la colombiana, por lo que se queda corta para atender a 127,6 millones de personas demandan sus productos. Es así que cada año compra entre 400.000 y 600.000 toneladas principalmente de Brasil, Estados Unidos, Chile y China. La particularidad del mercado es que los importadores nunca son pequeños empresarios sino grandes comercializadoras entre las que destacan nombres como Mitsubishi y Mitsui que son reconocidas en los sectores industriales aunque también están en el negocio de los alimentos.
La opinión
Andrés Valencia
Presidente de Fenavi
“Debe haber plantas que estén muy cerca y otras no tan lejos de cumplir con los requisitos para exportar, pero primero necesitan decidir si quieren invertir en algunos ajustes”.