Economía

Migración es una de las causas del bajo crecimiento poblacional de Risaralda

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Teresita Celis

El reflejo de esa situación está en la población. El estudio Medición de Cuentas Económicas del Departamento de Risaralda y los Municipios de Santuario, Balboa y La Celia, realizado por la Cámara de Comercio de Pereira y contratado por la Gobernación de Risaralda, señala que si bien no está en terreno negativo, la población en este departamento cafetero viene decreciendo.

La tasa de crecimiento poblacional es de 0,56% en promedio anual, mientras para el país está en 1.2%. En la zona rural el crecimiento poblacional es negativo.

Según el coordinador de Investigaciones Económicas de la Cámara de Comercio, Luis Alfonso Sandoval, la situación está explicada por factores como la migración, seguramente por falta de oportunidades y problemáticas asociadas al campo. Pero también ha influido la mayor población adulta-mayor lo que incide en la tasa de natalidad; bajo relevo generacional en el sector agropecuario; mayores costos de transacciones de los bienes e importación de talento humano para actividades agrarias y pecuarias.

“Desde el punto de vista económico, los menores crecimientos llevan a la gente a migrar. Eso se ve reflejado en el tema de las remesas porque un buen porcentaje de la población se fue a buscar oportunidades laborales. Se ha ido más gente de la que ha llegado y de los que han nacido”, indicó.

Sandoval agregó que en un estudio de la Federación Nacional de Cafeteros de 1997 ya se advertía del bajo relevo generacional en actividades agrícolas y se lanzaban alertas sobre esta situación. “Se sabía lo que iba a pasar y no se tomaron medidas y acciones”, dijo.

De la población total del país, Risaralda representa 2%. En esta parte del territorio nacional habitan 951.953 personas (datos Dane 2015). En la zona urbana está 78% de los risaraldenses y en la rural 22%.

“Si bien existe una brecha urbano-rural, aún se tiene una población importante en la zona rural que debe ser aprovechada para la producción de bienes y servicios agropecuarios, para la sostenibilidad y protección ambiental, como fuente de riqueza y conservación”, sostiene el estudio.

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