Economía

Optimismo moderado pero vulnerable

La ubicación de la tasa representativa del mercado alrededor de $3.000 por dólar, e incluso por debajo, y el precio del petróleo en la franja de US$40 a US$50 el barril, al igual que la disminución del déficit de cuenta corriente desde 7,7 % a 5,6 % del PIB, resulta ser positivo para la corrección de los desajustes de los últimos dos años.

Así las cosas, se anticipa que en el segundo semestre de 2016 la inflación del año corrido se moverá desde 8,2% (en mayo) hacia 6,1% (previsión de los analistas a diciembre de este año); algo más cerca del nivel de largo plazo de 3%. La tasa de interés de intervención que está en 7,5%, se espera que se mueva hacia 7,25% en el último mes del año, lo que facilitaría la consecución de un crecimiento en 2016 cercano a 2,5%.

Estas previsiones, de un optimismo moderado, pueden ser vulnerables a diversos factores  internos y externos. Respecto del fenómeno de El Niño y de sus consecuencias nefastas sobre el sector agropecuario y la inflación, se prevé el surgimiento en los próximos meses de La Niña, que de ser extrema, como en experiencias pasadas, podría no solo retrasar la lenta recuperación del agro sino incluso atizar nuevamente la inflación.

Sobre la devaluación del peso, son claras las conexiones entre el comportamiento del precio del petróleo y las variaciones de la tasa de cambio. Acerca del petróleo, la Agencia Internacional de la Energía habla recientemente de una relativa corrección del exceso de oferta que disparó el precio a la baja, por ajustes en producción fuera de los países de la Opep y aumentos de la demanda en naciones que no pertenecen a la Ocde 

Esa dinámica puede verse frenada, pues algunos países como Nigeria y Libia tienen producciones represadas por salir al mercado y las fuentes de expansión de la demanda no ofrecen garantía de sostenibilidad, aparte de que no hay certeza de las decisiones en los países de la Opep. Estas últimas serán más determinantes frente a la caída en la inversión petrolera en Estados Unidos, Canadá, Rusia y América Latina.

Otras incertidumbres provienen de la forma como se resuelva el proceso político en los Estados Unidos, lo que puede incluso desestabilizar la economía global, y las amenazas económicas y políticas que se ciernen sobre la integración Europea, debido a la salida del Reino Unido y a la expectativa de cambios drásticos en la orientación política de algunos países frente a las amenazas del terrorismo y la misma situación de sus economías.

La fase final del proceso de paz suministra señales de optimismo, pero que no serán suficientes todavía para desencadenar nuevas dinámicas de inversión y transformación productiva; habrá que esperar los resultados de lo acordado el pasado jueves en La Habana, como son es el plebiscito, el cese del fuego, la evolución sobre el desarme efectivo y lo que ocurra con los otros grupos irregulares como el ELN y las Bacrim.

De alguna manera, lo anterior es consistente con un cambio aún incipiente en los índices de confianza.

Édgar Bejarano
Decano de Economía Universidad Nacional